MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) -
La seguridad alimentaria en algunas zonas de Sur de Sudán, especialmente en el centro y el sur, mejorará después de la cantidad de precipitaciones que se ha producido, de acuerdo con dos evaluaciones recientes sobre los cultivos y precipitaciones.
Al menos 2,4 millones de personas en Sur de Sudán recibieron ayuda del Programa Mundial de Alimentos (PAM) el pasado junio, durante la temporada de carestía entre cosechas. Ahora, la recolección de las primeras cosechas de maíz ha comentado en diferentes regiones, según un proyecto creado por la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID).
"En la mayor parte de estas zonas, la lluvia ha estado por encima de la media y ha sido mejor que en 2009, aunque se han producido en algunas áreas períodos secos de duración variable o inundaciones localizadas, con impactos que van desde el mínimo al moderado", según la última evaluación.
"Se espera que la seguridad alimentaria en estas zonas mejore significativamente a finales de septiembre hasta mediados de octubre, cuando la cosecha de sorgo estará en su punto más álgido o acabe de concluir en las zonas con más inseguridad alimentaria", añadió, recoge la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.
Aún así, el informe alerta de que, mientras las fuertes lluvias han mejorado los pastos y el acceso al agua del ganado, también ha incrementado el riesgo de inundaciones en algunas zonas. Y para que la mejora de la situación alimentaria prosiga durante 2011, la seguridad en Sur de Sudán tiene que permanecer estable, especialmente durante el próximo referéndum, previsto para el 9 de enero de 2011.
La sequía recurrente, la inseguridad y la falta de infraestructuras, entre otros, son los principales desafíos que dañan la seguridad alimentaria en Sur de Sudán, de acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El pasado agosto, la USAID y el Gobierno de Sur de Sudán lanzaron el Fondo de Innovación Agrícola para financiar el desarrollo del sector agrícola, tanto público como privado, que afrontará algunas de las carestías del sector: la capacidad limitada para la prestación de servicios rurales, la falta de investigación y una pobre inversión en la adaptación al cambio climático.
