Actualizado 15/01/2010 18:38

Los Romanov piden la reapertura de la investigación sobre la muerte del zar Nicolás II y su familia en 1918


MOSCÚ, 15 Ene. (Reuters/EP) -

La autoproclamada heredera al trono imperial de Rusia, María Vladimirovna, solicitó este viernes a los fiscales que reabran una investigación sobre la muerte del zar Nicolás II y su familia, que fueron asesinados a tiros por los bolcheviques en 1918.

La principal unidad de investigación del Fiscal General ruso dijo que había cerrado formalmente una investigación criminal sobre la muerte de Nicolás II porque había pasado mucho tiempo desde el crimen y sus responsables habían muerto.

Sin embargo, los Romanov dijeron que la reapertura del caso es esencial para que Rusia acepte su pasado brutal, años después del derrumbe de la Unión Soviética en 1991. "Este caso es esencial para Rusia", aseguró Alexander Zakatov, que representa a la gran duquesa Maria Vladimirovna, una Romanov que se considera heredera del trono imperial.

"Los rusos necesitan saber sobre el destino de la familia zarista y sobre todas las otras víctimas del régimen comunista. Debería haber un veredicto claro sobre esto", dijo Zakatov, que dirige la cancillería de la denominada Casa Imperial rusa.

Éste añadió que los abogados de Maria Vladimirovna han pedido al tribunal Basmanny de Moscú que ordene a los fiscales reabrir el caso, y dijo que es necesario abrirlo para resolver una serie de cuestiones sobre el asesinato y los restos que se dice pertenecen al último zar.

Nicolás II, su esposa y sus cinco hijos fueron asesinados por un pelotón revolucionario en la noche del 16 al 17 de julio de 1918 en el sótano de la casa de un comerciante en Ekaterimburgo, una ciudad 1.450 kilómetros al este de Moscú.

En 2008 el Tribunal Supremo de Rusia los reconoció como víctimas de la represión bolchevique, una decisión que según Zakatov había sido ignorada por el Fiscal General de Rusia en los documentos oficiales.

Los restos que se cree pertenecen al zar y su familia fueron exhumados en 1991 y enterrados de nuevo en 1998 en la cripta imperial de la Catedral de San Pedro y Pablo en San Petersburgo.

No obstante, la Iglesia ortodoxa rusa dice que aún no está claro que los restos sean en realidad los del último zar y su familia, una opinión que respaldan muchos miembros de la familia Romanov.

"La Iglesia ortodoxa rusa y la Casa Imperial no tienen hasta ahora suficientes pruebas para reconocer a esos restos como los de la familia zarista", dijo Zakatov.

La dinastía Romanov gobernó Rusia durante 300 años antes de que Nicolás II abdicase en 1917, colocando a Rusia en el camino de la Revolución Bolchevique, la guerra civil y 70 años de régimen comunista.

En la época soviética, Nicolás II fue presentado por las autoridades como un gobernante débil y cruel, pero desde el desmembramiento de la Unión Soviética Nicolás ha ido ganando cada vez más popularidad como un símbolo de la gloria imperial rusa.

Antes de jurar como presidente de Rusia en mayo del 2008, Dmitry Medvedev dijo que admiraba a Nicolás II, quien, junto con su familia, fue canonizado por la Iglesia ortodoxa rusa en el 2000.