A CORUÑA, 19 Sep. (EUROPA PRESS) -
El profesor de la Universidade da Coruña (UDC), Xosé Luis Barreiro, recordó hoy que los incendios no son sólo culpa del ser humano por "descuido, criminalidad o desidia", tal y como cree "la mayor parte de la población", porque el bosque "tiende a arder".
Barreiro explicó que la falta de una "cultura forestal" hace que el bosque se convierta en un "elemento intocable que crece sin control hasta convertirse en extenso y desorganizado". "Con el esfuerzo que dedicamos a culpar al hombre nos olvidamos de que el bosque tiende a arder al ir acumulando materia inflamable que termina saliendo", señaló.
En este sentido, el profesor consideró que sería necesaria una mejoría de la gestión en la limitación y ordenación del bosque, para poder controlar los incendios, tal y como se expone en el artículo titulado 'Forest culture and fires' que aparece publicado en el número 33 el 'Bulletin of people environment studies' y que se presentó esta mañana en la UDC.
Se trata de un artículo que surgió a raíz de la ola de incendios que asoló Galicia hace dos años, "la primera mediática en la que la gente contaba lo que veía por televisión y no lo que ocurría en realidad" que duró sólo entre doce y catorce días.
En el análisis se aborda la perspectiva ecológica y estrictamente científica que evalúa los riesgos de creación y transmisión de incendios; la perspectiva histórica que compara la evolución a través de los años así como su comparación con otras comunidades como Andalucía, levante, Extremadura o Portugal; y una perspectiva cultural y mediática dirigida a personas que vivan fuera de Galicia.
En el estudio también se refleja el cambio de percepción de los incendios por parte de la población pues antes se atribuían a causas complejas y era rural, mientras que ahora es urbana, por lo que "no hablamos de la realidad, sino de diagnósticos urbanitas".
En declaraciones a los medios de comunicación, Barreiro explicó que el "espectacular" descenso de incendios en los últimos dos veranos se debe por un lado a causas climáticas, con veranos de lluvia continua y repartida; a que después de una gran ola de incendios la parte fácil de quemar desaparece; y a que se han puesto medios al limpiar maderas y rastrojos.
