Barry Eisler analiza la dificultad de asesinar a través de la vida de un sicario en su novela

Actualizado: sábado, 8 julio 2006 23:20


GIJÓN, 8 Jul. (EUROPA PRESS) -

El autor Barry Eisler, ex agente de la CIA, aseguró hoy que quitar la vida a alguien "no es tan fácil como la gente piensa". Así lo manifestó durante la presentación de su libro "Contrato para matar", en rueda de prensa en un hotel gijonés. Eisler definió al protagonista de su novela como un sicario con el que comparte "una visión cínica" y amor al whisky y al jazz.

Eisler, que está en la ciudad con motivo de la Semana Negra, destacó que al igual que a él, al protagonista, John Rain, le gusta "rascar la superficie para comprender las motivaciones verdaderas". "Pero yo soy más majo que él", bromeó.

El autor expresó su curiosidad por aquellas personas que rompen las normas y que son capaces de matar, como su personaje. Según el escritor, la mayoría de personas que hace cosas malas "creen que hace lo correcto". "Un villano que se mira al espejo no ve un villano, siempre ve al bueno", aseguró.

Asimismo, el escritor no sólo imprime parte de su personalidad --también es cinturón negro-- y gustos al protagonista, sino que traslada sus propias experiencias como ex agente de la CIA y también como abogado de Japón, donde ejerció tres años. De hecho, la trama se sitúa en Tokio (Japón). DE él se dice que es experto en "describir el alma de las ciudades"

En concreto, Eisler aportó a su novela su experiencia en el mundo del espionaje y los detalles de operaciones clandestinas. "Mis descripciones son realistas", indicó.

Con respecto a su trabajo en la Central de Inteligencia, rechazó que esta organización fuera "eficaz y eficiente", como se piensa. "Es una burocracia gubernamental torpe", apostilló. Después de haber trabajado allí tres años, Eisler rechaza que sea capaz de hacer una buena conspiración. "Lo que resulta una operación desde fuera son errores y chapuzas", afirmó.

"Mucha gente no cree que pueda ser una organización tan estúpida", señaló. De hecho, una de las máximas del autor es que "nunca atribuyas a la malicia lo que se pueda explicar adecuadamente por la estupidez". Por eso, en sus libros no hay "conspiraciones grandes" al estilo james Bond.

Al contrario, el autor manifestó que las secuencias de acción de su novela "no son como de una película de Hollywood, sino que "la violencia es real", así como sus consecuencias, que las sufre la víctima y el agresor. Algunas de ellas salen del "trasfondo de los periódicos", dijo. "Meto a los personajes de ficción en un universo de no ficción" --indicó-- "por eso el libro resulta tan divertido", añadió.

El escritor apuntó que durante mucho tiempo desde que dejó la CIA no se lo dijo a nadie. Fue a raíz de que su editor le instara a contar su trabajo para el Gobierno de los EEUU ?que él autor se inventó como excusa cuando le preguntaran-, cuando solicitó a la CIA cambiar su estatus y "salí a la superficie", lo que le autoriza a decir que fue empleado de la organización.

A pesar de sus críticas a la Central de Inteligencia, Eisler puntualizó que no le gustaría que desapareciera porque, a su parecer, "hace falta algún tipo de control". "La CIA hace cosas buenas y valiosas", aclaró.

Asimismo, el escritor reconoció que su anterior trabajo en la CIA sirve de "gancho" para vender novelas. Sin embargo, puntualizó que el dar a conocer su anterior profesión como espía "condiciona la manera de mirar sus libros".

El escritor también tuvo palabras para el certamen de la Semana Negra. Eisler admitió que su visita a la feria la noche pasada le había invitado a pensar en "cómo sería un hombre que persigue a otro para matarlo en un lugar tan atmosférico". Además, indicó que si su protagonista visitó Barcelona en su sexto libro, también podría hacerlo en Gijón en una próxima novela.

De su paso por Japón, el autor contó como la Yakuza, la mafia japonesa, tiene más influencia política en aquel país por motivos culturales que la que pudiera tener la mafia en EEUU o en otros países.

En este sentido, Eisler explicó que el sector de la Construcción es uno de los motores de la economía de Japón, y a su vez una forma de pagar a la Yakuza. "Se han construido puentes que van a ninguna parte y se han asfaltado casi todos los ríos", señaló el autor como ejemplo de construcciones innecesarias. "Hasta cierto punto existe en todos los países, pero en Japón es más exagerado", sentenció.

Por otro lado, Eisler reconoció tener en su casa una biblioteca "bastante rara". Entre los ejemplares, están guías para fugarse de la custodia vigilada, resistirse a los interrogatorios, métodos de matar con las manos, abrir cerraduras, o como ser un francotirador. "Mi mujer me obligaba a tenerlos escondidos en una caja, pero al hacerme escritor puedo dejarlos en la estantería porque puede decir que son para mis investigaciones", bromeó.