Actualizado 17/12/2013 21:55

HRW reclama la liberación del periodista que apoyó a las mujeres saudíes que burlaron la prohibición de conducir


MADRID, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -

La organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) ha reclamado a las autoridades de Arabia Saudí la liberación "inmediata" del periodista Tariq al Mubarak, que manifestó su apoyo a la campaña contra la prohibición de conducir impuesta a las mujeres es este país y ha pedido que dejen de acosar e intimidar a los activistas y mujeres que desafían dicha prohibición.

Este columnista del periódico Asharq al-Awsat escribió el pasado 6 de octubre un texto titulado 'La mujer en el Golfo. Tiempo para el cambio', en el que criticaba expresamente estas normas no escritas. Veinte días después, cerca de medio centenar de mujeres se saltaron esta prohibición conduciendo su propio vehículo.

El subdirector para Medio Oriente de HRW, Joe Stork, ha denunciado que "las autoridades saudíes están tomando represalias contra las personas que reclaman un derecho muy básico para las mujeres, el derecho a ponerse al volante y decidir ellas mismas hacia dónde quieren conducir".

Un grupo de activistas saudíes comenzaron la campaña 'Women2Drive' en 2011, subiendo a Internet vídeos en las que se les podía ver conduciendo por las carreteras del reino y donde se incluían imágenes con hombres saudíes con sus pulgares en alto, mostrando su apoyo.

Las organizadoras de la campaña han comunicado que otras mujeres están optando por no salir de sus casas, tras haber recibido amenazas de hombres que decían pertenecer al Ministerio de Interior. La Policía ha establecido controles de tráfico en algunas partes de Riad y las patrullas policiales han aumentado su presencia en las calles de la capital.

A pesar de que el rey Abdulá de Arabia Saudí ha impulsado algunas reformas a favor de la educación y el empleo para las mujeres, el mandatario trata de no crear confrontaciones con los clérigos más conservadores.

Las protestas de cualquier tipo son ilegales en Arabia Saudí y las demandas públicas por cambios políticos y sociales se han interpretado tradicionalmente como una falta de respeto a la autoridad de la dinastía Al Saud.

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