María José Rienda, de la pista de esquí a la cabeza del deporte español

María José Rienda
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Actualizado: miércoles, 6 marzo 2019 12:55

   MADRID, 6 Mar. (EUROPA PRESS) -

   El destino de María José Rienda (Granada, 1975) cambió por completo cuando, con un año, su padre aceptó un trabajo en la estación granadina de Sierra Nevada, y hasta allí se trasladó a vivir con sus progenitores y sus dos hermanos, Raquel y Daniel. Rodeados de nieve durante gran parte del año, el idilio era inevitable.

   En el colegio tuvo su primera toma de contacto con ella; las clases de educación física se desarrollaban entre el blanco elemento, y pronto la joven Rienda comenzó a exhibir sus dotes sobre los esquís. Poco a poco, fue cosechando éxitos a nivel local y estatal y, con 14 años, recibió la llamada del equipo nacional de esquí, al que también se incorporaron sus hermanos.

   Con el respaldo de la Federación fue alcanzando victorias en pequeñas pruebas de la Federación Internacional de Esquí (FIS) y en la Copa de Europa, y en 1994 inscribía su nombre por primera vez como participante en la prueba de la Copa del Mundo disputada en su casa, Sierra Nevada. Apenas habían pasado un par de años desde que Blanca Fernández Ochoa conquistara el bronce en el eslalon de los Juegos Olímpicos de Invierno de Albertville, una precursora de la que pronto se convertiría en sucesora.

   Su inclusión en el equipo español para los Juegos de Lillehammer (Noruega) en 1994 marcó el camino. Sería la primera de sus cinco citas olímpicas -Nagano 1998, Salt Lake City 2002, Turín 2006 y Vancouver 2010- y el despegue de una carrera que se hizo patente con el comienzo del nuevo siglo. Si ya en los Juegos de Salt Lake City 2002 rozó la medalla en el gigante, al posicionarse tercera tras la primera manga -fue finalmente sexta, diploma olímpico-, su nombre empezó a sonar con fuerza en la Copa del Mundo.

ARE 2005, LA CONSAGRACIÓN

   En las temporadas 2003-04 y 2004-05, con hasta cinco podios, el primero de ellos en Soelden 2003, la andaluza, 16 veces campeona de España, terminó tercera de la general en la especialidad de eslalon gigante, y la consagración llegaría en febrero de 2005 en la localidad sueca de Are, una de sus pistas fetiches, donde logró su primer triunfo en la Copa del Mundo. Cogió carrerilla y en las siguientes acumuló 11 podios y un total de seis victorias.

   A Are le siguieron Lenzerheide y Aspen, ambas en 2005, y Ofterschwang -en dos ocasiones- y Kvitfhell, en 2006. Para el curso 2005-06, la granadina había ascendido ya a la segunda posición final de eslalon gigante, solo superada por la sueca Anja Pärson, y decimotercera en el prestigioso Globo de Cristal. Ese mismo año, con su nombre sonando en toda la prensa deportiva, fue abanderada en los Juegos de Invierno de Turín, a los que se presentaba como la gran esperanza española.

   Sin embargo, la fortuna no le sonrió en aquella cita; una gran nevada obligó a modificar la pista que Rienda tenía estudiada al milímetro, y tras los cambios solo pudo ser decimotercera. Todavía no lo sabía, pero aquel año empezaba a cerrar su magnífica trayectoria deportiva.

   Y es que unos meses después, en noviembre y mientras se entrenaba en Loveland (Estados Unidos), sufrió su primera lesión grave, una rotura de ligamento lateral interno. Después de una larguísima recuperación, reapareció en la temporada 2008-09, pero de nuevo la suerte se cebó con ella; una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda en la segunda prueba la dejó fuera de combate.

   EL CAMBIO A LOS DESPACHOS

   Luchando contra los reveses, Rienda regresó a la competición, pero todo había cambiado. Ya no llegó a superar la segunda manga en ninguna de sus carreras siguientes y en 2011 se consumó su retirada. Con ella se llevaba, además de sus triunfos, la Medalla de Oro al Mérito Deportivo.

   Su idilio con la nieve, en cambio, no se había roto. La esquiadora española más laureada de la historia se centró entonces en formarse como gestora deportiva para su nueva vida. Su primera llamada la recibió en 2015 de la Junta de Andalucía, que le confió la Dirección General de Actividades y Promoción del Deporte, un puesto que ocupó hasta 2018.

   "Todos los deportistas son mi debilidad. Me veo reflejada en todos ellos", señaló en una entrevista a ABC nada más ser nombrada presidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD), con rango de Secretaria de Estado. Y es que Rienda no dudó en acudir a la llamada del nuevo Ejecutivo, presidido por Pedro Sánchez, para convertirse en la primera mujer al mando del CSD.

   Con ello, se convertía además en la primera olímpica, hombre o mujer, en asumir la cabeza del deporte español, desde donde prometió luchar por promover la igualdad de género y las oportunidades entre personas con o sin discapacidad y poner las bases para una nueva Ley del Deporte. Todo guiado por unos valores que adquirió, siendo niña, en la blanca Sierra Nevada.