EDIZIONES, 21 de mar.
"Sigue tus sueños, sigue tu corazón y sigue tus sueños que se harán realidad". El consejo es de John Cronin, un joven empresario con síndrome de Down fundador, junto a su padre, de la empresa de calcetines 'John's Crazy Socks' en la pequeña localidad neoyorkina de Melville. La empresa cuenta con un total de 39 trabajadores, 23 de ellos con "otras habilidades", como lo describe Mark Cronin, que se encargan de recoger los pedidos o empaquetarlos y enviarlos.
La idea de montar un negocio diseñando y creando calcetines "locos" y divertidos vino de la pasión de John por este tipo de prendas. Aquello fue en el año 2016, mientras John pensaba qué haría después de acabar de cursar su último año de estudios en el instituto.
La puesta en marcha fue a través de una página de Facebook creada para dar a conocer su producto y funcionó tan bien que el primer mes 'John's Crazy Socks' había enviado 452 pedidos recaudando un total de 11.719,22 dólares de ingresos.
En vistas de que el negocio no podía haber arrancado mejor, padre e hijo se centraron en crecer y convertirse en lo que son actualmente: una empresa que da empleo a 39 trabajadores.
"Queremos mostrarle al mundo lo que es posible. Queremos mostrar al mundo lo que pueden hacer las personas con capacidades diferentes cuando se les da una oportunidad. Sabemos que las personas con diferentes habilidades están listas, dispuestas y son capaces de trabajar", describen desde 'Johns Crazy Socks' su negocio.
Además de este espíritu integrador de estas personas con la sociedad, la empresa está comprometida a donar el 5% de los beneficios recaudados a la organización deportiva Special Olympics, que trabaja con personas discapacitadas y con la que John ha ganado numerosas medallas.
Para ellos, vender calcetines para ganar dinero no es suficiente. "No nos equivoquemos, queremos ser rentables, pero hemos descubierto que cuanto más hacemos por los demás, mejor será el éxito de nuestro negocio".
