El uso de suplementos de L-arginina no beneficia a los pacientes de ataque cardíaco, según estudio

Actualizado: miércoles, 4 enero 2006 16:45


MADRID, 4 Ene. (EUROPA PRESS) -

El uso de suplementos del aminoácido L-arginina después de un ataque al corazón no mejora ciertas funciones y medidas cardíacas y podría estar asociado con un mayor riesgo de mortalidad, según un estudio de las Instituciones Médicas Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos) que se publica en 'Journal of the American Medical Association' (JAMA).

Los expertos explican que la L-arginina es un suplemento dietético muy utilizado y publicitado como beneficioso para los pacientes con hipertensión, angina, fallo cardiaco y disfunción sexual. Estudios anteriores sugieren que la L-arginina tiene la capacidad de reducir la rigidez de los vasos sanguíneos o rigidez vascular.

Los científicos dirigieron un ensayo clínico para evaluar si la administración de L-arginina a pacientes después de un primer infarto de miocardio durante un periodo de seis meses podría disminuir la rigidez vascular y mejorar la cantidad de sangre que el ventrículo izquierdo del corazón bombea en cada contracción, medida conocida como fracción de eyección.

En el estudio participaron 153 pacientes de los que 77 tenían 60 años o más que entraron en el estudio entre febrero del año 2002 y junio del 2004. Los pacientes fueron asignados de forma aleatoria a recibir L-arginina, una dosis de 3 gramos tres veces al día, o placebo durante seis meses.

Los investigadores descubrieron que los 6 meses de L-arginina añadida a las medicaciones estándar posteriores al infarto no redujeron las medidas de rigidez vascular, las de fracción de eyección o mejoraron los resultados clínicos.

Por el contrario, señalan, los investigadores notaron un posible aumento del riesgo de muerte en los pacientes más mayores después del infarto mientras tomaban la L-arginina en comparación con aquellos que tomaban placebo, lo que llevó a finalizar el estudio antes de tiempo. Se produjo la muerte de seis pacientes, el 8,6 por ciento, en el grupo de la L-arginina durante los seis meses de duración del estudio frente a ningún fallecimiento del grupo placebo.

Según los científicos, estos resultados suponen amplias consecuencias de salud pública dada la cada vez mayor disponibilidad y uso de la L-arginina entre pacientes con y sin enfermedades cardiovasculares.

Según los investigadores, no debe proporcionarse terapia con L-arginina a pacientes después de un infarto de miocardio, ya que ni altera las medidas de rigidez vascular ni mejora la fracción de eyección. La terapia de L-arginina, prosiguen los autores, en los pacientes más mayores con aterosclerosis difusa podría empeorar los resultados clínicos.