Actualizado 12/12/2010 13:56

La compra de árboles naturales en Navidad ayudará a combatir el cambio climático, según expertos


MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -

La compra de árboles naturales en Navidad es más recomendable que la adquisición de árboles de plástico, puesto que ayuda a combatir el cambio climático al capturar mayor cantidad de dióxido de carbono durante su etapa de crecimiento en los viveros, según ingenieros forestales y de montes.

Así, para el director técnico del Colegio de Ingenieros de Montes, Jesús González, los árboles naturales son la opción "preferente" en caso de poder elegir. En este sentido, ha explicado en declaraciones a Europa Press que este tipo de árboles pasan en viveros seis o siete años y es durante esta etapa cuando "más rápidamente" crecen y 'fijan' el CO2.

En esta misma línea, el secretario general del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales, Raúl de la Calle, apuesta también por los ejemplares naturales, puesto que el plástico "no deja de ser" material procedente de hidrocarburos, que necesita para su creación "cantidades importantes" de gases de 'efecto invernadero'.

De la Calle ha resaltado la "concienciación" de las personas que optan por este modelo de árbol, puesto que también permite su reutilización, incluso como abono. Asimismo, en el caso de los de plástico, González ha remarcado que su fabricación se da mayoritariamente en países fuera de España, como China.

Para ambos ingenieros, la utilización de los árboles naturales "no está reñida" con la ecología, puesto que no se corta "ni uno sólo" de ellos. Así, los ejemplares provienen en su mayoría de viveros del norte y noreste de España --País Vasco, Navarra y Cataluña, principalmente-- y los casos en los que un particular decide cortar un árbol por su cuenta son "en zonas muy concretas y poco significativos".

ABETO DEL CAÚCASO Y ABETO ROJO

Entre las recomendaciones de los expertos para la elección de los árboles se incluyen el abeto del Cáucaso o de Normandía (Abies nordmanniana) y el abeto rojo (Picea abies). El primero, que puede alcanzar hasta 25 metros de altura, procede de Asia Menor, Grecia y Cáucaso. Por su parte, el segundo puede alcanzar hasta 50 metro y procede del Norte y Centro de Europa.

Según el colegio de Ingenieros de Montes, tanto el abeto blanco (Abies alba) como el pinsapo (Abies pinsapo) son especies que no hay que adquirir para los hogares por ser "muy delicadas" e incluso estar protegidas en algunas comunidades autónomas. El abeto blanco lo podemos encontrar en los Pirineos y el pinsapo, en serranías de la provincia de Cádiz y Málaga a partir de 1.000 metros de altitud.

¿UN SACERDOTE O EL REY JORGE?

La tradición del árbol de Navidad se remonta al siglo XIX, y es una creación europea que pronto se extendió a América y finalmente a otros continentes. Sin embargo, su auténtico origen es dudoso, y en torno a él han nacido diferentes relatos (verdaderos o falsos) que implican siempre el "bondadoso" espíritu de la Navidad.

Una de esas historias sitúa el nacimiento de la tradición en Alsacia, donde vivió hace ya cuatrocientos años un sacerdote que, cada noche de Navidad, repartía entre los menos favorecidos de su pueblo alimentos, ropa y dinero que recolectaba durante el año.

Un día, al sacerdote se le ocurrió colgar los regalos en las ramas de un abeto próximo a la iglesia. Los pobres podrían así disfrutar además del cielo estrellado de la noche clara mientras cantaban bajo el árbol cánticos sagrados, que ya quedó instaurado como centro de la fiesta navideña.

Otro relato lleva la tradición a Inglaterra y la sitúa en el siglo XVIII bajo el reinado de Jorge III. La esposa del rey, la reina Carlota, se caracterizaba por su bondad con los súbditos y en el año 1765 decidió instalar en uno de los salones más grandes de palacio, un árbol de Pascua adornado con guirnaldas, luces, juguetes y toda clase de regalos.