El Museo Thyssen y la Fundación Caja Madrid ofrecen una extensa panorámica sobre las Vanguardias rusas

Actualizado: lunes, 13 febrero 2006 21:13


MADRID, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -

La exposición "Vanguardias rusas", organizada conjuntamente por el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid, ofrece desde mañana hasta el 14 de mayo un recorrido por la génesis y desarrollo del arte ruso de vanguardia durante el primer tercio del siglo XX.

En contra de lo que tradicionalmente se ha considerado como un único movimiento, la muestra, comisariada por Tomàs Llorens, pone de manifiesto la diversidad de tendencias, contenidos y estilos que se encuadran dentro del experimento cultural que supusieron las "Vanguardias rusas".

La exposición se centra principalmente en la pintura y la escultura, aunque también incluye dos secciones especiales, una de fotografía y otra de diseño, arte gráfico y artes aplicadas. El arco cronológico abarcado por la misma se sitúa entre 1907 y aproximadamente 1930, según explicó hoy Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen.

En su opinión, las primeras tres décadas del siglo XX sumieron a Rusia en un auténtico "caos" que posibilitó el "nacimiento de muchas estrellas danzarinas", dijo parafraseando a Nietzsche. Solana recordó que las Vanguardias rusas casi siempre se han "malinterpretado". "Se ha dicho que sus versiones del arte francés son toscas y brutales pero también pueden calificarse de enérgicas, con un poder de comunicación espectacular", aclaró.

RECORRIDO

El recorrido se inicia con la búsqueda de un nuevo arte nacional basado en las tradiciones populares rusas a comienzos de siglo. Un segundo apartado está dedicado a los primeros intentos por entroncar con el arte internacional europeo, principalmente con el Futurismo. Más adelante se analiza la trayectoria de artistas fuertemente personales como Chagall, Kandinsky o Filonov.

La exposición prosigue con la abstracción organicista de los años de postguerra. Finalmente, el capítulo más extenso está dedicado al afán de superar el arte tradicional y de convertirlo en un medio de construcción del hombre nuevo, recurriendo a medios tan diversos como la pintura, la escultura, la fotografía o el arte de propaganda.

Con más de 280 piezas entre pinturas, esculturas, fotografías, carteles, cubiertas de libros, tejidos, cerámicas y otros objetos de uso corriente, este amplio montaje expositivo ha sido posible gracias a la colaboración especial del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo y de otros museos rusos como la Galería Estatal Tretiakov y museos provinciales, el Centro Georges Pompidou de París y el IVAM de Valencia, que ha prestado parte de su colección de fotografía del siglo XX, concretamente 95 obras, tal y como indicó la directora de esta institución Consuelo Ciscar. Asimismo, se han reunido obras de diversas colecciones privadas de todo el mundo.

EPISODIO CENTRAL

Según explicó Tomàs Llorens, las Vanguardias rusas "constituyen uno de los episodios centrales de la historia del arte del siglo XX". El comisario de la exposición hizo hincapié en tres aspectos relevantes referentes a este movimiento.

En primer lugar se refirió al papel de la centralidad geográfica que ocupan las citadas vanguardias. "Se ha hablado generalmente del papel que ciudades como París o Nueva York han tenido en el cambio del arte moderno. Sin embargo, frente a esta concepción difusionista los enfoques que hablan de varios centros tienen mayor interés. El arte moderno, y concretamente las vanguardias, son el resultado de una interacción de varios centros y periferias", dijo.

Por otra parte, Llorens aludió al "cambio en la práctica artística" que implicaba para muchos artistas el cambio de la modernidad y con las que intentaban crear "nuevas modos de integrarse en la sociedad". Finalmente, el comisario señaló que los artistas de vanguardia se consideraban "esenciales para el cambio histórico, lo que conllevaba un mundo y un hombre nuevos".

"La exposición trata de expresar la brillantez, imaginación y también violencia con que esos ideales se planteaban no sólo en el contexto de la Revolución sino también en el de los movimientos filosóficos, creencias literarias e imaginación colectiva".

En ese sentido, esta muestra ofrece a la vez "el destino histórico trágico" de esta propuesta, "la más brillante que ha dado la Historia de la humanidad en la época moderna", afirmó al tiempo que reivindicó la necesidad de "investigar y reinterpretar aún mucho más sobre las vanguardias rusas".

DOS SEDES

El recorrido, que comienza en la sede del Museo Thyssen-Bornemisza y finaliza en la Fundación Caja Madrid, se divide en cinco secciones. Así, en el Museo Thyssen pueden contemplarse obras Jawlensky, Goncharova, Larionov, Mashkov o el primer Malévich.

Pirosmanachvili, el pintor naif georgiano, también está representada en ella. Asimismo, este espacio expositivo muestra obras tempranas de Tatlin, Baranov-Rossiné, Kruchenyk y Rozanova y experimentos individuales como los de Chagall (1912-1922), Kandinsky (1914-1922) y Filonov (1914-1930).

El modelo orgánico ofrece una presentación sumaria de la tradición de "orgánica" que desarrollaron en torno a Matiushin, Elena Guro y los hermanos Ender. Por su parte, la Fundación Caja Madrid acogerá la parte "más compleja" del montaje de esta exposición (según indicó Guillermo Solana). Fotografía, diseño gráfico, propaganda, e incluso tejidos estampados, cerámica, vajillas, bandejas o tinteros, intentan mostrar la dialéctica entre vanguardia artística y cambio político-social durante los primeros años tras la Revolución.

Un simposium internacional, un ciclo de conferencias y otro de cine se articulan en torno a esta muestra, la sexta que organizan conjuntamente el Museo Thyssen y la Fundación Caja Madrid, según recordó el presidente de esta institución, Rafael Spottorno, y cuyo acuerdo se prorrogará para los años 2007 y 2008.