Actualizado 04/06/2013 18:47

Jesuita madrileño regresa a República Centroafricana tras haber tenido que huir por el ataque del grupo rebelde Seleka

MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -

El director del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) de República Centroafricana, el jesuita Jaime Moreno, regresa a África tras haber tenido que huir por el ataque del grupo rebelde Seleka para dar de baja a los colaboradores del SJR que sacaban adelante los proyectos que han quedado congelados y para cruzar a Chad, donde han huido muchos habitantes de la República Centroafricana, cubrir las necesidades más urgentes y poner en marcha un proyecto de educación de emergencia.

Moreno ha afirmado que, según las informaciones que le llegan, en el país sigue habiendo "un descontrol absoluto y total" pues el grupo de rebeldes Seleka sigue perpetrando matanzas en todo el país.

Ante esta situación, ha explicado que tiene que ir para ver qué otras cosas se pueden hacer, para reunirse con miembros de Naciones Unidas y de otras ONG, y para cruzar a Congo, Camerún y Chad, donde han huido más de 50.000 personas, para repartir comida y estudiar las posibilidades de llevar a cabo un proyecto educativo para que los niños aprendan a leer.

En cualquier caso, ha apuntado que primero hay que escribir el proyecto, ver lo que cuesta y pedir el dinero y, si se consigue, eso le dará trabajo hasta diciembre. A partir de ese mes, si la situación en la República Centroafricana se ha tranquilizado, recuperarán los proyectos previstos para 2013 y, si tampoco es posible, posiblemente se dirigirán a Malí para montar otro proyecto allí.

El jesuita madrileño relata cómo antes de abandonar el país se encontraban en estado de guerra desde hacía cuatro meses, cuando la Seleka atacó el país. Tuvieron que evacuar a Bangui porque habían atacado Bria, pero en Bangui también sufrieron el ataque de los guerrilleros.

"Se acercaron a 175 kilómetros de Bangui, dijeron al presidente que, o era respetuoso con las firmas de paz que habían acordado, o atacarían Bangui. El presidente no respondió y el ataque fue el Domingo de Ramos, los jesuitas teníamos la misa y empezamos a oír los tiros de armas pesadas, de metralletas", relata.

Moreno quería quedarse en la comunidad pero su representante de ONG ante Naciones Unidas le llamó por la noche para advertirle de que se iba a producir "una masacre" y que no podía quedarse porque no iba a poder hacer nada.

"Recogí todo, pasaron diez minutos y nadie me venía a buscar. Como allí no hay calles ni números sino referencias, se me ocurrió salir para ver si veía el coche. En cuanto salgo se encienden unas luces de otro coche, se acerca delante de mí y me dice 'yo soy el coronel de la Seleka, yo le he visto a usted con mi familia, ¿qué hacia usted con mi familia?'. Yo le digo 'no he estado nunca con su familia'. Los otros con los kalashnikov. Sale el otro jesuita italiano y me apoya. Mientras estábamos en conversación un poquito tensa, porque buscaba provocarme, aparece el coche que me venía a buscar. Abrieron la puerta y me subí", relata.

EXTREMA POBREZA

En cualquier caso, Moreno ha apuntado que, antes del conflicto, tampoco era fácil la vida en República Centroafricana, un país con "una extrema pobreza" en el que los dirigentes "se llevaban todo para ellos".

En medio de esa situación, los jesuitas intentaban sacar adelante algunos proyectos entre los que destacan la construcción de escuelas y la formación de profesores en 65 pueblos; el reparto de hectáreas para cultivo a mujeres de familias con hijos; la formación de mujeres sobre higiene y cuidados esenciales; y la reinserción de un grupo de exrebeldes a través del cultivo y la mecánica.