DESCONECTA, 31 Dic.
El dueño de Lilo volvía de un duro día de trabajo y al regresar se encontró con que su perro había estado comiéndose su recién estrenada cama y, en lugar de enfadarse, quiso tener una seria conversación con su compañero.
Lo normal en estos casos es enfadarse en consecuencia de los actos de destrozo que ha hecho nuestra mascota, pero C.J Huffman más que enfadado estaba decepcionado y lo manejó de una manera más calmada. Decidió tener una seria conversación perro-hombre en el sofá de la casa y registrarla con una cámara.
Después de leerle la cartilla enunciando todos los destrozos que acompañaron al hecho de morder su cama nueva, la actitud de culpabilidad de Lilo se tornó en actos consecutivos de clemencia que bajan la guardia a cualquiera que tenga la intención de regañar a alguien.
Poco a poco el pillo de Lilo se va acercando al regazo de Huffman y se posiciona con descaro para propinarle una tanda de abrazos y lametones para pedir perdón sin rendirse, a pesar de que su dueño se hace el duro para no ceder.
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