El 'angelino' que pasó el confinamiento en Lugo: "No tengo palabras para agradecer el trato recibido"

Michael G. Nunez, el estadounidense que se quedó atrapado en Lugo por la pandemia del coronavirus cuando venía a una consulta odontológica, posa junto con su hija, Amy Nunez, en un apartamento que han alquilado Lugo/Galicia (España) a 23 de abril de 202
Michael G. Nunez, el estadounidense que se quedó atrapado en Lugo por la pandemia del coronavirus cuando venía a una consulta odontológica, posa junto con su hija, Amy Nunez, en un apartamento que han alquilado Lugo/Galicia (España) a 23 de abril de 202 - CARLOS CASTRO/EUROPA PRESS
Publicado: sábado, 25 abril 2020 16:05

   La crisis del covid-19 sorprendió a Michael G. Nunez en Lugo, a donde llegó para someterse a un tratamiento único en el mundo

   LUGO, 25 Abr. (EUROPA PRESS) -

   Michael G. Nunez se topó con la crisis del coronavirus a 8.000 kilómetros de su casa y aunque tuvo la opción de regresar a Los Ángeles tras la declaración del estado de alarma en España, apostó por continuar en Lugo para seguir con el tratamiento que lo empujó a cruzar el Atlántico a comienzos del mes de marzo para someterse a una intervención que solo podía encontrar en la Ciudad de las Murallas.

   No se arrepiente de la decisión pese a haber conocido una ciudad de Lugo muy diferente a la habitual. De hecho, en la madrugada del próximo lunes emprenderá el camino de vuelta a casa sintiéndose como un lucense más y con la idea de volver a la Cidade das Murallas en cuanto pueda y la situación vuelva a la normalidad.

    "No tengo palabras para agradecer el trato recibido. Me marcho enamorado de la ciudad y de sus vecinos", resume Michael G. Nunez en una conversación con Europa Press a pocos días de emprender el viaje de regreso a Los Ángeles, su ciudad de residencia y a la que espera llegar el próximo jueves si todo sale bien.

   Y es que pretender atravesar el planeta en tiempos de coronavirus se plantea lleno de interrogantes. Primero, Michael y su hija Amy --que lo ha acompañado en su estancia en Galicia-- saldrán de Lugo hacia Madrid en taxi con el billete de avión y su condición de ciudadanos estadounidenses como aval para atravesar media España hasta la capital, donde confían en que no se produzcan contratiempos en el vuelo que los debe llevar a Londres.

    En la conexión entre las capitales española e inglesa reside "el interrogante" de la travesía pues desde Londres parten vuelos dirección a California todos los días, a diferencia de lo que ocurre entre Madrid y las Islas Británicas. Con todo, Michael G. Nunez espera que todo salga bien y así poder llegar a lo largo del jueves a su casa en Los Ángeles.

   Dejará atrás casi dos meses como un vecino más de Lugo, aunque la estampa que ha vivido en la Ciudad de las Murallas dista mucho de la habitual, con las calles desiertas, bares cerrados y los comercios con la persiana bajada. Sin embargo, se lleva un recuerdo inmejorable del trato recibido y cuenta los días para poder volver a Galicia y disfrutar 'su' Lugo en circunstancias normales.

TRATAMENTO EN POLUSA

   A sus 61 años, Michael Núñez viajó a Lugo a comienzos del mes de marzo para someterse a un tratamiento que solo podía encontrar en el Hospital Polusa. Desde hace una década, los doctores Joaquín Mendoa y Pedro Juiz desarrollan un tratamiento pionero a nivel mundial para casos de radionecrosis de cabeza, la destrucción mortal de tejido producida por la radioterapia para combatir el cáncer.

    "Tenía muchas marcas en la mandíbula causadas por la radiación de un cáncer que superé hace tiempo. Mis doctores en Estados Unidos me enseñaron la publicación realizada por los doctores Mendoa y Pedro Juiz y me puse en contacto con Polusa", señala Michael Núñez, jubilado por sus problemas de salud.

   Hace diez años, los doctores Juiz y Mendoa descubrieron un tratamiento para los casos de radionecrosis de cabeza consistente en la reparación del tejido a través de células madre del propio paciente que, tras ser cultivadas durante 15 días en un laboratorio biotecnológico, son reimplantadas en la zona dañada.

   La técnica desarrollada por los cirujanos de Polusa causó impacto en la comunidad científica y mereció un hueco en la prestigiosa publicación 'Journal of Plastic and Reconstructive Surgery'. Desde entonces, y aunque el tratamiento ha evolucionado con los años, más de una docena de pacientes han pasado por el hospital privado lucense para someterse con éxito a este tratamiento.

   El último de ellos ha sido Michael G. Nunez, que cuando arribó el 5 de marzo a la Ciudad de las Murallas procedente de la Ciudad de las Estrellas no se imaginaba lo que ocurriría en los siguientes días y semanas. Cinco días después de su llegada, el 10 de marzo, fue sometido a la intervención y otros cinco días después, España declaraba el estado de alarma para combatir el avance del coronavirus.

    En ese momento, Michael y su hija se vieron forzados a abandonar el hotel en el que habían pasado los primeros días en Lugo. Por mediación del doctor Mendoa, alquilaron un apartamento ubicado en el centro histórico de Lugo, dentro del recinto amurallado, donde han pasado el resto de su estancia en la ciudad.

   A pesar de la situación y con la opción de volver a casa sobre la mesa, Michael apostó por quedarse en Lugo para seguir con su tratamiento y, casi dos meses después, está convencido de que tomó la decisión correcta. "Todo el mundo está preocupado y tiene mucho estrés por lo que está pasando. Pero a pesar de eso, todos en Lugo han sido muy amables y se preocuparon por nosotros, tratando de ayudarnos".

   Además de a todo el equipo médico de Polusa, Michael agradece al personal de la farmacia Gema y del restaurante O Xugo, donde cada jornada recogían comida previamente encargada por él y por su hija, que aparcó su trabajo como enfermera en California para acompañar a su padre en este viaje. "Ha sido un apoyo fundamental", afirma con orgullo.

   "Nuestro día a día se basaba en ir al supermercado a comprar agua, recoger la comida y caminar hasta el hospital para recibir el tratamiento. Después, nos íbamos a ver películas a la habitación, donde teníamos una pequeña cocina", resume Michael, que reconoce que las fuerzas del orden entendían su situación y nunca pusieron trabas a que caminen por la ciudad para cumplir con el tratamiento en el centro hospitalario.

   "La policía entendía perfectamente que solo íbamos al hospital", dice el estadounidense que destaca que los desplazamientos a pie por Lugo, también pensados para evitar exponerse al virus en un taxi, jugaron a favor de su recuperación de un tratamiento que, subraya, "ha ido todo lo bien que podría haber ido".

   "Toda la ciudad ha sido fantástica con nosotros. No sé como agradecérselo. Todo mi amor para la gente de Lugo. Siempre estaremos agradecidos por el cariño con el que nos han tratado", remarca Michel G. Nunez que confía en volver pronto a la ciudad que ha sido su casa en los últimos dos meses.

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