MADRID, 23 May. (EUROPA PRESS) -
La exposición '20 años de Ruta Quetzal BBVA', plantea un recorrido por las primeras veinte ediciones de este programa multidisciplinar quE llevado a 7.000 jóvenes a descubrir la cultura y la riqueza paisajística de Iberoamérica. La muestra, amenizada con diferentes medios interactivos y diversos recursos audiovisuales incluye una selección de los mejores trabajos realizados por los jóvenes expedicionarios.
Apoyado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, a través de la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, este proyecto fue creado por Miguel de la Quadra-Salcedo en 1979 por sugerencia del Rey de España, y en él se mezcla cultura y aventura como una experiencia formativa, en la que los participantes amplían sus conocimientos y desarrollan un espíritu de cooperación internacional con el fin de crear una nueva escala de valores. Así, a lo largo de 20 ediciones estos jóvenes han tenido la oportunidad de descubrir las dimensiones humanas, geográficas e históricas de otras culturas, mediterráneas y precolombinas.
El recorrido de la muestra comienza con una amplia introducción general a este ambicioso programa, y continúa con cuatro áreas temáticas del Programa Académico: Arqueología, Biología y Medioambiente, Historia y Antropología. La muestra trata también las materias sobre las que los jóvenes trabajaron en ruta, a través de sus programas académicos y recoge una selección de los mejores trabajos realizados por ellos.
La primera parte revela algunos de los elementos o actividades que mejor definen Ruta Quetzal BBVA: el reconocimiento a los impulsores, patrocinadores, colaboradores, organizadores y protagonistas que hacen posible un programa multidisciplinar tan ambicioso; el número de países que intervienen y las personalidades de relevancia internacional que se han interesado por la ruta.
ITINERARIOS Y PAÍSES
Asimismo, se exhibe un gran mapa cartográfico con 20 bolas del mundo, que describen los itinerarios y países visitados en cada una de las ediciones, y una selección de las mejores encuadernaciones realizadas artesanalmente por los participantes de la ruta, de los diarios de ruta y de juegos de mesa creados por los jóvenes expedicionarios, que constituyen un testimonio de gran valor documental.
Además se dedica un espacio para recrear físicamente la vida en el campamento en un bosque tropical; una introducción a la edición 2006: A las selvas de la Serpiente Emplumada. Las ciudades perdidas de los mayas, que recorrerá desde el 15 de junio hasta finales de julio México, Guatemala, Belice y España, que da paso a Espacio Quetzal, que nació con el objetivo de prolongar la experiencia vivida en la ruta y que ofrece a través de la página web una serie de servicios vinculados con la juventud: concursos, becas de estudio, organización de encuentros.
Otro largo panel, situado en el centro de la sala, incluye ordenados cronológica y alfabéticamente a todos los participantes de las veinte ediciones, junto a un montaje audiovisual en el que se superponen las caras de los expedicionarios (videowall).
GRANDES ÁREAS TEMÁTICAS
La segunda parte del recorrido gira en torno a las cuatro grandes áreas del programa académico: Historia, Arqueología, Antropología y Medio Ambiente, en la que se incluye una parte dedicada a Deporte y Aventura. En todas ellas hay un panel introductor con los principales destinos, fragmentos de crónicas de los expedicionarios, un vídeo con un resumen de las mejores imágenes de las diferentes ediciones y vitrinas donde se exponen trabajos ingeniosos o de gran plasticidad: cajas tipo semillero, pinturas, collages, maquetas, desplegables, marionetas, esculturas y cerámicas.
En la sala de Historia se observa cómo la ruta ha seguido la huella de personajes cruciales en la Comunidad Iberoamericana, con especial énfasis en las culturas precolombinas y otras más cercanas con motivo de la independencia de dichos países. Durante estos años se han recuperado con rigor algunos acontecimientos históricos relevantes, a los que habitualmente no se presta excesiva atención como los tres últimos viajes de Colón, o la translatio del Apóstol Santiago, por citar dos ejemplos.
La Arqueología, disciplina a la que se dedica la segunda sala, tiene un gran valor en Ruta Quetzal BBVA, ya que ha permitido conocer y entender a los pueblos "sin historia", cuya experiencia resulta decisiva para comprender mejor nuestro presente. Altamira, Itálica, Machu Picchu, Chichén Itzá o Monte Albán, nos ayudan a desvelar el paleolítico, la romanización o las culturas inca, maya o zapoteca.
El espacio dedicado a Antropología acerca a pueblos como los purepéchas, tarahumaras, incas, moches, aymaras y quechuas, que pueden resultar muy distantes en el espacio y en la concepción de la vida, pero al mismo tiempo están fusionados en un fructífero mestizaje, lo que ha permitido que los expedicionarios hayan compartido su experiencia con costumbres y modos de organización social de hace cuatro o cinco siglos.
El final de la zona temática se centra en el Medio Ambiente, que incluye un apartado dedicado aL Deporte y Aventura. Esa es una de las grandes preocupaciones de la ruta en sus viajes por tierras americanas y europeas, que ha servido no sólo para sensibilizar a los expedicionarios sino también a los gobiernos e instituciones sobre la relación del ser humano con la naturaleza. Esta preocupación se ha concretado a través del recorrido por los paisajes más vivos en las dos orillas del Atlántico, del Amazonas a los Andes, de las selvas a los volcanes o por las diferentes cumbres alpinas en América y España.
