Crónica Birmania.- El trauma psicológico, nueva amenaza a largo plazo para los supervivientes del 'Nargis'

Actualizado: domingo, 15 junio 2008 18:37

Depresión, psicosis y miedo a una nueva catástrofe, principales problemas de los especialistas que atienden a las víctimas del ciclón

MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los supervivientes del paso del ciclón 'Nargis' por el este de Birmania, hace ya un mes, están experimentando las consecuencias psicológicas no sólo de haber sobrevivido a la tormenta, sino del cansancio acumulado en las tareas de reconstrucción de sus hogares, añadido al miedo de que vuelva a caer sobre ellos una catástrofe climática de similares proporciones.

"He visto a mucha gente muy triste, muy ansiosa, y temerosa de que el viento termine de arrasar todo lo que les queda", declaró el especialista en traumas Kaz de Jong, para Médicos sin Fronteras (MSF), recién llegado de una misión de asesoramiento en el delta del río Irrawaddy, región epicentro del desastre. Sin embargo, sí que se mostró impresionado por la población birmana, y por su esfuerzo en luchar contra la adversidad, a pesar del alcance de los daños.

Los síntomas de malestar psicológico suelen ser comunes entre los supervivientes, que repiten "obsesivamente" imágenes del desastre en su mente, en particular la última vez que vieron a sus seres queridos, muchos de los cuales arrastrados o ahogados en la crecida que llegó a inundar hasta 35 kilómetros en el interior del país. Otros, por su parte, sufren de problemas de sueño, palpitaciones cardíacas e hipertensión. Todos estos, síntomas del estrés acumulado, declaró De Jong.

El especialista ha atestiguado que muchos supervivientes, entre ellos niños, parecen aislados, o carecen de energía para enfrentarse al futuro. Estos problemas podrían ser, a largo plazo, mucho peores que la crisis alimentaria en la región. "Todos vosotros estáis preocupados por el arroz, pero la gente necesita estar motivada para comer", explicó una anciana a De Jong. "Y mi vida, en este momento, no merece la pena, porque he perdido a toda mi familia", lamentó.

Para MSF, es "normal" cierta sensación de "desesperación" en los supervivientes, dadas las pérdidas. Pero lo cierto es que estos problemas limitan la habilidad de los birmanos para reconstruir sus vidas.

REDES DE COMUNICACIÓN

En este sentido, la organización humanitaria está trabajando para establecer redes de apoyo para atender a las víctimas a recuperarse mentalmente, y para evitar problemas psicológicos más agudos. "Necesitamos ayudar a que la gente se recupere, y conseguir que sus vidas vuelvan a valer la pena", explicó el especialista.

La intención de MSF es identificar a los líderes de cada comunidad para adiestrarles en conocimientos básicos de control del estrés, para que puedan supervisar la evolución de la población más vulnerable, como niños o ancianos que sean únicos supervivientes de sus familias. Entre estas técnicas se incluye, por ejemplo, preguntar a los monjes budistas que enseñen a los residentes prácticas de meditación, animándoles a que expresen sus sentimientos respecto a sus experiencias, y enseñando a los supervivientes a pensar únicamente en sus familiares muertos durante períodos concretos del día para evitar que obsesionen con los recuerdos. Al mismo tiempo, MSF está desplegando psicólogos profesionales en el delta.

Estas prácticas se repiten en diversas ONG presentes en el país, que trabajan con las comunidades locales para conseguir apoyo psico-social para sus miembros, salvando las dificultades culturales y de valores. "En Asia, la gente no es por lo general muy abierta a la hora de hablar sobre sus sentimientos, por lo que sufren en silencio", explicó el portavoz de World Vision, James East. "Trabajaremos con la comunidad, para entrenarles y para que reconozcan los síntomas de este trauma", añadió.

Y mientras, más de un mes después, los trabajadores médicos en el delta del Ayeyarwady --otra de las zonas afectadas-- trabajan para evitar brotes procedentes de la contaminación del agua y de las picaduras de los mosquitos, que a medio plazo podrían aumentar incluso más la cifra provisional de 133.000 muertos y desaparecidos al paso de la tormenta.

Hasta el momento, el operativo de MSF compuesto por 43 equipos médicos, todavía no han detectado tales brotes. De momento, se encuentran tratando a decenas de miles de heridos por la tormenta, y atienden los cada vez más numerosos caso de diarrea severa e infecciones agudas del tracto respiratorio.

Las fuertes lluvias monzónicas se han convertido en una de las principales fuentes de agua potable en la zona. Los trabajadores humanitarios han distribuido cántaros para ayudar a los supervivientes a recoger el agua, aunque persisten las preocupaciones sobre enfermedades relacionadas con el agua contaminada, dados los problemas de acceso a agua limpia, jabón y cuidados higiénicos elementales.

El pasado 10 de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó de hasta 685 casos de infecciones respiratorias agudas, 117 casos de diarrea hemorrágica y tres casos de dengue. En este caso, sí que se espera un elevado número de afectados en la región, pero la OMS advierte de que el número de afectados será especialmente elevado este año por el paso del ciclón.

ABANDONO

Los médicos extranjeros que llegaron a Birmania para atender a los afectados por el ciclón que devastó la isla el pasado mes de mayo han comenzado a abandonar el país debido a que la Junta militar que gobierna el país ha empezado a cerrar los campamentos de ayuda humanitaria en las áreas afectadas, según informó el coordinador de tareas humanitarias del Ministerio de Sanidad tailandés, Surachet Satitniramai.

Satitnirami aseguró que la Junta militar había pedido a Tailandia que no mandase la tercera tanda de médicos, lo que significa que no habrá médicos tailandeses a partir del próximo lunes, y que la mayoría de los campamentos instalados en el Delta de Irradaway se encontraban cerrados.

"Médicos procedentes de India, Japón y Filipinas ya se han marchado de Birmania, mientras que la mayoría de campamentos han sido cerrados", aseguró a Reuters Satitnirami, quien añadió que los únicos médicos que quedan en los pocos campamentos que se mantienen activos son todos birmanos.

"Aseguran que tienen suficientes médicos para gestionar la situación actual y que nos pedirían más si necesitasen ayuda", señaló.

El ciclón 'Nargis' sacudió la densamente poblada población del delta del Irrawaddy, matando a más de 134.000 personas y dejando sin hogar a 2,4 millones. A pesar de la magnitud del desastre, la Junta birmana se ha mostró reacia en todo momento a admitir ayuda humanitaria procedente del extranjero.