Balfegó reclama que ICCAT acuerde elevar un 57% la cuota de atún rojo en Mediterráneo y Atlántico Este

Publicado: lunes, 13 noviembre 2017 14:07

MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -

Grup Balfegó, empresa especializada en pesca, acuicultura y comercio de atún rojo, reclama que ICCAT acuerde una subida de la cuota de atún rojo hasta las 36.000 toneladas en su reunión anual, que arranca este martes en Marrakech.

En concreto, para Balfegó este incremento del 57% del TAC (total capturas admitidas) para 2020 coincide plenamente con las conclusiones de la evaluación del stock del atún rojo (Thunnus Thynnus) del Atlántico Este y Mediterráneo realizadas por el Comité Cientítifico (SCRS) de este organismo, según ha informado en un comunicado.

La compañía ha precisado que esta realidad debería permitir que la cuota se acercara a las 32.000 toneladas, ya en 2018, y dejar para 2019 y 2020 incrementos más moderados.

Para Balfegó, la buena situación de la especie en el Mediterráneo y Atlántico Oriental, certificada por el SCRS, tiene que servir para que los Estados con flotas que pescan esta especie puedan hacer valer internacionalmente lo que han conseguido; para premiar a los pescadores que asumieron y se comprometieron con el plan de recuperación y soportaron fuertes recortes en sus capturas y para la mejora del acceso de los consumidores a un producto pesquero sostenible.

Según la compañía española, la UE tiene capacidad y legitimidad para hacer valer en ICCAT las recomendaciones del comité científico y conseguir que el incremento gradual de la cuota sea más acentuado este primer año, hasta las 32.000 toneladas.

Balfegó cree que Europa se encuentra en condiciones de vencer las presiones que puedan ejercer ciertos países, incluso de manera interpuesta a través de organismos no gubernamentales, para que las cuotas no aumenten de manera tan decidida.

Para la compañía, dichas presiones podrían ampararse en argumentos conservacionistas para poner en duda la recuperación de la especie, pero esconderían otros intereses.

Así, señala que las medidas de gestión establecidas para esas especies y stocks son "demasiado laxas", no han tenido en cuenta los estudios y criterios científicos y son fruto de presiones políticas y económicas, sobre todo de países como Estados Unidos y Japón.

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