Actualizado 13/11/2018 12:57

Ángeles Parra, directora de BioCultura: "Poco a poco, la concienciación ha ido calando en la sociedad"

Ángeles Parra, directora de BioCultura
BIOCULTURA

Ángeles Parra es directora de BioCultura y presidenta de la Asociación Vida Sana, la entidad sin ánimo de lucro que organiza la feria #BioCulturaMadrid, celebrada en IFEMA del 1 al 4 de noviembre, cuando tuvo lugar su 34 edición.

.- ¿Qué ofreció BioCultura en esta edición?

La feria ha mantenido el crecimiento ocupando los pabellones 8 y 10 de Ifema. Han estado presentes unas 750 empresas de todos los sectores, aunque el principal sigue siendo el de la alimentación ecológica, con el 58%; otros sectores, como la cosmética ecocertificada (10%)y la moda sostenible (9%), están creciendo de forma considerable. También se han celebrado alrededor de 450 actividades paralelas con la intención de debatir, informar, educar en consumo y disfrutar de este hermoso y maravilloso mundo de lo 'bio'.

.- BioCultura se ha ido extendiendo año a año y ya cuenta con varias ediciones por toda la geografía española. ¿Cómo ha sido este proceso?

Yo siempre digo que la feria es un espejo de la sociedad. Sí es verdad que, en buena medida, hemos sido muy pioneros y que marcamos tendencias. Pero, por otro lado, como feria, como algo vivo, como algo en lo que la ciudadanía está implicada, también es verdad que reflejamos aquello que la sociedad muestra. En este sentido, antes, hace años, el consumo 'bio' era algo más minoritario, muy de gente muy concienciada. Ahora, ya ha roto las fronteras y llega a todas partes. Y es normal que BioCultura esté presente en más comunidades autónomas y ciudades. Porque el sector y el público lo piden. BioCultura se celebra ya cada dos años en Bilbao, Coruña, Valencia y Sevilla; y todos los años en Barcelona y Madrid.

.- ¿Es la gente hoy más consciente que hace 15 años sobre el uso de productos ecológicos y el consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente?

La feria cumple en Madrid 34 años. Estaba todo por hacer. No había ni certificación. Tampoco había productos. Casi se podría decir que nos los inventamos. Era predicar en el desierto. Encontramos todo tipo de trabas. Pero, en estas décadas, hemos sido muy genuinos, nos hemos mojado por la agroecología sin despistar a nadie, yendo al meollo del asunto. Hemos participado y seguimos haciéndolo en mil luchas contra la modificación genética, los falsos 'bio', los pesticidas...

El público ha premiado esta autenticidad y el convencimiento de nuestra apuesta. Poco a poco, la concienciación ha ido calando en la sociedad. A ello ha colaborado, básicamente, lo mal que está la situación: pandemias de todo tipo (cáncer, obesidad, diabetes, alergias...), escándalos alimentarios... Los alimentos ecológicos son la bandera del famoso Principio de Precaución. Cada vez más gente está despertando, y decide dar pasos hacia la sostenibilidad.

.- La ciencia también os da la razón.

Vivimos en una sociedad en la que no solo vale ya el sentido común, todo debe ser refrendado científicamente; así es que se han realizado numerosos estudios para demostrar las ventajas de consumir productos ecológicos. El más reciente es el llevado a cabo por el Centro de Investigación en Epidemiología y Estadística de la Sorbona, en París. La investigación ha sido publicada en JAMA Internal Medicine, y concluye que promover el consumo de comida orgánica podría ser una estrategia preventiva prometedora contra el cáncer.

Una de las conclusiones del estudio Nutrinet-Santé (llevado a cabo entre 68.946 participantes durante un promedio de 4,5 años) es que las personas que consumían mayor cantidad de alimentos orgánicos tenían un riesgo de cáncer un 25 por ciento más bajo si se comparaba con aquellos con una menor ingesta de alimentos orgánicos. En concreto la mayor reducción de riesgo de cáncer se observó en relación al cáncer de mama postmenopausico, al linfoma de Hodgkin y los linfomas, en general.

.-¿Y en lo que respecta al medio ambiente?

La agricultura se ha convertido en una fuente muy significativa de emisiones de GEI's (Gases de Efecto Invernadero). La emisión de combustibles fósiles y otros gases forman parte de los Gases de Efecto Invernadero, con el Dióxido de carbono (CO2) a la cabeza. Éstos producen un calentamiento en la superficie de la tierra que modifica los ciclos naturales provocando graves alteraciones en el medio ambiente.

La agricultura convencional contribuye así al cambio climático y éste influye a su vez sobre la agricultura. No es sostenible de ninguna manera. Entre las alteraciones que se están produciendo en todo el mundo están las inundaciones y las sequías, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, el descenso de agua dulce, la deforestación, el aumento del nivel del mar y las migraciones de millones de personas. A su vez estos desastres contribuyen a aumentar el cambio climático en un círculo que se retroalimenta. Cambiar el modelo de producción de alimentos es imprescindible para poder asegurar la soberanía alimentaria y combatir el cambio climático.

.-¿Qué reflexión hacéis sobre la entrada en el sector 'bio' de grandes capitales y de la distribución convencional?

El sector ecológico está cambiando mucho y en muy poco tiempo. Sí, las grandes empresas y las grandes superficies han visto un nicho de mercado y se están introduciendo. Esto no tiene por qué ser negativo pero es complejo. No es bueno para el sector el hecho de que estas grandes empresas quieran funcionar en el sector 'bio' como funcionan en el sector convencional, donde no hay la misma ética, los mismos conceptos, que funcionan en nuestro sector.

El sector 'bio' y su expansión son la punta de lanza de todo un cambio de paradigma que afecta a todos los ámbitos de nuestra vida (energía, salud, urbanismo, transporte, productos de higiene y cosmética, textil, construcción*) y que ya no hay nadie que lo pare y que ya ha llegado a todos los rincones de la Tierra. Para que las grandes empresas no acaben corrompiéndolo, tenemos que ser astutos. Ni negar el proceso, ni dejarlo en sus manos. Hay que ser estrategas. Nosotros apostamos por el camino de en medio. Es decir, reconocer que este proceso se está dando y apoyarlo.

Ahora bien, con la astucia de tener a las grandes empresas en un diálogo constante para que entiendan que este sector es diferente y que tiene unos códigos éticos que no pueden menospreciar. Podríamos tenerles lejos y dejarles funcionar a su manera pero, tarde o temprano, nos dejarían a un lado y lo corromperían todo. Es mucho mejor tenerles cerca, asesorarles, guiarles, y también vigilarles, llevarles a nuestro terreno. Diálogo, diálogo, diálogo. Que entiendan bien cómo funciona todo esto. Para que con ese proceso, que es imparable, todos salgamos beneficiados. Hay lugar para todos: tiendas pequeñas, grandes superficies, súpers ecológicos, cooperativas, ferias* Pero también hay que ser dinámico, creativo, y arriesgarse, no tener miedo...

Hemos trabajado demasiado muchísimos años como para dejarlo todo ahora en manos de hombres/mujeres de negocios de traje y corbata. Tendamos puentes, acerquemos posturas, no seamos radicales en ningún sentido. Todo sigue estando por hacer. Mostremos claramente nuestras cartas en el tablero y, quizás, todos ganemos la partida.

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