Actualizado: miércoles, 3 octubre 2018 18:58

   Sostiene que seguían al líder porque "era el elegido" por Dios y ellos tenían "que ayudarle", pero sufrían "angustia", "presiones" y aislamientos

   PONTEVEDRA, 3 Oct. (EUROPA PRESS) -

   El 'padre general de los consagrados' de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, que en la causa de 'Miguelianos' tiene la doble posición de acusado y perjudicado, Esteban R.M., ha sostenido que el líder, Miguel Rosendo, le reconoció las relaciones sexuales y le argumentó que "cogió un demonio" y que "la única forma como consigue controlar a ese demonio era a través de los 'trabajos'".

   Así lo ha trasladado en la quinta jornada del juicio, que se celebra en la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra, donde este varón, Esteban R.M., ha repasado varios sucesos a partir de los que empezó a sospechar que podía "haber algo raro", momento en que decidió ir "a hablar con Miguel" y finalmente marcharse de la Orden.

   De acuerdo con su versión, el líder les decía "que de noche los demonios le daban palizas", por lo que él se quedaba algunas noches despierto "a ver si podía ayudarle de alguna manera". Así, "muchas veces" iba la capilla rezando, y fue en una de esas ocasiones en las que ha dicho que escuchó en una de las estancias conectadas a la capilla "gemidos, alaridos, gritos".

   "En ese momento me venía que era el demonio, para no escuchar (reconocer) que eran gemidos de relaciones sexuales", ha apuntado, añadiendo que, aunque ya había escuchado ruidos similares en otra ocasión, en ese momento se dividió "entre si era verdad (que se trataba de relaciones sexuales), si eran tentaciones del demonio" o si estaba "loco".

   Según ha mantenido, esa noche empezó "a unir muchas cosas", como las acusaciones de que Rosendo había intentado dar besos o que salían distintas hermanas de su habitación o su despacho. Además, ya por la mañana, la consagrada Sandra ('bastón' del líder) le dijo en una conversación: "Mi cuerpo a mí no me pertenece". "Era la pieza que faltaba para darle sentido a todo", ha asegurado.

   Tras aquello, ha señalado que vio a Sandra ponerle crema solar a Rosendo y, por el gesto que puso (de rechazo), el líder le preguntó qué le pasaba y le llamó a hablar. Así, el acusado le trasladó estas cuestiones esperando "una explicación"; sin embargo, Rosendo reaccionó "alterándose", dando "una patada en la silla" y llamando a Marta, que negó todo.

   No obstante, ha continuado, Sandra llegó poco después y dijo: "Yo no puedo mentir"; tras lo que Rosendo se fue y Marta se quedó "llorando durante horas". Es por ello que, siempre según su versión, se marchó para regresar horas después, cuando el líder le espetó a Sandra y Esteban: "Me estáis ensuciando con vuestros pensamientos".

CAMBIA SU PERCEPCIÓN SOBRE EL LÍDER

   A partir de ese momento ha comentado que Rosendo se le "cayó del pedestal" en el que le tenía; y fue entonces cuando le reconoció: "Todo lo que tu piensas es verdad. Que por ayudar a una chica (que había estado tiempo antes en la Orden) cogió un demonio, y la única forma como consigue controlar a ese demonio era a través de los 'trabajos'".

   "Esos trabajos eran relaciones sexuales. No se me pasó por la cabeza los abusos, porque era más que suficiente (con relaciones): Todo lo que había pasado en 20 años de mi vida era todo mentira", ha lamentado, añadiendo que fue entonces cuando dijo que se marchaba de la Orden y Sandra agregó: "Si Esteban se va y me lleva, me voy con él".

   Acto seguido, ha indicado que le preguntó a Marta si les acompañaba (era la hermana pequeña de la que había sido su novia durante años), a lo que ella respondió solo llorando. Entonces Rosendo volvió a hablar con Esteban R.M. y le dijo "que todo esto es de Dios, y que gracias a que ahora lo sabía podía controlar al demonio, que podía liberarlo y se acababa el último mal".

   Sin embargo, ha afirmado que él le contestó: "Yo me voy porque esto no es de Dios". "Entonces (Miguel) pone una rodilla en el suelo y dice: 'pídeme lo que quieras, que yo te lo doy'; y yo le digo: no somos iguales", tras lo que se marchó y apagó el móvil para dirigirse hacia Portugal, pensando que era el lugar "donde menos --le-- iban a buscar".

SU VIDA DENTRO DE LA ORDEN

   Esteban R.M., que ha renunciado a cualquier indemnización que le pudiese corresponder como víctima, ha explicado que todas estas situaciones ocurrieron en el marco de una organización en la que a sus miembros se les "llenaba la boca" al referirse a Rosendo como 'padre', y en la que se sentían "parte de algo especial, porque era una persona que hablaba con Dios". "Él era el elegido y teníamos que ayudarle", ha zanjado.

   Aquello, ha explicado, derivó en que antes de tomar decisiones (como comprar una casa, invertir en bolsa o casarse) se le consultaba al líder, "en parte porque su consejo era válido y también porque no le pareciese mal".

   En este contexto, ha reconocido que Rosendo no pedía "nunca directamente" que los miembros dejasen su vida fuera de la Orden, pero sí les hacía "sentir mal", diciendo frases como que mientras ellos estaban en la calle él estaba "en la obra sufriendo".

   También ha reparado en que llegó un punto en que el líder le dijo que en la Orden necesitaban que alguien fuese al seminario, ya que si no había sacerdotes en la asociación no podrían estar integrados en la Iglesia. "Me pide que vaya al seminario: Si yo te quiero como un padre, tu tienes que obedecerme como un hijo", ha transmitido sobre la conversación.

   En relación con esto, ha aclarado que él era "religioso por voluntad propia", pero "no quería ser sacerdote". Así, quería mantener sus actividades (como ayudar a limpiar casas, acompañar a personas que estaban muriendo) y "estar cerca de Miguel y ayudar a llevar adelante la obra de Dios a través" de él.

AISLAMIENTOS Y PRESIONES

   En este punto, en el que empezó a estudiar teología, ha reparado en que surgió un problema porque algunos conceptos Rosendo "los explicaba de otra forma" que podía suponer "una herejía". Eso, ha indicado, le supuso sufrir "abroncamientos" y aislamientos, que consistían en que Rosendo se sentaba "de espaldas" a él y no se le permitía asistir a las reuniones.

   Dichos aislamientos y "abroncamientos" ha reconocido, además, que "eran día sí, día no" con distintos miembros de la Orden, y la presión y agobio que llegó a sentir fue tan grande que llegó a realizar varios intentos de suicidio porque "no aguantaba esta angustia". "Hubo gente con presión que lo pasó muy mal", ha remachado.

   A mayores, ha confirmado las declaraciones de la acusada-víctima Dolores E.L. respecto a que Miguel Rosendo en su consulta de herbología se encogió, fue conducido por Ivana Lima a su despacho, y cuando salió tenía "como sangre por la zona de la barriga, y se da a entender que había sido San Miguel, que había estado presente a través de Miguel".

   De hecho, ha agregado que ese día se repartieron trozo de la camisa que Rosendo llevaba, aunque a él mismo no le "llegó ninguno". De la misma forma, ha admitido que las religiosas les dijeron que guardasen pelo, uñas y dientes de Rosendo. "Lo increíble de todo esto, la magia, es que era todo muy natural y nadie se podía pensar que pudiera pasar nada, absolutamente nada", ha abundado.

   De igual forma, ha dicho recordar "algún insulto" por parte de Miguel Rosendo "en broncas grandes" y dirigidos "a todos". "Creo que no se libró nadie" y eran "por lo que fuera: porque el café no estaba caliente, porque no ayudábamos en la obra...", ha ahondado, asegurando que a raíz de todo esto él le reprochó "que coaccionaba a todos".

   En todo caso, ha recalcado que "la que estaba a los pies de Miguel era Ivana", porque era "docilidad, el grado máximo de obediencia, sin planteárselo siquiera". Además, ha apuntado que había "una barrera entre hombres y mujeres" respecto al líder, ya que los varones tenían "una suciedad" que les "impedía estar tan cerca de Miguel".