Actualizado: viernes, 2 marzo 2018 19:08

   VIGO, 2 (EUROPA PRESS)

   La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha condenado a 11 años y tres meses de prisión al varón de nacionalidad ucraniana Igor V., considerado por el jurado popular culpable del homicidio de un compatriota con el que compartía piso en Nigrán (Pontevedra), Roman S., al matarlo de un golpe en la cabeza con una plancha.

   El Tribunal del Jurado en su veredicto consideró al acusado --por mayoría de siete votos, frente a dos-- culpable de homicidio, si bien no estimó probado que concurriesen atenuantes y agravantes, aunque sí tuvo en cuenta que cuando ocurrieron los hechos el acusado estaba de pie mientras que la víctima estaba sentada y con sus facultades afectadas por el alcohol.

   Por ello, la presidenta del Tribunal le condena a un total de 11 años y tres meses de prisión, así como a pagar a la esposa de la víctima una indemnización de 120.000 euros, más los gastos que haya tenido como consecuencia de la muerte de su marido.

HECHOS PROBADOS

   En concreto, el jurado declaró probado que, sobre las 0,30 horas del 12 de junio de 2016 Igor V. propinó a Roman S. "un fuerte golpe en la cabeza" con una plancha de la ropa, a consecuencia de lo que la víctima sufrió diversas lesiones que le causaron la muerte.

   También entendió probado que Igor V. "era consciente de que si golpeaba a Roman con la plancha en la cabeza podría causarle la muerte, aunque este resultado no fuera el deseado, y aún así, decidió golpearlo".

   No obstante, rechazó que hubiese dolo directo, ya que las relaciones entre autor y víctima eran buenas, hay falta de reiteración en los golpes --únicamente le dio uno-- y por "el carácter improvisado del objeto con el que se golpea". A partir de todo esto, negó que concurriese la agravante de abuso de superioridad y las eximentes de legítima defensa y miedo insuperable.

PETICIONES

   Este veredicto supone una pena a medio camino entre la petición de la fiscal, que solicitaba 15 años de prisión por un delito de homicidio, y la de la defensa, que reclamaba su libre absolución o, subsidiariamente, una condena por homicidio imprudente.

   En el último turno de palabra, el acusado pidió perdón por lo ocurrido, pero insistió en que no fue su "voluntad" matar a su compatriota sino que el fallecido fue el que le amenazó a él y el que "entró con un cuchillo en una habitación oscura". "Siento muchísimo que haya fallecido, no fue mi voluntad, no cogí yo el cuchillo para matarle", remató.

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