Publicado 12/11/2015 14:04

El Programa ComFuturo selecciona a 14 investigadores que tendrán un sueldo durante 3 años

MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Programa ComFuturo, de la Fundación General CSIC, ha concedido un total de 14 ayudas a investigadores de diferentes materias a los que dotará de un sueldo de 31.600 euros brutos anuales, durante tres años. El objetivo es facilitar el desarrollo en España de investigaciones punteras en salud, sostenibilidad e innovación industrial.

Según ha señalado la organización, cuatro de estos proyectos contribuyen a mejorar la salud de las personas, como el de Priscila Monteiro, del Instituto de Microelectrónica de Madrid, que busca una tecnología de detección rápida y precoz del cáncer de mama a través de un nanosensor ultrasensible. Éste permite la detección de la enfermedad a través de la sangre.

Por su parte, Iñigo Bretos, del Instituto de Materiales de Madrid, ha iniciado un proyecto con el que se han obtenido dispositivos de piel electrónica, potencialmente aplicable en las áreas de salud y bienestar --reemplazos protésicos--, pero también en la robótica. Mientras, que Laura Martínez, del Centro Nacional de Biotecnología, ha generado nuevas estrategias terapéuticas que, a través del bloqueo específico del movimiento celular, mejoren el tratamiento de enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide.

Anna E. Kubacka, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica, ha desarrollado sistemas biocidas para la desinfección de aguas que, además, son respetuosos con el medio ambiente. De este modo, son más "eficientes y limpios" que los actuales, por lo que "permitirá mejorar la calidad de vida tanto en países pobres, como en zonas desarrolladas y grandes aglomeraciones urbanas".

Por su ayuda al medio ambiente, también se ha valorado el proyecto de Felipe Gándara, del Instituto de Materiales de Madrid, que ha creado redes metal-orgánicas con alta conductividad electrónica para el almacenamiento de energía.

Según ha explicado a los medios, su proyecto busca sustituir materiales antiguos "por unos novedosos", inventados "en las últimas dos décadas" y que son más porosos que los usados actualmente, por ejemplo, en baterías u ordenadores. "Quiero aportar ese potencial que estos nuevos materiales tienen sustituyendo a otros sin tanta porosidad", ha declarado.

GARANTIZAR LA CALIDAD DEL ACEITE DE OLIVA

Por otra parte, Noelia Tena, del Instituto de la grasa, ha centrado su trabajo en el aceite de oliva para determinar de forma rápida la vida útil de los alimentos grasos en estado líquido. "Cualquier información que se pueda proporcionar para garantizar la calidad de este alimento es de interés", ha apuntado.

"Esto interesa a las empresas porque hará su producto más competitivo para ser exportado y a los organismos reguladores que saben que lo que pone en la etiqueta está contrastado por un método químico", ha señalado Tena, quien ha indicado que hay empresas interesadas en su trabajo.

Del mismo modo, los agricultores de la fresa han colaborado con el proyecto de Dolores Fernández, del Instituto Hortofruticultura Subtropical y Mediterrámea 'La Mayora, que ha presentado un programa de monitorización de resistencia a fungicidas en patógenos de la fresa.

Su trabajo ha consistido en analizar de manera individual las fincas para estudiar los hongos y el perfil de resistencia que tienen, para decirle al agricultor cuáles de todos los fungicidas autorizados en el país le funciona o no, debido a sus características. "Hasta ahora sólo se hacías recomendaciones generales y hay fungicidas que no funcionan en una finca y en la del vecino sí. Y esto es muy importante saberlo para no malgastar y echar productos al aire y para que la gentes no consuma un mayor número de estos productos químicos sin necesidad", ha señalado.

A estos trabajos hay que sumar el de Jordi Isern.Fontanet, del Instituto de Ciencias del Mar, que ha realizado un diagnósticos de las corrientes marinas a partir de las observaciones por satélite; el de Scott Mitchell, del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón, que trabaja con nanomateriales antimicrobianos para la conservación del patrimonio cultural; o el de Miquel Nofrarias, que busca el control térmico de misiones espaciales a través de sensores de alta precisión.

Además, destaca el trabajo de Modesto Redrejo, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, que ha buscado nuevas ADN Polimerasas de fusión con aplicaciones biotecnológicas; Carlos Sabín, del Instituto de Física Fundamental y sus Tecnologías cuánticas 3.0; Aitana Tamayo, del Instituto de Cerámica y Vidrio, que ha creado nanocompuestos termicatalíticos para generación de combustibles limpios con energía solar; y Javier Vargas, del Centro Nacional de Biotecnología, por su procesamiento de imagen en criomicoscopía electrónica con impacto en la industria farmacéutica.

Junto a la Fundación General CSIC, colaboran en este proyecto ComFuturo Santander Universidades, Aqualogy, BASF, Fundación jesús Serra, Gas Natural Fenosa, Hotel Aguas Ibiza, Iberdrola y Farnacéutica Lilly,