MADRID, 20 dic. (EDIZIONES)
En un parque para perros de Kaiapoi, una ciudad de la región de Canterbury, en Nueva Zelanda, se encuentra una 'biblioteca de palos' creada para que todos los perros del barrio disfruten cogiendo prestado un palo y devolviéndolo a su lugar, tal y como haríamos los humanos con los libros de una biblioteca.
Andrew Taylor, artífice de esta iniciativa, se animó a fabricar la 'biblioteca de palos' mientras cortaba árboles por los alrededores de su casa.
En un intento de reciclar las ramas de madera que caían al suelo, a Taylor se le ocurrió que podía tratarlas y lijarlas lo suficiente para hacerlas más seguras y amontonarlas en una caja para que tanto su perra, Bella, como los otros perros del barrio pudieran jugar con ellas.
Así, una vez construida, colocó la pequeña 'biblioteca' a la entrada del parque junto con cartel grabado que anunciaba su propósito y una pequeña norma: "Por favor, devolver los palos a su sitio".
La iniciativa de Andrew conquistó no solo a sus vecinos, dueños de perros.
Tayla Reece, su hija, que trabaja como cuidadora de mascotas, compartió con orgullo el proyecto de su padre en redes sociales, donde recibió elogios de los internautas.