Actualizado: jueves, 23 noviembre 2006 21:33


BAGDAD, 23 Nov. (EUROPA PRESS) -

Al menos 157 personas murieron y otras 257 sufrieron heridas en el peor ataque en Irak desde el comienzo de la guerra, cometido por presuntos milicianos suníes, que se sirvieron de cinco coches bomba conducidos por suicidas y dos disparos de mortero para perpetrar la masacre en el barrio bagdadí de Ciudad Sader, de mayoría chií, y que coloca al país más cerca de la guerra civil.

Los chiíes no tardaron en reaccionar al ataque, respondiendo con diez rondas de disparos de mortero contra la mezquita suní de Abu Hanifa, en Bagdad, dejando un muerto y 14 heridos, además de importantes daños materiales. Asimismo, otras ocho rondas de disparos de mortero alcanzaron la Asociación de Estudiantes Musulmanes, la organización suní más importante del país, sin dejar víctimas, según informaron fuentes policiales.

El ataque en Ciudad Sader comenzó a las 15:10 horas (hora local, 13:10 hora peninsular española), con la explosión de tres coches bomba, en intervalos de 15 minutos, contra los mercados Jamila y Al Hay y la plaza Al Shaidein de Ciudad Sadr. Aproximadamente al mismo tiempo impactaron los disparos de mortero contra las plazas Al Shahidein y Mudhaffar, según indicó un portavoz de la Policía, el coronel Hasan Chalub.

Otros dos coches, que se encontraban estacionados, estallaron en el puente de Ciudad Sader y junto a la principal oficina del clérigo radical chií Muqtada Al Sader, respectivamente, indicó Chalub. Además, un sexto coche bomba fue detectado y detonado de manera controlada por la Policía iraquí.

Ciudad Sader es un barrio conocido por ser el bastión del Ejército del Mahdi, milicia fiel a Al Sader. Cientos de personas han perdido ya la vida y han sufrido heridas en sus calles debido a coches bomba.

Las fuertes explosiones dejaron las calles del noreste de Bagdad llenas de un denso humo negro y cubiertas por cadáveres quemados y sangre, mientras los residentes y los milicianos chiíes corrían a las calles, gritando consignas contra los suníes y efectuando disparos al aire.

Tras el ataque, el Ejército del Mahdi desplegó a sus hombres por los alrededores, instalando puestos de control y cortes de carretera, para mantener a todos los extraños fuera de la zona.

Por su parte, el Gobierno impuso un toque de queda en Bagdad desde las 20:00 horas de hoy (hora local, 18:00 horas en la España peninsular) hasta nueva orden durante el cual todas las personas y vehículos deberán permanecer fuera de las calles.

LLAMAMIENTO A LA CALMA

Horas después, los principales responsables del Gobierno mantuvieron una reunión de emergencia en la residencia del líder chií Abdulaziz al Hakim, a la que asistieron el presidente iraquí, Jalal Talabani (kurdo), el vicepresidente suní, Tariq al Hashimi, y el embajador estadounidense, Zalmay Jalilzad, según indicó un ayudante de Al Hakim.

Los tres responsables iraquíes aparecieron posteriormente en la televisión nacional. Al Hashimi leyó una declaración en la que llamaron a la población a la calma y a la contención e instaron a los políticos a trabajar duro para acabar con la violencia sectaria. "Pedimos una revisión de los actuales planes de seguridad del Gobierno para Bagdad para proteger mejor a los civiles inocentes", indicó en nombre de los tres.

Se trata del peor atentado ocurrido en Irak desde el inicio de la invasión estadounidense en marzo de 2003. La cifra de sus muertos sobrepasa los 125 del hasta ahora peor ataque, cometido en febrero de 2004 contra una oficina de reclutamiento de policías y guardias nacionales, la mayoría chiíes, en la localidad de Hilla. El 2 de marzo de ese mismo año perdieron la vida al menos 181 personas y 573 sufrieron heridas en dos ataques coordinados en sendas ciudades con suicidas, disparos de mortero y bombas contra mezquitas chiíes de Kerbala y Bagdad.

ATAQUE CONTRA MINISTERIO DE SALUD

Mientras, en otro punto del norte de Irak, 30 suníes armados con pistolas y morteros atacaron un edificio del Ministerio de Salud, controlados por los chiíes. Después de tres horas de enfrentamientos, durante las que intervinieron soldados iraquíes y helicópteros militares estadounidenses, los atacantes fueron expulsados. Al menos siete guardias de seguridad del edificio resultaron heridos, según explicó el teniente primero de la Policía Maitham Abdul Razaq.

El canal de televisión estatal Iraqiya informó de que "terroristas" que intentaban tomar el control del edificio atacaron con morteros al Ministerio de Salud, en el norte de la capital. Los trabajadores del Ministerio permanecieron atrapados en el edificio, aunque no se registraron víctimas. El ministro de Salud, Ali al Shemari, es un seguidor del clérigo Muqtada al Sader.