Actualizado 12/03/2008 14:20

HRW denuncia los abusos que siguen sufriendo los obreros de la construcción en Beijing

BEIJING, 12 Mar. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -

La rápida transformación que está viviendo la capital china, cada día más avanzada y moderna ante la cercanía de los Juegos Olímpicos, no está siendo compartida por los artífices de su desarrollo urbanístico, los obreros de la construcción, quienes, según denuncia hoy Human Rights Watch (HRW), siguen sufriendo la misma situación de explotación que hace años.

El informe explica, en 61 páginas y bajo el título "Un año de mi sangre", cómo los obreros de Beijing siguen viéndose sometidos a vejaciones e injusticias idénticas contra las que el Gobierno prometió tomar medidas, como el hecho de que muchos de ellos vean retenidos sus sueldos durante meses por sus patrones, en una medida utilizada para evitar que abandonen sus puestos. Sólo en Beijing se calcula que existe 1 millón de obreros, de los cuales sólo el 90% proceden del campo.

Algunos de los trabajadores consultados por la organización denuncian haber estado hasta un año sin cobrar sus salarios. Cuando lo hacen, la mayoría percibe menos dinero del que le corresponde.

"Pese a los años de retórica del Gobierno, los empleadores siguen estafando a los trabajadores de la construcción emigrantes con sus sueldos, ganados duramente. Y en lo que se refiere a los servicios sociales básicos, el Gobierno sigue discriminando a los emigrantes", según denuncia Sophie Richardson, representante para Asia de la organización.

Richardson recuerda la situación de discriminación social que sigue existiendo en China, que diferencia entre habitantes rurales y urbanos e impide que los trabajadores procedentes del campo puedan gozar nunca de una cobertura social y médica en las ciudades en las que trabajan. Se trata de una suerte de apartheid que se sigue perpetuando en el tiempo y que el Gobierno sólo ha intentado resolver concediendo algunos permisos de residencia urbanos temporales.

Los obreros, según denuncia Human Rights Watch, ni siquiera pueden denunciar las injusticias a las que se ven sometidos porque no cuentan con permiso de residencia en Beijing y, por tanto, no pueden presentar quejas.

"Si el movimiento olímpico realmente se vanagloria de su dedicación a los 'principios éticos universales', entonces el Comité Olímpico Internacional debe asegurarse de que los trabajadores que ayudan a construir las instalaciones de las Olimpiadas de Beijing están al menos siendo tratados según la ley china y los estándares internacionales sobre derechos humanos que China ha reconocido", comentó Richardson.

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores chinos se ha respondido al informe de la ONG declarando que la organización "tiene un problema de visión pero se niega a llevar gafas".