Ayudando a acabar con la tuberculosis en India

Paciente con tuberculosis en el hospital de Bathalapalli
SILVIA MUINHA/FVF 
Actualizado: sábado, 24 marzo 2018 11:07

El gran reto es que los enfermos terminen el tratamiento, ya que cada vez hay más casos de tuberculosis multirresistente

MADRID, 24 Mar. (EUROPA PRESS) -

Uno de cada cuatro enfermos de tuberculosis en el mundo vive en India. El Gobierno se ha fijado como objetivo acabar con la enfermedad para 2025, una meta difícil de alcanzar pero que merece la pena intentar lograr y a la que quiere contribuir la Fundación Vicente Ferrer (FVF) a través del servicio de enfermedades infecciosas de su hospital de Bathalapalli, en el distrito de Anantapur, en Andhra Pradesh.

"El pronóstico de erradicar la tuberculosis para 2025 o 2030 es muy optimista", afirma Gerardo Álvarez-Uría, médico especialista en Medicina Interna y jefe del servicio de enfermedades infecciosas de Bathalapalli. "La tuberculosis es una enfermedad muy compleja de tratar y el tratamiento y lo que hagamos para combatirla se va a reflejar en muchos años, no inmediatamente", explica en una entrevista concedida a Europa Press.

"Es importante que se pongan estos objetivos, porque son ambiciosos y la tuberculosis es una enfermedad que necesita una inversión mucho más grande de la que se ha hecho hasta ahora", subraya Álvarez-Uría. En la FVF consideran que "la única forma de erradicar la tuberculosis es apoyando al Gobierno y por eso forman parte de su programa contra la enfermedad", añade.

      Aina Valldaura 

El reto es grande, puesto que la tuberculosis "es una enfermedad muy contagiosa que se transmite por el aire, tosiendo, hablando..." y puede tardar años en manifestarse y mostrar síntomas, incide el experto, subrayando que un buen diagnóstico es clave. Sin embargo, en un país donde buena parte de la población vive en la pobreza y donde no todos los centros cuentan con el material para realizar el examen del esputo para detectar la bacteria que causa la tuberculosis, esto no siempre es sencillo.

Álvarez-Uría admite que uno de los principales problemas es que en India en la mayoría de los casos los enfermos de tuberculosis acuden a médicos privados que no realizan pruebas de laboratorio y que ofrecen un tratamiento que no siempre es el adecuado para el paciente. Tras pasar por varios médicos sin mejorar, en muchos casos se les termina diagnosticando en los centros gubernamentales y en el caso de Anantapur, terminan en el hospital de FVF.

      Aina Valldaura

AUMENTO DE LOS CASOS DE TUBERCULOSIS MULTIRRESISTENTE

El cambio de tratamiento pero, sobre todo, la recurrente suspensión del mismo por parte de los enfermos ha provocado un aumento de los casos de tuberculosis multirresistente. "Solo el 50 por ciento de la tuberculosis multirresistente se acaba curando y si hablamos de tuberculosis extremadamente resistente, solo un 30 por ciento", aclara Álvarez-Uría.

Según explica Radha, trabajadora social del hospital de Bathalapalli, el centro recibe "una media de entre 40 y 50 casos al mes, es decir, cada día detectamos dos o tres nuevos casos de tuberculosis". En cuanto a la tuberculosis multirresistente, se detectan unos cinco y seis casos entre el hospital y los derivados del hospital del Gobierno, precisa.

Lo importante, subraya Radha, una vez que hay un diagnóstico temprano es que los pacientes tomen la medicación, especialmente en el periodo inicial de seis meses, ya que con ello "se puede evitar el contagio de más pacientes". Por contra, en los casos donde la enfermedad está en una fase más avanzada hay un riesgo mayor de morir.

      Aina Valldaura

El problema es que no siempre es fácil sobrellevar los efectos secundarios que tiene la medicación. "Mucha gente sufre problemas gástricos, náuseas, vómitos, dolor estomacal y esto hace que muchos abandonen el tratamiento", explica Álvarez-Usía. Por ello, agrega, "una de nuestras funciones es explicarles muy bien estos posibles efectos y animarles a que aguante y sigan tomándose el tratamiento".

Pothulaiah es uno de los enfermos que optó por dejar de tomarse el tratamiento. "Cuando vi que me iba recuperando paré de tomarlos y volví a empeorar", cuenta a Europa Press desde el hospital de Bathalapalli, al que llegó a finales de 2017 y donde le diagnosticaron tuberculosis multirresistente.

Uno de los motivos que le empujaron también a dejar de tomar los medicamentos fue su coste. "Al principio gastaba 1.000 o 2.000 rupias al mes (entre 12,5 y 25 euros), pero luego necesitaba 7.000 o 10.000 rupias al mes y tuve problemas económicos", precisa. Ahora recibe medicación gratis en el hospital de la FVF aunque esta tiene "muchos más efectos secundarios", explica.

Antes trabajaba como tejedor de saris de seda, pero ahora el asma y su dificultad para caminar por los efectos secundarios de la enfermedad se lo impiden. Pothulaiah y su mujer, que tienen una hija de 5 años, viven de lo que gana ésta cuando trabaja y de préstamos que piden.

LOS ENFERMOS, MÁS POBRES

"La tuberculosis es una enfermedad que te debilita mucho, te hace perder peso, energía, incluso si comes, y no puedes trabajar, sobre todo en trabajos físicos, que es en lo que suelen trabajar los residentes de Anantapur", subraya Álvarez-Uría. "Esto hace que las personas con tuberculosis, que normalmente son pobres, cuando contraen la enfermedad se convierten en aún más pobres", incide.

Según Radha, los pocos recursos económicos de que gozan muchas familias en Anantapur disuaden a algunos enfermos de ir al hospital. "Si un paciente tiene que venir al hospital durante un tiempo, esa persona deja de trabajar y por lo tanto no cobra y difícilmente va a poder comer", afirma la trabajadora social de la FVF.

"Estas personas no vendrán al hospital para hacerse revisiones si no tienen ningún síntoma ya que esto supone pérdidas económicas, de manera que hacer un buen seguimiento se complica", destaca, algo que les priva de un diagnóstico temprano y reduce sus opciones de supervivencia. "En su etapa inicial, hay menos probabilidades de que el paciente muera, pero en el caso de la tuberculosis multirresistente muchos pacientes mueren", lamenta.

Radha recuerda el caso de dos jóvenes de 19 y 20 años que murieron el año pasado por tuberculosis multirresistente, después de que tras diagnosticarles la enfermedad en 2015 abandonaron el tratamiento tres meses después.

      Aina Valldaura

"Pero no todos los casos tienen un final fatal", asegura, recordando el caso de dos chicas estudiantes que lograron recuperarse de la versión más mortífera de la enfermedad gracias al apoyo de sus familias, que "es imprescindible", resalta la trabajadora social. "Hay familias que apoyan mucho a los pacientes, les traen al hospital, se aseguran de que toman la medicación, les animan y les cuidan cuando tienen efectos secundarios", afirma.

En general, en India la tuberculosis no conlleva el estigma de otras enfermedades como el VIH. "La mayoría de la gente conoce a algún familiar o a gente que ha sufrido la enfermedad", señala Álvarez-Uría. "Es una enfermedad tan frecuente que no se considera que esa persona haya hecho algo malo ni se la discrimina", añade.

Sin embargo, precisa, sí que han detectado casos en los que enfermos con tuberculosis multirresistente se han encontrado con "médicos que no quieren tratarlos por miedo a contagiarse y los echan de la clínica o el hospital". Frente a ello, en los hospitales gestionados por el Gobierno y en el de ONG como la FVF "hay una educación sanitaria más amplia", sostiene.

Álvarez-Uría lamenta el elevado coste que tienen los nuevos fármacos para tratar la tuberculosis multirresistente, de los que no existen genéricos disponibles y "hay que comprarlos a farmacéuticas internacionales a precios muy elevados".

"Los medicamentos que estamos usando ahora fueron descubiertos en la primera mitad del siglo XX, incluso antes, y nadie se ha puesto a investigar ni a invertir en sacar nuevos fármacos", denuncia este experto. "Es una enfermedad muy antigua que es curable y que creo que se podría erradicar pero hace falta un compromiso mucho más fuerte del que ahora se está haciendo", zanja.

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