Actualizado 16/02/2010 16:11

Cinco meses después de los devastadores tifones en Filipinas, la ONU alerta de los miles de desplazados

AFECTADOS POR EL TIFÓN PARMA EN FILIPINAS
REUTERS


MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -

Casi cinco meses después de que la tormenta tropical 'Ketsana' y dos tifones más devastaran el norte de Filipinas, los centros de evacuación han comenzado a cerrar, pero miles de personas aún están desplazadas, según los trabajadores sanitarios.

"La situación, definitivamente, está empeorando, y los mecanismos de las personas para afrontarla ya han sido estirados al límite", afirmó la directora de respuesta al Ketsana de la organización Oxfam, Paula Brennan. "Los centros de evacuación están cerrando por una serie de razones. Las escuelas, por ejemplo, cerraron cuando comenzaron las clases", añadió.

El pasado 26 de septiembre, 'Ketsana' inundó el 80 por ciento de Manila, en la isla de Luzón, que alberga a cerca de doce millones de personas, informa la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.

Una semana después, el tifón 'Parma' tocó tierra, dañando aún más a las regiones que ya habían sido inundadas. El tifón 'Mirinae' dañó aún más el país a finales de octubre de 2009. El Consejo Nacional para Coordinación de Desastres afirma que más de diez millones de personas se vieron afectadas.

A fecha de 30 de enero, más de 24.000 personas eran alojadas en 54 centros de evacuación, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Sin embargo, los números actuales de desplazados son mayores, dado que no incluyen los que permanecen con sus familiares.

Al menos 230.000 casas han resultado total o parcialmente destrozadas. La Laguna de Bay, en Luzón, es el mayor lago del país, y la principal fuente de ingresos para las comunidades de pescadores. Sólo en la zona, 400.000 familias se han visto afectadas por las consecuencias de los tifones.

"Primero ocupamos una escuela pública, pero tuvimos que trasladarnos cuando comenzaron las clases. Entonces nos movimos a una cancha de baloncesto, pero lo dejamos cuando los residentes quisieron utilizarlo", indicó una residente que ahora se aloja en una granja avícola junto con otras 47 familias.

Por otro lado, la evaluación de necesidades tras el desastre, emitida en diciembre por el Gobierno, el Banco Mundial (BM) y otras agencias, estima que se necesitan más de 942 millones de dólares para las necesidades de recuperación y al menos 3.480 millones de dólares para la reconstrucción.

"Bajo condiciones normales, el alojamiento ya era un problema, pero la extensión de la devastación es sencillamente abrumadora", aseguró el director de programas en Filipinas del Programa de Asentamientos Humanos de la ONU (ONU-Hábitat), Edin Garde.

"La financiación de alojamientos es muy cara, es más fácil financiar suministros como alimentos para aquellos que quieren llegar a más personas y ver resultados inmediatos", afirmó, subrayando que el alojamiento tiene carencias de financiación. "No se puede construir una estructura sobre un territorio sin tener primer la certeza de que se hace en condiciones de seguridad, y esto lleva cierto tiempo", añadió.

La ONU lanzó un llamamiento que ascendió a los 143,7 millones de dólares. Sin embargo, a fecha de hoy sólo se han concedido fondos hasta un total de 39,2 por ciento. No sólo el alojamiento carece de recursos, sino que la educación, la protección y la recuperación económica también se han visto afectados.