Actualizado 28/10/2010 16:54

Elevan un mes la prisión para el acusado de un incendio forestal en Cieza (Murcia) porque el fuego se propagó

El TSJC rechaza la tesis del Jurado de que el fuego no contaba con múltiples focos


SANTANDER, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -

La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) ha elevado de cinco a seis meses de prisión la pena que la Audiencia Provincial impuso a A.P.C., condenado por el incendio forestal de una extensión de 31,2 hectáreas.

El Tribunal del Jurado encontró culpable al acusado, que fue juzgado el pasado mes de mayo, pero cuestionó que tuviera 10 focos diferentes, como apuntó uno de los peritos.

La existencia de más o menos focos marca una diferencia en el plano penal, ya que no es lo mismo provocar el incendio que, además, propagarlo por una extensión mayor.

El TSJC se remite a la extensión de la superficie afectada, 31,2 hectáreas, y al testimonio del perito que determinó la existencia de 10 focos diferentes, para corregir el relato de hechos del Jurado, que provocó la posterior sentencia de la Audiencia, que tiene que adaptarse al contenido del veredicto.

Ahora la pena es mayor, pero al aplicarse la atenuante de dilaciones indebidas por los retrasos y la celebración del juicio, y también al considerarse que no generó costes a las arcas públicas porque no fueron necesario medios personales ni materiales para su extinción, el resultado final es de seis meses de prisión, uno más que la pena inicial.

Así, a A.C.S. se le condena a seis meses de prisión, a una multa de 6.480 euros, y a una indemnización de 12.776 euros al Gobierno de Cantabria por un delito de incendio, cometido en marzo de 2005 y en un monte de utilidad pública.

El incendio se produjo en terrenos pertenecientes a la Reserva Regional de Caza del Saja, que alberga especies de caza, jabalí y corzo, fundamentalmente, y que tenía valor ecológico, por ser reserva de mamíferos, aves o reptiles.

Así, el imputado consiguió provocar un incendio que afectó a 31,2 hectáreas (312.000 metros cuadrados de superficie), de las que 11,24 estaban pobladas por robles de 70 años de antigüedad, mezclados con avellanos y acebos; otras 14,96 hectáreas contenían vegetación de monte arbustivo, compuesta por matorral de árgomas y regenerado de roble; y las restantes estaban cubiertas por pastos herbáceos.

De la superficie quemada, 18,70 hectáreas correspondían a monte público y las 12,50 restantes eran de propiedad particular.

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