Actualizado 11/07/2013 18:51

Un vecino de Allariz (Orense) reconoce haber intentado asfixiar a su expareja porque le "desquició"

La víctima afirma que el acusado "quería tener la razón siempre" y "si no era así, ya había discusión"


ORENSE, 11 Jul. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia Provincial de Orense ha celebrado este jueves el juicio que ha sentado al vecino de Allariz G.S.S. acusado de intentar matar a su expareja, quien reconoció haber intentado asfixiar a su excompañera A.G.P. hace un año. Al final de la vista habló durante varios minutos para explicar que en su relación "tormentosa", discutieron antes y él "para intentar evitar esto" se iba caminando durante kilómetros, pero el día de los hechos juzgados, ella consiguió le "desquició", según ha declarado.

El vecino de Allariz ha sido acusado por el fiscal de maltrato habitual y de intento de homicidio, pero con la eximente de que el autor "desistió voluntariamente de hacerlo lo que quita a la tentativa su carácter penal", por lo que lo acusó de las lesiones provocadas por apretar el cuello de su expareja A.G.P. y luego golpearle la cabeza con el puño y contra el suelo, por lo que demanda una condena de 3 años de prisión por ambos delitos.

Por su parte, la acusación particular ha explicado que lo ocurrido constituye un delito de intento de homicidio "pues sólo dejó de estrangularla porque pensó que estaba ya muerta" y pidió siete años de prisión por ese delito, otros dos por malos tratos, prohibición de acercamiento a menos de 500 metros, prohibición de tener armas y una indemnización de mil euros.

La defensa del acusado descartó el delito de malos tratos y expuso la posibilidad de un delito de lesiones de las que dijo que eran "más espectaculares que médicamente graves", y consideró que le corresponde una pena máxima de 31 días de trabajos para la comunidad, como condena para su defendido.

CONATO DE ESTRANGULAMIENTO

La vista comenzó con la lectura de las calificaciones de todas las partes para los hechos ocurridos y la jueza instó luego al acusado a descubrir su cara, después de que entrase en la sala con un pasamontañas y luego la tapase con las manos.

Durante la declaración, la jueza también le pidió que sacase las manos de los bolsillos, y el acusado relató los hechos respondiendo a preguntas de fiscal, acusación particular y defensa, a los que reconoció haber agredido a su expareja "con golpes y un conato de estrangulamiento", pero dijo que no recordaba haberla amenazado con matarla ni haber intentado echarla por la ventana en otra discusión anterior.

Él mismo ha comentado que llamó a la Policía Local y les dijo, según el testimonio de los dos agentes que acudieron, que había una mujer malherida, que intentó estrangularla y que avisasen a una ambulancia.

"Creo que si dejé de apretar el cuello en aquel momento fue por los niños, lo pienso ahora así porque si la llego a matar todo sería un desastre conmigo en la cárcel y ellos dispersos, así que vi que lo que estaba haciendo no iba a mejorar las cosas", declaró.

OTRA RELACIÓN

Según su testimonio, al comienzo y al final del juicio, el acusado se separó de su expareja meses antes de la agresión y comenzó otra relación por Internet "que pudo llegar a ser de pareja pero ella se interpuso y acabó con ella", en alusión a su víctima, con la que tenía una hija.

"Nunca traté de controlar su vida pues si lo hubiese hecho así no estaría ahora sin los 120.000 euros que yo tenía en una cuenta bancaria y que ella se llevó", sostuvo a preguntas del fiscal.

En su testimonio, la víctima y expareja del acusado explicó que su relación de cinco años siempre fue "tormentosa porque en cada conversación, él quería tener la razón siempre y si no era así, ya había discusión".

"TODO TENÍA QUE SER COMO EL QUERÍA"

"Todo tenía que ser como él quería, y aún viviendo separados, yo en Allariz y él en Orense, venía a recoger a la niña y las discusiones terminaron siempre en pelea pues era su forma de llevar la razón", ha relatado la víctima.

Además, reconoció que nunca denunció los maltratos aunque no supo explicar el motivo, pero sí le comentó parte de ellos a una vecina que le preguntó por los golpes y gritos que oía en muchas ocasiones procedentes del piso de la pareja ahora separada.

La vecina por su parte ha declarado en el juicio que el acusado discutía con su expareja delante de la gente "y desprendía agresividad".

El juicio ha quedado visto para sentencia tras las calificaciones definitivas de las partes, que fueron idénticas a las iniciales, y el acusado abandonó la sala con la cara tapada con un pasamontañas negro.