Cultura.- Millás, Torrent y Vicent alertan del "bombardeo del cemento" y la homogeneidad que amenaza a las ciudades

Actualizado: lunes, 29 octubre 2007 22:31

Vicent distingue la Valencia "mediterránea, profunda y libre" de la "del asfalto" y Torrent la de su juventud frente a la que le "cabrea" VALENCIA, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los escritores Juan José Millás, Ferran Torrent y Manuel Vicent rememoraron hoy con nostalgia las ciudades que conocieron hace años, al tiempo que alertaron del "bombardeo del cemento" y la homogeneidad que las amenaza en la actualidad, y que conlleva la "pérdida de culturas milenarias" en favor de "disparates urbanos" y la sensación de "que cada vez que unos se mueve está en el mismo sitio".

Los tres autores se pronunciaron en este sentido durante un debate coloquio celebrado con motivo del X aniversario de la Fnac San Agustín de Valencia sobre 'Literatura y ciudad', que estuvo moderado por el periodista Adolf Beltrán, y en el que también se presentó el libro 'Cuentos y novelas de Valencia' que el establecimiento comercial regalará a sus socios y clientes este mes, y en el que todos ellos participan, junto a otros novelistas.

Millás, recientemente galardonado con el premio Planeta, distinguió entre la ciudad "mental y moral" que hay debajo de la "física", ambas unidas por un vínculo "inseparable y difícil de transmitir". En este sentido, apuntó que un escritor "siempre tiene la fantasía de crear un espacio propio y mítico", al tiempo que señaló que en su caso, "inmediatamente descubrió que era Madrid".

Así, comentó que una ciudad se vuelve literaria porque "tiene la suerte de que un genio decide escribir sobre ella y la ha convertido en algo mental". Recordó que en su niñez tuvo ciudades "fetiches" como Berlín, París o Praga, pero comentó que esto ha ido cambiando y que finalmente, descubrió que su ciudad es su calle, la calle Canillas, "donde está contenido todo como en un grano de arena una montaña".

Confesó que cuando era niño pensaba que "a lo máximo que se podía aspirar era a ser extranjero" y lo achacó a que en aquel entonces vivía en un país "tan casposo, tan triste y tan cutre que no hacía falta mucho para mitificar otros lugares". No obstante, comentó que en su infancia, cuando alguien iba de viaje y traía regalos "siempre sorprendían", pero ahora "cada vez es mayor el juego de espejos" que se produce en las ciudades y que provoca la sensación de "estar en el mismo lugar" vaya uno donde vaya.

Para Millás, "la mitad del mundo es una copia y de la otra mitad y ya resulta imposible distinguir la originalidad". Según dijo, el cambio del sector primario al terciario que ha experimentado todo el país ha causado la "perdida de culturas muy importantes" para "traer verdaderos disparates de urbanizaciones absurdas". De este modo, este país que "hace unos años iba con maletas de cartón a Alemania, ahora se ha convertido en la octava potencia mundial" y sufre el "síndrome de nuevo rico", dijo.

Por su parte, Manuel Vicent afirmó que "el momento en el que el escritor confunde la memoria con la imaginación es cuando surge la literatura" pues, en su opinión, "la literatura surge de aquello que al perderlo se imagina, no para embellecerlo sino que para que entre en la memoria la melancolía y la nostalgia".

Así, resaltó que su ciudad, Valencia, "es una prolongación de su alma y su memoria" y distinguió en ella "dos territorios", uno "mediterráneo profundo de pulsión natural, libre, moral e inocente sin culpa" y otro, la "ciudad del asfalto, que es otro mar más violento".

Vicent se refirió también al "perfecto viajero" para explicar que hay varios "momentos maravillosos" relativos a una ciudad: uno, "cuando uno decide que va a viajar a ella y pone el corazón en el camino"; otro, "al descubrirse y encontrarse en esa ciudad"; y por último, "cuando unos regresa y piensa que ha viajado".

Para el autor, "es la mirada la que fabrica" y las ciudades "están hechas de las miradas" de quien las mira. Además, destacó también "los ojos de la gente" de cada ciudad, pues no le gustan las piedras, sino los ciudadanos. Aseguró que la gente de cada ciudad es "distinta", y que en el caso de los valencianos, "aunque estén mal y trabajando son capaces de transmitir con el gesto que en una hora se lo van a pasar en grande".

Continuó centrado en Valencia para afirmar que "tiene una pantalla que rechaza a las personas que no están a su altura" y que, "aunque a mucha gente le puede causar algo de rechazo su fama de gritona, procaz y escatológica, detrás hay una ciudad absolutamente maravillosa".

"FASCISMO Y BRUTAL ESPECULACIÓN".

Sin embargo, lamentó que "en Valencia han coincidido el fascismo y la brutal especulación" que "bombardea el Mediterráneo de cemento" y llega como "el jinete del apocalipsis". De no haber sido así, apuntó, "podría ser más maravillosa todavía y sin perder la originalidad". Como ejemplo, puso la "acuchillada" que está recibiendo el barrio del Cabañal y agregó que "del virus de la especulación y del fascismo, no nos hemos curado todavía".

Por su parte, Ferran Torrent rememoró la Valencia "que no sólo rescató" en algunas de sus novelas y que "le rescata a él" en su ciudad de entonces, y a ella contrapuso la Valencia actual de su narrativa, que según dijo, "es de venganza, de castigo", y contra la que se revela porque le "cabrea" en lo que la ha convertido su clase política. En este sentido, agregó que "desde Eduardo Zaplana --ex presidente de la Generalitat y actual portavoz del PP en el Congreso-- y hasta ahora", el Consell ha dado a la ciudad "mucha literatura y mucho combustible literario".

Asimismo, explicó su visión "personal" de Valencia desde sus "manías y obsesiones" que está influida por su condición "dual" a caballo entre el campo y la ciudad, que vivió durante su infancia y su juventud, y que plasmó en sus novelas en un momento en el que le extrañó que "nadie hablaba de la ciudad" y era porque "todos provenían de comarcas". No obstante, precisó que al trasladarse la gente a la ciudad para vivir en ella, ésta ha cobrado protagonismo.