Crónica Canadá.- Las elecciones de mañana podrían poner fin a 12 años del Partido Liberal al frente del Gobierno federal

Actualizado: domingo, 22 enero 2006 21:46

Los conservadores de Harper logran un 40% en los sondeos, pero podrían necesitar al Bloc Quebecois (en el Parlamento de Ottawa)

MONTREAL, 22 Ene. (Para EUROPA PRESS, Francisco Cabezuelo) -

Canadá se prepara para celebrar mañana lunes una decisiva jornada electoral que podría poner fin a doce años del Partido Liberal al frente del Ejecutivo federal. Todas las encuestas y análisis publicados por los medios de comunicación sitúan como indiscutible favorito al líder del Partido Conservador, Stephen Harper, un economista de 47 años, casado y con dos hijos, al que la prensa ya ve como nuevo sustituyo del actual primer ministro, el veterano parlamentario liberal y abogado Paul Martin, de 67 años, quien hasta este último fin de semana ha luchado por evitar un descalabro electoral de su partido azotado por la corrupción y muy desgastado tras tres mandatos consecutivos.

Según las últimas encuestas, el partido de Harper podría incluso rozar la mayoría absoluta y hacerse con la mayoría de los 308 escaños con los que cuenta el Parlamento de Ottawa. Los conservadores cuentan con una intención de voto aproximada de entre el 38 y el 41 por ciento, mientras que los liberales se quedan entre un 25 y 28 por ciento, seguidos del Nuevo Partido Demócrata (NDP) que se harían con el 17 por ciento de los votos. Los independentistas de Québec agrupados en el Bloc Quebecois (BQ) contarían con el 12 por ciento. El Partido Verde no supera el umbral del 5 por ciento de votos.

Si los canadienses corroboran mañana en las urnas los datos de las encuestas, los conservadores serían la mayor fuerza en el Parlamento de Ottawa superando en 10 ó 12 escaños a los liberales. Si finalmente no logran una mayoría absoluta, tendrían que conformar un Gobierno minoritario, como era el de Martin. De este modo, parece que para lo que servirán las elecciones de mañana lunes es para determinar si los conservadores conseguirán más de 154 diputados para gobernar en solitario, o si necesitará los apoyos del Bloc Quebecois.

Hasta el pasado otoño, los liberales contaban con 133 escaños, los conservadores con 98, los separatistas de Québec con 53, y los socialdemócratas del NDP con 18. Además, había cuatro diputados independientes y dos vacantes. En noviembre, Martin se vio obligado a convocar estas elecciones anticipadas, al convertirse en el primer mandatario canadiense en perder una moción de censura, lo que ocurrió tras darse a conocer el informe de una comisión de investigación parlamentaria que denunciaba la malversación de fondos por parte del PL desde 1995. Ese año tuvo lugar el segundo referéndum de independencia de Québec, celebrado bajo el Gobierno de los liberales, liderados por el entonces primer ministro Jean Chrétien, y en el que Martin era ministro de Economía.

Entonces, el Ejecutivo federal decidió lanzar un programa para promocionar el sentimiento de unidad nacional canadiense en la provincia de Québec. Sin embargo, 72 de los 180 millones de dólares destinados a este proyecto fueron desviados a empresas cercanas a los liberales. El referéndum en Québec se resolvió con una escasa diferencia, el 50,6% contra el 49,4%. La consulta fue ganada por los partidarios del "no" a la independencia. Además, en los últimos comicios federales en Québec, separatistas y liberales se han repartido alrededor de los 75 escaños de la circunscripción electoral de la provincia francófona.

Tras esta apretada victoria en el referéndum, el Gobierno liberal ha intentado potenciar desde Ottawa una línea dialogante y constructiva. Así, ofreció a los separatistas de Québec algunas enmiendas del Acta Constitucional para permitir la asunción de competencias adicionales, pero el Bloc Quebecois rechaza estas propuestas y desde entonces pide un nuevo referéndum, tomando nota de que el primero sobre la cuestión, el de 1980, había arrojado un resultado mucho menos ajustado (el 59,6% del federalismo contra el 40,4% del independentismo).

En estas elecciones, el Bloc Quebecois aspira a lograr más del 50% de los votos del Canadá francófono, lo que podría aprovechar para relanzar la tensión separatista y quizá convocar un tercer referéndum de independencia. Insatisfechos, con los dos resultados en su contra, consideran que a la tercera va la vencida., por lo que otra vez más, una de las grandes incógnitas vuelve a ser Québec, eterno protagonista de las tensiones territoriales en Canadá, extendidas ahora también a la provincia de Alberta, en la que desde que se descubrieran nuevos yacimientos petrolíferos, no faltan las voces que se han sumado a las demandas de autonomía fiscal y autogestión económica de las provincias frente al Gobierno federal de Ottawa.

Otra gran incógnita es el apoyo que tendrán los conservadores en la provincia de Ontario, la más poblada del Canadá anglófono, considerado hasta ahora un bastión liberal, y donde uno de sus candidatos, concretamente por la circunscripción electoral de Etobicoke Lakeshore es el prestigioso politólogo y profesor de Derecho en la Universidad de Harvard, Michael Ignatieff.

ÚLTIMOS MENSAJES

Mientras tanto, en uno de sus últimos mítines este fin de semana en Toronto, Harper volvió a hacer hincapié en los mensajes centrales de su campaña: necesidad de cambio en el Gobierno para reactivar la vida política del país, claridad en las cuentas públicas, recorte de impuestos y nuevos esfuerzos en la lucha contra el crimen organizado y la delincuencia. "Si los liberales vuelven a ser reelegidos, este país seguirá perdido sin rumbo", declaró Harper, quien recordó los graves escándalos de corrupción.

Por su parte, Paul Martin, intentó hasta el último momento arañar votos en las circunscripciones atlánticas del país, y evitó referirse a los escándalos de su partido para no aumentar el previsible descalabro electoral de los liberales. En todo momento, mantuvo un mensaje de riesgo y miedo alertando contra el programa de cambios propuestos por Harper y los conservadores, a los que ha llegado a calificado de anticanadienses y proamericanos.

Durante la campaña, Martin ha comparado a Harper con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y ha establecido paralelismos entre las actuales políticas de los republicanos en EEUU y las que los conservadores podrían desarrollar en Canadá. Para Martin, "Canadá no quiere el cambio que Harper está proponiendo". De todas formas, lo que quiere Canadá se verá mañana en las urnas.