Crónica Irak.- ICG pide a la Asamblea Suprema de Irak que cese la lucha armada y respete la unidad nacional

Actualizado: sábado, 17 noviembre 2007 19:28

El grupo de analistas elogia la cooperación del grupo chií con el Ejército en contra de Al Sadr.

MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -

El grupo de expertos de International Crisis Group (ICG) ha solicitado a la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica de Irak, uno de los más poderosos bloques chiíes en el Parlamento iraquí, que retire a sus escuadrones de la muerte de las calles de Bagdad, y que cese en su "retórica de combate" y fomente la unidad del país, abandonando sus intenciones de formar una entidad autónoma exclusivamente chií dentro del país árabe, en su último informe sobre la situación en Irak.

"No es el partido chií más grande, pero sí uno de los más importantes", comenta el nuevo informe de ICG sobre la Asamblea, cuya cúpula está sustentada en la familia de los Hakim, una de las más poderosas de Nayaf, ciudad que se encuentra a 160 kilómetros al sur de Bagdad y que es el centro del poder político y religioso chií --en ella está la tumba del fundador de la rama chií del Islam, el Imam Alí--.

EL ICG considera "sorprendente" el pragmatismo político que exhibe este partido, a la luz de sus profundas inclinaciones sectarias. El Consejo Supremo, además, hace gala de una política de alianzas "bastante incongruente" ya que mantiene relaciones con Estados Unidos y con Irán, a pesar de que hace un cuarto de siglo la Asamblea comenzó su andadura política sirviendo de tapadera a las milicias iraníes presentes en Irak. Sabiendo ésto, su líder Abd al Aziz al Hakim, ha sido invitado de honor por el presidente estadounidense George W. Bush.

Hoy, la Asamblea se encuentra enzarzada en una feroz competición con su principal rival chií, el bloque liderado por el clérigo antiestadounidense Muqtada al Sadr, líder de las milicias del Ejército del Mahdi y asentado firmemente en Ciudad Sadr. Al Sadr ha ganado relevancia política estos últimos meses al acordar el cese de hostilidades con el Ejército estadounidense en determinados momentos, y que no siempre es respetado por sus propias milicias.

En este sentido, ICG entiende que la Asamblea Suprema debería convertirse en un actor político "más responsable", e insta para ello a Estados Unidos a dejar de emplearles como "instrumento privilegiado en su lucha contra los saderistas" y en vez de eso les anime "a romper los lazos con los elementos más sectarios" del partido.

REGRESO A LA MODERACIÓN

La Asamblea Suprema no ha permanecido siempre en Irak. De hecho, sus líderes se vieron obligados a abandonar el país con la llegada del fallecido dictador Sadam Husein al poder y las consiguiente purga política organizada por su partido Baaz. Pero sí que es cierto que su regreso a Irak en abril de 2003, su política tradicionalmente extremista se ha sosegado para conseguir cierta respetabilidad política.

De momento, el grupo de analistas entiende que la Asamblea se ha intentado distanciar de sus lazos con Irán y construir coaliciones políticas en favor de la unidad de Irak. Cuando la situación de seguridad comenzó a deteriorarse tras la invasión, con la aparición de la insurgencia, la Asamblea Suprema siempre ha apoyado al Gobierno del primer ministro, Nuri Al Maliki, empleando el aparato de seguridad del Estado para defender a la comunidad chií. Sigue, sin embargo, recibiendo fondos iraníes para su financiación, pero también los reciben otros partidos, beneficiarios de la política de Teherán para diversificar su apoyo.

Este año, la Asamblea Suprema ha eliminado de su denominación oficial la palabra "revolución", dando a entender que los días de su oposición armada han terminado. También parece haberse distanciado de la teocracia iraní, y ha pasado de prestar lealtad al líder supremo iraní, Gran Ayatolá Alí Jamenei, para convertirse en férreos defensores de la principal autoridad chií en el país, el también Gran Ayatolá, Alí Sistani, que reside actualmente en Nayaf.

Sin embargo, ICG ha criticado que tal "respetabilidad" todavía no ha conseguido desembarazarse de su pasado miliciano asociado a Irán, el lugar donde se exilió toda su cúpula en la década de los 90. La Asamblea suele disculparse por su comportamiento durante esa época, al afirmar que actuó contra la tiranía implantada por el régimen de Husein, en un contexto claramente bélico, como era la guerra entre Irán e Irak, donde las milicias de la Asamblea --el Badr-- luchaba codo con codo con el Ejército iraní. ICG duda sin embargo de que los vínculos armados con Irán hayan desaparecido, y llega incluso a afirmar que "se sospecha que una mano extranjera sigue guiando sus políticas".

"SUPER REGIÓN CHIÍ"

Otra de las incongruencias en el comportamiento de la Asamblea que ICG ha detectado es que el grupo chií sigue defendiendo las ideas del clan Hakim, empeñado en la creación de una "super región chií" que aglutine a nueve gobernaciones del sur, una iniciativa que ha provocado una rotunda oposición, incluso en sus correligionarios chiíes.

En esa búsqueda de la respetabilidad, ICG afirma que muchos iraquíes miran con sospecha a la Asamblea por sus cordiales relaciones con Estados Unidos. Además, el grupo se enfrenta a una posible crisis sucesoria, ya que Al Hakim está gravemente enfermo y su hijo Ammar "podría ser, quizás, demasiado joven e inexperto para reemplazarle", según ICG.

Sin embargo, el partido sigue siendo una fuerza "formidable", según ICG, que se beneficia de su alianza con Estados Unidos a la hora de borrar del mapa a la competencia: Al Qaeda en Irak y, sobre todo, al Ejército del Mahdi, su principal enemigo, que cuenta con un gran apoyo popular a pesar de (o quizás gracias a) su lucha armada contra las fuerzas estadounidense e iraquíes.

La rivalidad entre el Madhi y la Asamblea es ahora, según ICG, "una lucha de clases", entre la élite comercial chií pro saderista, y la tradición representada por la Asamblea, que recoge a las clases urbanas chiíes menos desarrolladas.

Esta lucha es, para ICG, el principal factor que definirá el estatus del país en los próximos años. El escenario más probable, según el grupo de analistas, será una lucha de poder entre ambos movimientos, con algunas alianzas temporales entre medias, como la que existe en la actualidad, bastante precaria.

El Gobierno estadounidense ha respaldado completamente a la Asamblea en esta lucha. Pero ese apoyo es, según ICG, una "apuesta peligrosa": apoyar la lucha entre baderistas y saderistas podría "profundizar aún más las divisiones dentro de la rama chií en Irak", teniendo en cuenta que el apoyo popular de las milicias de Muqtada Al Sadr es mucho mayor.

En este sentido, ICG recomienda a Estados Unidos que adopten un acercamiento más equilibrado a ambos grupos, solicitando a la Asamblea que "retire de las calles a sus milicias, cuyos comandantes recurren frecuentemente a la detención ilegal, a la tortura y al uso de escuadrones de la muerte".