La Policía libera en Bilbao a 10 mujeres prostituidas y violadas por cuatro grupos de proxenetas

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Proxenetas detenidos en Bilbao - POLICÍA NACIONAL
Actualizado: viernes, 26 enero 2018 11:02

Detenidas un total de 14 personas, nueves en Bilbao, cuatro en Alicante y una en Tudela

BILBAO, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -

Agentes de la Policía Nacional han liberado a 12 mujeres de origen nigeriano que eran prostituidas y violadas por cuatro grupos de proxenetas en Bilbao y Benidorm (Alicante). Las víctimas, --diez de ellas liberadas en la capital vizcaína--, que habían viajado engañadas hasta España, debían saldar una deuda de 30.000 euros que aumentaba en 5.000 euros ante cualquier demora en los pagos que debían realizar cada semana, bajo la amenaza también de rituales de vudú.

Según ha informado este cuerpo policial en un comunicado, la organización estaba fuertemente establecida en Nigeria, Marruecos, Libia, Italia, Bélgica, Noruega y España. Las cuatro organizaciones compartían un único entramado para el traslado de las mujeres desde Nigeria hasta Europa y a una mujer dedicada exclusivamente al blanqueo del dinero obtenido ilícitamente. Han sido detenidas un total de 14 personas en Bilbao (9), Alicante (4) y una más en la localidad navarra de Tudela.

Las investigaciones se iniciaron en 2015 gracias a la cooperación policial internacional. La Policía Federal de Bruselas (Bélgica) identificó a una mujer que manifestó ser víctima de trata de seres humanos tras ser captada en Nigeria y prostituirse en Europa para saldar la deuda contraída con la organización.

La información llegó hasta los agentes especializados en España y, tras varias gestiones, constataron que la estructura criminal se componía de cuatro organizaciones diferentes dedicadas a la explotación sexual. Cada una de ellas tenía al frente a una mujer de nacionalidad nigeriana, si bien compartían un único entramado de traslados de las víctimas y la persona que se encargaba del blanqueo del dinero procedente de la actividad delictiva era la misma.

Las víctimas eran captadas en su país de origen, Nigeria, mediante el engaño de falsas ofertas de trabajo. Contraían una deuda de entre 30.000 y 35.000 euros por ser trasladadas a España y los criminales se aseguraban el pago de dicha deuda mediante el uso de rituales de vudú, como por ejemplo beber la mezcla de sangre de su "mami" mezclada con pelo de la víctima. De esta forma, las mujeres firmaban un contrato de fidelidad con la organización y en caso de incumplimiento serían víctimas de todo tipo de males, tanto ellas mismas como sus familiares.

DOS RUTAS MIGRATORIAS

En un primer momento la organización criminal utilizaba la ruta migratoria vía Marruecos. Para ello se valían de un miembro de la organización asentado en Casablanca que se desplazaba personalmente hasta Nigeria para trasladar a las mujeres captadas hasta Marruecos. Allí esperaban el momento oportuno para cruzar la frontera hacia España a través de pateras u ocultas en vehículos.

Posteriormente, la organización comenzó a utilizar una nueva ruta por Libia con llegada a Italia por vía marítima. Tras partir de Nigeria, las mujeres eran trasladadas a través del desierto durante semanas hasta establecerse en campamentos fijos en las proximidades de Trípoli. Posteriormente alcanzaban las costas italianas en lanchas que carecían de los más mínimos sistemas de navegabilidad y seguridad.

TRATO INHUMANO Y DEGRADANTE

Durante su traslado hasta Italia las mujeres eran violadas y maltratadas. Una de las víctimas indicó a los agentes que los criminales llegaron a disparar a una de las chicas por oponer resistencia a las agresiones sexuales.

Una vez llegaban a España eran obligadas a ejercer la prostitución todos los días. Semanalmente debían entregar el dinero obtenido y, en el caso de demorarse en el pago, la deuda se incrementaba en otros 5.000 euros.

BLANQUEO DE CAPITALES

La organización criminal contaba con una mujer de origen nigeriano que se encargaba de la infraestructura necesaria para el blanqueo de capitales del dinero procedente de la explotación sexual.

Para ello utilizaba su domicilio, una peluquería frecuentada por ciudadanos de origen nigeriano y una tienda de productos africanos donde recibía el dinero procedente del crimen organizado.

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