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Foto: ROMEO RANOCO REUTERS

MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -

   "Es como si hubieran lanzado bombas nucleares". Así describen los trabajadores de la red de Cáritas en Filipinas la situación en el país tras el paso del super tifón Haiyan que azotó el archipiélago el pasado viernes. No son los únicos, el personal desplazado de organizaciones como Plan España, Médicos Sin Fronteras o Médicos del Mundo aporta un panorama de absoluta devastación en el que la ayuda difícilmente puede abrirse camino.

   Según Naciones Unidas, más de nueve millones de personas están afectadas por el tifón Haiyan en nueve regiones. Al menos 10.000 han muerto y al menos 618.175 han sido desplazadas. De ellas, cerca de medio millón se han instalado en 1.458 centros de evacuación. La ciudad de Tacloban, una de las más dañadas, sigue sin agua corriente, sin electricidad y con escasez de alimentos.

   "El hospital regional está desbordado de pacientes que necesitan ayuda. Hay muertos por todas partes. No hay agua ni energía. Los voluntarios están tratando de gestionar este desastre. Es como si hubieran lanzado bombas nucleares", ha dicho en Tacloban City, en Leyte, el miembro del personal de Caritas Filipinas Rey Barnido.

   La red Caritas está en pleno proceso de movilización contra reloj de recursos para ayudar a los damnificados en las zonas más afectadas. Se calcula que hay al menos 3,6 millones de personas concentradas en una vasta franja de 50 kilómetros de ancho sobre la ruta directa seguida por el tifón que necesitan ayuda urgente.

   Sus primeros informes hablan de caminos llenos de escombros, viviendas resultan inhabitables y numerosos edificios destruidos. Según explica, en la isla de Sama, de 700.000 habitantes, el primer lugar de Filipinas donde la tormenta tocó tierra, se han confirmado ya cientos de muertos y miles de desaparecidos.

   Mientras, Giporlos y Catbalogan han informado que están "totalmente destruidos" y 2.000 personas figuran como desaparecidas en Basey. "Estamos recibiendo informes de Panay y Biliran diciéndonos que la situación allí es muy grave, con viviendas arrasadas y muchas bajas. Los damnificados carecen de las necesidades básicas", señala el responsable de Cáritas en Filipinas, el padre Gariguez.

   Desde Médicos Sin Fronteras los esfuerzos se están centrando en llegar a Tacloban, donde la ayuda difícilmente se abre camino con el aeropuerto prácticamente cerrado, la persistencia de lluvias torrenciales y las carreteras destrozadas. "La situación es catastrófica, es un caos total", explica la coordinadora de emergencias de MSF en Filipinas, la doctora Natasha Reyes.

HERIDOS Y CUATRO DÍAS SIN ATENCIÓN

   "El acceso es extremadamente difícil y está impidiendo que la gente reciba ayuda. Nuestra prioridad es llegar a aquellos que están en las áreas más aisladas; son los más difíciles de alcanzar y a menudo, los últimos en recibir la tan necesitada asistencia", ha señalado.

   El tifón arrasó el país el pasado viernes, por lo que hay personas que llevan heridas y desamparadas ya cuatro días. "Con tantas casas y edificios derrumbados por los fuertes vientos, esperamos ver lesiones importantes. Incluso las heridas pequeñas pueden potencialmente causar graves problemas si se infectan, lo que se está convirtiendo en una seria preocupación ya que los días pasan sin que la gente tenga acceso a la atención médica", señala la doctora.

   Muchos de los que han podido moverse, se han desplazado hasta el aeropuerto, donde Médicos Sin Fronteras prestará atención sanitaria. Además, apoyará a un hospital que se mantiene en funcionamiento y tratará de desplazar equipos en barco a las islas al oeste de Cebu y la ciudad de Guiuan (al este). La prioridad de MSF es hacer frente a las necesidades médicas urgentes e inmediatas, como la vacunación contra el tétanos.

   Médicos del Mundo España, por su parte, desplegará otro equipo en Cebú para evaluar las necesidades más urgentes, mientras que la filial en Francia ha enviado otro equipo médico y logístico para prestar cuidados de emergencia a los supervivientes en las zonas devastadas por esta catástrofe.

4 MILLONES DE NIÑOS EN PELIGRO

   Por su parte, la enviada de Plan España al país asiático, Bárbara Lorenzo, habla de "absoluta devastación". En declaraciones a Europa Press, explica que el equipo desplazado se encuentra en Manila apoyando las tareas de evaluación de daños y necesidades para poder dar parte de los fondos que necesitan para responder.

   "No es fácil el acceso a determinadas zonas. Hay miles de familias que permanecen en centros de evacuación y no pueden volver a sus casas debido al mal estado de las mismas. Se necesita también maquinaria para retirar los escombros de las vías principales y poder acceder a los distritos que han quedado incomunicados", ha asegurado.

   La prioridad de la organización es ahora conocer la situación de los niños, aunque la geografía de Filipinas "hace dificilísimas las comunicaciones y es casi imposible aún" conocer la magnitud del impacto del tifón en muchas zonas, aún aisladas. Su organización ha lanzado un llamamiento en España ante la posibilidad de que cuatro millones de menores estén padeciendo las consecuencias de este desastre natural.

   Por su parte, la directora de Plan Internacional en Filipinas, Carin van der Hor, afirma que "hay miles de familias en centros de evacuación que se han visto obligadas a abandonar sus hogares y se encuentran en necesidad desesperada de refugio, agua potable y medicamentos".

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