Publicado 20/06/2020 12:02

Marta Suria, autora de 'Ella Soy yo': "No entiendo por qué la violación a un menor tiene que prescribir"

La autora del libro 'Ella soy yo'
La autora del libro 'Ella soy yo' - Cristina D. Moreno

MADRID, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -

Marta Suria (seudónimo), la autora del libro 'Ella Soy yo' (Círculo de Tiza), en el que narra cómo sufrió abusos por parte de su padre durante 25 años así como su proceso de recuperación y denuncia, ha asegurado que no entiende "por qué la violación a un menor tiene que prescribir", en relación a la Ley de protección a la infancia frente a la violencia, aprobada la semana pasada por el Gobierno, que amplía el plazo de prescripción, de forma que este empezará a contar a partir del momento en que la víctima cumpla 30 años, y no 18 como ocurre actualmente.

"No entiendo por qué la violación a un menor tienen que prescribir, nos dicen que es por problemas técnicos, pero en otros países no prescribe, porque dota de impunidad al agresor", ha declarado Marta Suria en una entrevista con Europa Press

En su caso, cuenta que sufrió los abusos desde que tiene recuerdos, con 3 ó 4 años. A a los 30 años empezó a tener algunos 'flashback' de lo que le había sucedido y aún necesitó tres años para "tomar conciencia" de ello y denunciar. Finalmente, lo hizo a los 33 años y debido a la duración de los abusos, no habían prescrito y pudo ir a juicio, algo que no consiguen el 70% de las víctimas cuyos casos quedan archivados.

Aun así, Marta subraya que "de nada sirve que los plazos estén abiertos cuando una vez denuncias te enfrentas a una violencia sistemática a nivel institucional". "De nada sirve que me des la oportunidad de denunciar si no me vas a creer", lamenta, precisando que es lo que ocurrió en su caso, en el que su padre no fue condenado.

En el 80% de los casos, según recuerda, los abusos a menores se cometen dentro de la propia familia. Por eso, le genera una "cierta frustración" algunos "vacíos" que presenta la nueva ley como, por ejemplo, el hecho de que "no sale en la ley el término abuso intrafamiliar". Además, señala que "en el 70% de los casos, los adultos que han tenido conocimiento" de algún caso de abusos a menores "no ha actuado".

"Son días en que es difícil encontrar equilibrio entre celebrar la buena noticia (de la aprobación de la ley), que lo es porque al menos se habla, pero a la vez sientes cierta frustración por todos los vacíos que presenta, que a mi manera de entender, reflejan una falta de de entendimiento de la realidad del abuso sexual", opina Marta.

Por ello, considera que lo más importante es que se empiece a "generar conciencia". "Es una trampa pensar que una ley va a solucionar esto", precisa, al tiempo que llama a reflexionar sobre los motivos por los que la gente no denuncia.

A su juicio, son los mismos que los de las víctimas: "La culpa, el miedo, la vergüenza, el miedo a qué sucederá con la familia". También piensa que son "importantísimos" los canales de denuncia para los menores aunque pide tener en cuenta "lo difícil que resulta a un niño hablar" de los abusos que ha sufrido.

EL PERDÓN DE PABLO IGLESIAS

La autora de 'Ella soy yo' se pregunta "por qué se ha tardado tantos años" en aprobar esta ley y dice que no le sirve el perdón que expresó el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, cuando presentó la norma, aunque reconoce que otras víctimas sí han agradecido esas disculpas. "A mí no me llegó porque no había explicaciones de por qué no se ha hecho hasta ahora y tampoco se señaló directamente a los agresores", indica.

Para ella, también es esencial acabar con los "tabús", es decir, hablar claramente de los abusos sexuales a menores pues "poner nombre a lo que ha sucedido" ayuda a las víctimas a "sanar"; y no tratar estos casos como "aislados" pues están "extremadamente extendidos".

Otra de las cuestiones imprescindibles, según indica, es terminar con la "violencia institucional" que sufren las víctimas en el proceso que sigue a la denuncia: "repetir un incansable número de veces lo que te ha sucedido, el tipo de preguntas que hacen los jueces, pasar por fiscales, abogados, peritos, policías, como si fuera un campo de minas, con interrogatorios que cuestionan constantemente tu historia".

Marta entiende que tienen que ser rigurosos pero pide "escuchar con empatía y respeto". "Algo muy tremendo es que primero sufres la violencia brutal por parte de tu agresor, luego la violencia del silencio de las personas que te rodean y si consigues dar el paso de denunciar te enfrentas a la violencia institucional, y luego cada día a la violencia del silencio", explica.

Su proceso fue largo, casi 4 años desde que denunció hasta que recibió la sentencia. Pudo recurrir pero no lo hizo porque ya había entendido "que era imposible luchar sola contra un muro de cemento". No obstante, no cree que haya "perdido" ella sino "el sistema y la sociedad entera". "El hecho de que un juez no me crea no significa que yo he perdido, simplemente por el hecho de estar viva, ya he ganado", asegura.

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