MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
El actor argentino Nahuel Pérez Biscayart es uno de los protagonistas de la cinta '120 pulsaciones por minuto', el relato de Robin Campillo sobre el activismo en los 90 contra la indiferencia hacia el sida que se estrena este viernes 19 de enero en los cines españoles y que fue galardonado en Cannes con el Gran Premio del Jurado.
"O lloras o luchas", ha señalado el actor este miércoles 17 de enero durante una entrevista concedida a Europa Press sobre los verdaderos protagonistas de esta historia: militantes de Act Up-París, un grupo de acción con representación en otras ciudades del mundo que trató de visibilizar aquella enfermedad mediante manifestaciones, encadenamientos y protestas.
Pérez Biscayart da vida a Sean, uno de los jóvenes víctimas de aquella epidemia. Según ha relatado, para preparar este papel adelgazó siete kilos en 15 días con una estricta dieta con la que no comía carbohidratos ni azúcar, sino tan solo proteínas y vegetales. A ello se sumó el "cansancio acumulado" del rodaje, que se realizó en orden cronológico.
Al actor le cuesta hablar de referentes a la hora de componer este personaje y alude al "instinto" y a la actuación como un "acto de locura, fe y libertad", si bien es cierto que el reparto tuvo acceso a mucho material documental de la época.
El director, Robin Campillo, formó parte de Act Up, por lo que todo el tiempo tuvieron "un pedazo de esa época" con ellos. "Fue como dejarse polinizar por eso y el trabajo siempre estuvo muy asociado a entender la sonoridad, el humor y el desparpajo de la época", ha dicho el actor, para quien la "desfachatez" da vida.
La película tiene cierto "alma de documental" que se debe, en palabras de Pérez Biscayart, a la manera "intima y sincera" de apropiarse del material al que tuvieron acceso, al tiempo que el casting refleja las mismas diferencias que había en el movimiento Act Up, en el que convivían personas de "cualquier clase social y nivel profesional" unidas solo por la enfermedad.
Aunque ha afirmado que nunca participaron en esta película con una función reivindicativa, ha señalado que este efecto es inevitable. "La película es otra acción más de Act Up, ya crecidos y con muchas necesidades básicas cubiertas. Todo lo que no querían ver, se lo vamos a mostrar en pantalla grande, a ver si pueden entender la naturaleza radical de las acciones", ha enfatizado.
VIH: "TEMA DE ACTUALIDAD"
Los verdaderos protagonistas de esta historia eran "un grupo de chicos con diferencias a quienes les había caído la maldición de una enfermedad" y que se vieron obligados a hacer algo porque si no se morían, algo que en su opinión queda lejos de una visión "idealizada" de "héroes políticos". "La vida se les acortaba", apunta.
Los laboratorios y el poder público estaban ausentes, por lo que Act Up también servía como lugar "didáctico" al que la gente acudía para aprender sobre su enfermedad. En este sentido, Pérez Biscayart cree que este movimiento enseña que "hay un discurso superador que siempre va a ser colectivo y nunca individual", porque "el aislamiento va a enquistar más los problemas".
Precisamente, el actor ha destacado que el "efecto conmovedor" de la película se debe a "la fuerza militante y activista de la película", que contrasta con las luchas de hoy en plataformas como Twitter, "píxeles que no llevan a ningún lado" a diferencia del "contacto humano" y de la comprensión del "dolor del otro", que en su opinión es lo único que puede hacer crecer.
En cuanto a la inacción política que criticó el movimiento Act Up, Pérez Biscayart ha señalado que se olvida que el VIH sigue siendo un "tema de actualidad" y aunque ya no es una cuestión de "vida o muerte", como lo fue entonces, "los "efectos secundarios" siguen siendo "graves" y, en cambio, la voluntad política es "casi nula".
