Brown apuntala su crisis al sumar en Glasgow Este la cuarta derrota electoral seguida desde que llegó al poder

Actualizado: viernes, 25 julio 2008 11:19


LONDRES, 25 Jul. (EUROPA PRESS/Eva Martínez Millán) -

El primer ministro británico, Gordon Brown, sufrió ayer un duro revés en su propia ciudad de origen con la derrota en las elecciones parciales de Glasgow Este, donde los laboristas pasaron de la holgada mayoría obtenida en las últimas generales a sufrir el cuarto varapalo consecutivo en las urnas desde que Brown se mudara al número 10 de Downing Street en junio del pasado año.

La pérdida del escaño confirma los peores temores del partido al apuntalar la deriva emprendida en las locales del 1 de mayo, en las que no sólo cedió Londres, sino que quedó relegado como tercera fuerza, y confirmada con la posterior pérdida del asiento de Crewe y Nantwich que había ostentando durante 30 años y la pobre actuación hace un mes en las parciales de Henley, en las que fue la quinta opción más votada.

Con una participación del 42 por ciento, seis puntos inferior a la de 2005, los laboristas obtuvieron 10.912 papeletas, 395 menos que las que se llevó el Partido Nacionalista de Escocia (SNP). Sin embargo, el alcance de la derrota se constata comparando los resultados con los de hace tres años, cuando la formación había obtenido una holgada mayoría de 13.507 con David Marshall como cabeza de cartel y cuya renuncia a continuar en Westminster por motivos de salud obligó a una regular una convocatoria que ha coincidido con el peor momento de su partido.

Así, la derrota confirmada en las primeras horas del día de hoy podría suponer el toque de gracia final a la trayectoria de Brown, abiertamente cuestionado entre sus filas y con una drástica pérdida de confianza entre los británicos cuando apenas ha cumplido un año en el poder, y tendrá importantes consecuencias en la cita que afrontará esta misma jornada en el Foro de Política Nacional que los laboristas celebran en Warwick.

La reunión representa una de las intervenciones más cruciales del año, por lo que se espera alguna reacción del mandatario, que podría ver cómo se precipita el debate que la formación que lidera preveía promover en torno a su futuro a medio plazo en el congreso que el próximo mes de septiembre celebra en Manchester.

CAMBIOS

Así, a punto de iniciar unas vacaciones que lo mantendrán en Inglaterra, Brown esperaba los resultados de hoy como un balón de oxígeno que le permitiese emprender una remontada tras el desmoronamiento experimentado en los últimos meses, tras los que aparece por debajo del Partido Conservador a distancias inéditas desde que existen los estudios demoscópicos y que llevaron a su partido a abrir declaradamente el debate sobre la conveniencia de su continuidad.

Sin embargo, los tiempos para resolver la vacante de Glasgow Este ya habían sido hábilmente medidos para que las parciales se celebrasen ya iniciado el receso estival de Westminster, a fin de evitar a Brown en caso de debacle tener que rendir cuentas de inmediato ante un partido en el que la posibilidad de promover un nuevo relevo lleva planteada desde antes de cumplirse un año de la marcha de Tony Blair.

Con todo, la resaca de esta cuarta derrota consecutiva podría acelerar los acontecimientos en el seno laborista, que pese a la desconfianza en Brown esperaba que la diputada en el Parlamento de Escocia Margaret Curran lograse mantener el asiento, incluso pese a su designación de urgencia como candidata tras el abandono repentino del aspirante previsto, el concejal George Ryan.

EL PEOR ESCENARIO

No obstante, la victoria del nacionalista John Mason ratifica el peor de los escenarios posibles, ya que el desalojo en el que constituía uno de los escaños más seguros del partido supone el último escalón de una tendencia que apunta que la pérdida de la mayoría en el Parlamento será una realidad cuando se celebren las generales previstas para dentro de dos años.

Una situación ante la que Gordon Brown aparece en todos los sondeos como el desencadenante de la catástrofe tras la severa pérdida de prestigio desde que tomó el relevo de Tony Blair, cuando los notables niveles de aceptación con los que contaba lo llevaron a barajar un adelanto electoral para aprovechar la positiva visión de la que gozaba como gestor.

Así, aunque las elecciones de ayer suponen tan sólo un asiento en Westminster, la pérdida de feudos hasta ahora férreos del laborismo revelan la corriente que domina en el país e indican un cambio de tendencia que apartaría a los conservadores de los escaños de la oposición que ocupan de forma ininterrumpida desde 1997.