Gestas del deporte (III): El oro de Alice Coachman ninguneado por ser negra

Alice Coachman, recibiendo un homenaje en Tuskegee.
Alice Coachman, recibiendo un homenaje en Tuskegee. - @TuskegeeUniv
Actualizado: jueves, 19 marzo 2020 19:28

MADRID, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -

"Si hubiera fracasado en los Juegos, nadie habría seguido mis pasos". Con esa rotundidad se dirigió Alice Coachman a 'The New York Times' en 1996, después de ser elegida entre los 100 mejores deportistas olímpicos de la Historia. El mismo periódico había ninguneado su medalla de oro en el salto de altura durante los Juegos de Londres en 1948, principalmente por ser de raza negra.

Así que esa cita de Atlanta 1996, festejando el centenario del olimpismo en la Era Moderna, saldó en parte la deuda que había con la primera afroamericana que había ganado un oro. Coachman lo había hecho con 24 años y gracias a una marca de 1,68 m obtenida al primer intento, lo cual desempató a su favor y provocó que la británica Dorothy Tyler se conformase con la plata.

Pero llegar hasta ahí fue muy duro para Coachman, que lidió a la vez con el hecho de ser mujer y ser negra en el sur de Estados Unidos. Nacida el 9 de noviembre de 1923 en Albany (Georgia), era la quinta de diez hermanos en una familia humilde y su padre rechazaba que ella desarrollara aptitudes deportivas. Prefería que se convirtiera en saxofonista o bailarina, truncando así su visible dedicación al sófbol, al béisbol y al baloncesto.

El empeño de Alice con respecto al atletismo, ya que a menudo se escapaba y se unía a los chicos del vecindario para hacer ejercicio descalza por la calle, sí tuvo el respaldo de su profesora de quinto grado Cora Bailey y de su tía Carrie Spry. Y eso fue clave para que se incorporase con 16 años al equipo de relevos del Tuskegee Institute, pasando luego a copar la élite del nivel universitario amateur.

Durante su estancia en el Albany State College, ganó el campeonato nacional en salto de altura desde 1939 hasta 1948; y también de forma ininterrumpida, fue campeona nacional en 50 metros de 1943 a 1947. Igualmente logró el título en 100 metros lisos y en el relevo 4x100, erigiéndose en candidata a podio para los Juegos que en 1940 debían disputarse en Helsinki y especialmente para los que en 1944 debían ser en Londres.

UNA TARDE LLUVIOSA EN WEMBLEY

La II Guerra Mundial canceló ambas citas olímpicas y amargó a la saltadora de Albany. No obstante, compaginando trabajo con entrenamientos y estudios, hizo un mayor esfuerzo cuando en 1945 supo que la capital inglesa tendría otra oportunidad como sede. Tres años después, bajo una tarde lluviosa del sábado 7 de agosto, el abarrotado estadio de Wembley vio cómo Alice Coachman inscribía su nombre entre los pioneros afroamericanos.

En su ciudad natal, desgraciadamente, seguía vigente por ley la segregación racial y el alcalde incluso se negó a darle la mano por su color de piel. Pese a haber sido felicitada por el presidente Harry Truman en la Casa Blanca, en Albany tuvo que ver desde un asiento trasero la ceremonia que cerraba el desfile organizado en su honor.

El feo gesto de sus conciudadanos, obligándola a abandonar dicha ceremonia por una puerta lateral de la sala, aceleró su retirada del atletismo y evidenció que todavía quedaban muchas batallas sociales por librar. Y dicho y hecho, se dedicó a librarlas desde la fundación benéfica que puso en marcha décadas más tarde.