Actualizado 17/03/2014 18:41

La experta Claire Rodier afirma que España "paga en Ceuta y Melilla el fracaso de la política europea de inmigración"

Denuncia "la estafa" del Plan África en Senegal, donde se prometieron inversiones para frenar los flujos que no llegaron a destino

   MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -

   La jurista cofundadora de la red internacional Migreurop Claire Rodier considera que España "está pagando en Ceuta y Melilla el fracaso de la política europea de inmigración" e insiste en reforzar unas fronteras "que no sirven" en lo que califica de "huida hacia adelante" por "no reconocer que el esfuerzo es en vano".

   Así lo ha explicado en una entrevista con Europa Press al hilo de la presentación de 'El Negocio de la Xenofobia' (Clave Intelectual), un ensayo sobre la utilidad real de los controles migratorios según el cual los muros se construyen por ideología política, interés geoestratégico y beneficio económico, ámbitos estos que se dan en España, que se retrata como ejemplo.

   En cuanto a la vertiente ideológica, se trata de "presentar desde los gobiernos la capacidad de tomar medidas eficaces, resolver problemas e instrumentalizar al migrante como culpables de una situación, demostrando fuerza". Se trata de "hacer alarde de firmeza de cara a tranquilizar a una opinión pública a la que deliberadamente se ha inquietado previamente".

   En este sentido, se refiere a las declaraciones del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, "anunciando cifras astronómicas de inmigrantes esperando a saltar las vallas, generando un miedo ideológico" en la población que, en su opinión, no tiene fundamento. Rodier afirma que "sólo el miedo" de reforzar estas fronteras, un esfuerzo "vano en términos de cortar los flujos" porque "aunque se consiga parar puntualmente a algunos migrantes, volverán".

   "En 2005 España reforzó el muro y se consigiuó parar un poco la llegada en Ceuta y melilla pero la presión se desplazó hacia otras zonas y ahora vuelve a la misma frontera. Es un sistema que no se sostiene y un fracaso que pone de manifiesto lo absurdo de esos dispositivos, porque la inmigración seguirá y no se parará. Es un fenómeno global", ha asegurado.

   En cuanto a la motivación geoestratégica, la experta habla de las relaciones que se establecen "entre los países dominantes o de acogida y los de salida, en el que el migrante se ve como una herramienta de negociación en acuerdos que muchas veces ni siquiera tienen que ver con él, como acuerdos económicos, y que son una manera de imponer las políticas de esos países dominantes". Señala el caso de Marruecos, beneficiado por su labor de control de fronteras, pero también las supuestas iniciativas de cooperación al desarrollo.

LA "ESTAFA DEL PLAN ÁFRICA"

   En este sentido, el ensayo aborda "la estafa" del Plan África, impulsado por el Gobierno de España en 2006, que ofrecía cooperación a cambio de control de los flujos migratorios y que supuso un compromiso de invertir 20 millones de euros Senegal, de los que "estaba previsto que la mitad fuera consagrada a la financiación de bienes y servicios españoles y la otra mitad no llego nunca a su destino".

   Los fondos pasaban por un plan de retorno de inmigrantes a Senegal, en plena 'crisis de los cayucos' en Canarias. Firmado en septiembre de 2006, se tradujo en la deportación a la ciudad de Saint Louis de 4.000 personas sólo durante el mes siguiente. "Los expulsados debían ser senegaleses, aunque importaba poco si ellos mismos se declaraban costamarfileños, malienses o mauritanos. Y este no fue el único engaño, para hacerles subir al avión se les hacía creer que se les transportaba a Málaga", dice la autora.

   Rodier afirma que "las inversiones no llegaron nunca a donde debían llegar" y que las regiones beneficiadas fueron elegidas "por influencia del presidente de Senegal en función de sus estrategias electorales pero no por las necesidades. En este sentido, afirma que "se toman estas iniciativas aunque sólo sea para darse buena conciencia pero luego no se va al terreno a ver donde ha ido a parar el dinero" y al final, "los inmigrantes fueron estafados por su gobierno y tampoco tendrían suerte en el lado español".

   "Al final, se consiguió cortar el flujo de manera puntual desde Senegal a costa de numerosas violaciones de derechos de las personas que migraban y de un enriquecimiento personal del presidente de Senegal, cuando se suponía que los beneficios debían recaer en la población general. Se había acordado invertir para que los jóvenes no tuvieran que irse y al final, esas inversiones han acabado enriqueciendo a personas y entidades privadas", señala la experta.

"EL NEGOCIO" DEL SIVE

   En cuanto a la parte económica, Rodier también encuentra ejemplo en España, "pionera en el desarrollo de dispositivos de gran amplitud para el control migratorio", el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) en el Estrecho de Gibraltar que ha acabado dando cobertura a toda la costa sur y parte del Levante y que ha permitido a la empresa que lo desarrolla, INDRA, obtener contratos para tareas similares en otros países frontera de Europa.

   Aunque en España la gestión de la inmigración irregular corre a cargo de funcionarios policiales, la experta plantea en su ensayo la cantidad de empresas que se acaban beneficiando con la gestión de los recursos de los centros de detención de migrantes o sus necesidades asistenciales, de los vuelos de repatriación o de la construcción de dispositivos de seguridad y control para las fronteras, un negocio, dice, basado en la xenofobia y en "un juego del gato y el ratón en el que el gato no tiene necesariamente el interés de eliminar a su presa".