Álvaro Valera: "Cada vez es más complicado ganar un oro paralímpico"

Álvaro Valera durante los Juegos Paralímpicos de Londres 2012
Álvaro Valera durante los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 - CPE - Archivo
Publicado: domingo, 1 noviembre 2020 11:24

MADRID, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -

El 27 de octubre de 2000 está marcado en rojo en el tenis de mesa español. Ese día, en los Juegos Paralímpicos de Sydney, Álvaro Valera, un joven sevillano de apenas 18 años, ganaba el oro en la clase S8 (discapacidad física), el único que, dos décadas después, sigue luciendo en el palmarés de este deporte en unos Juegos.

El palista español firmó un gran torneo y demostró que el tenis de mesa a nivel paralímpico gozaba, y lo sigue haciendo, de un gran nivel. No en vano, ya había ganado antes metales y lo sigue haciendo, pero un nuevo título se resiste, sobre todo al andaluz, que lo ha rozado en otras dos ocasiones y que sueña todavía con repetirlo en Tokio.

"Un oro paralímpico es complicado y cada vez más. Es un orgullo haber sido capaz de hacer algo así y el que no haya nadie más da el grado de dificultad y deja claro que está al alcance de pocos, pero ojalá que pueda haber más, significaría que España está prosperando en el tenis de mesa y haciendo las cosas bien", comentó Valera en una entrevista a Europa Press con motivo del 20 aniversario de su logro en Sydney 2000.

El sevillano, que sufre una neuropatía distal que le ha hecho ir bajando de clase competitiva hasta la S6, tiene claro que para él sería "un sueño repetir" ese éxito y poder retirarse como doble campeón. "También me gustaría un oro en Tokio con Jordi (Morales) por equipos, que nos hemos quedado a las puertas con alguna plata y que tampoco se ha conseguido nunca", admitió.

Ese oro en la ciudad australiana es, "sin duda", el mayor logro y "el más especial" de su extenso palmarés. "Tenía esa juventud de la primera vez en unos Juegos y viví la experiencia con mucha euforia, con ilusión. Tenía esa frescura especial y a medida que pasa tiempo te das cuenta de lo difícil es y vas valorándolo más", confesó el deportista de 38 años.

"Que se hayan cumplido 20 años es un número bonito, es un recuerdo especial. Sí que pasa el tiempo parece mentira, y cuando mira uno hacia atrás ve que ha llovido, pero el regalo es poder seguir estando ahí arriba y tener la oportunidad de seguir acumulando medallas. El segundo oro se me ha escapado un par de veces y tengo esa cuenta pendiente", recordó Valera, plata en Londres 2012 y en Rio 2016.

El español llegó a Sidnei a punto de cumplir 18 años, de hecho los cumplió durante la cita, y después del "viaje más largo" que ha hecho y que "no acababa nunca". "Llegué molido tras 30 horas, pero la ilusión puede con todo y estaba en una nube, y además en una ciudad tan espectacular. Era como un niño en un parque de atracciones", apuntó.

Para entonces, y pese a su juventud, el andaluz llegaba a sus primeros Juegos como campeón del mundo y subcampeón de Europa, conquistas que le podían situar entre los favoritos, pero que eran "una presión relativa". "También podía pasar que por la juventud de ser mis primeros Juegos se me podían quedar grandes. Tenía opciones, pero dentro del guión también estaba que no consiguiera nada. Me quité esa presión y me centré en jugar lo mejor que sabía e ir partido a partido", afirmó.

Así, fue "partido a partido" y de "menos a más", logrando coger su "punto más alto" en las eliminatorias, donde no cedió ni un solo juego. Sólo "un taiwanés con coleta" (Lin Hsiu Hsien), pudo apretarle en la fase de grupos y arrebatarle un juego. "Tenía un juego muy raro y poco ortodoxo y me complicó la vida, pero a partir de ahí metí la directa y acabé 'sembrado'", subrayó.

Valera ganó por 2-0 todos sus cruces con una gran autoridad y cerró su gran torneo ganando el oro al francés Alain Pichon. "La verdad es que es un éxtasis cuando termina y no terminas de creértelo. Se te viene a la cabeza todo lo vivido, los momentos de trabajo, tanto esfuerzo que hay detrás y es como el mayor de los premios", expresó.

"También hay mucho agradecimiento y el saber que ha merecido la pena todos los año de lucha y sacrificios por un sueño que se acaba de producir", agregó el jugador, que alargó su alegría cuando subió al podio y escuchó el himno. "Es una sensación indescriptible, especial y que no se olvida nunca, es un recuerdo que te acompaña siempre", rememoró.

"TENEMOS QUE TENER RESILIENCIA A LO QUE VENGA"

Entonces, ya sabía que se había convertido en el primer oro en unos Juegos del tenis de mesa español. "Te da un extra, has conseguido por fin quitarse esa 'espinita' al país e incorporarle a una lista de privilegiados", remarcó.

"Lo diremos todos los deportistas, pero los Juegos son otro mundo y la reina y la referencia de las competiciones por su repercusión mediática y humana. Es el lugar donde realmente un deportista siente emociones tan poderosas y está disfrutando de la competición en su máximo nivel", explicó el palista.

Ahora, tras la pandemia y el parón de las competiciones, el español está "todavía a medio gas" y apenas ha tenido una concentración en Murcia para volver a tomar contacto. "Estoy entrenando para mantenerme un poco, pero no hay mucho más que hacer. Yo ya estoy clasificado para Tokio y eso es el aliciente. Espero que el año que viene se vaya aclarando las cosas y podamos apretar más", indicó.

Valera afrontó "con bastante resignación, como todos" el confinamiento, aunque sabe que el retraso de los Juegos a 2021 le supone "un perjuicio adicional" porque tendrá un año más de edad y porque un año más "implica más desgaste físico" para una persona como él que sufre una enfermedad degenerativa.

"Llegar a Tokio en condiciones será un poco más difícil, pero como buen deportista será un reto más y a pesar de las dificultades he podido comprobar que cuando se trabaja bien y saco lo mejor de mí y de mi juego hay opciones. Fue un palo, pero ya lo he procesado y está totalmente aceptado. Es una lección más de vida, tenemos que tener resiliencia a lo que venga, sobreponerse y seguir adelante con las cartas que tengamos encima de la mesa", advirtió.

Con todo, Álvaro Valera deja "el interrogante" de si repetir éxito 21 años después en Tokio sería un acicate o el final de su carrera paralímpica. "Hay que ver las sensaciones y el resultado. Cuando hagamos el balance tengo que ver qué me pide el cuerpo y si me queda fuelle para un último esfuerzo. Ahora, se ha acortado el periodo, son tres años hacia París y no es tanto, igual se podría estirar el chicle un poco, pero hay que verlo cuando llegue el momento", sentenció.