Crónica Irak.- ICG pide a EEUU que no aumente la presión contra Muqtada al Sadr para evitar una reescalada de violencia

Actualizado: sábado, 9 febrero 2008 13:48

El alto el fuego ordenado por el religioso ha sido un factor determinante para disminuir la violencia en Bagdad

BRUSELAS, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -

El grupo de estudios sobre política exterior, International Crisis Group, analiza en su último informe el "dramático descenso" de la violencia en Irak --excepción hecha del atentado de la semana pasada que se cobró la vida de 99 personas en dos mercados de la capital-- es consecuencia directa de la declaración unilateral de alto el fuego promulgada por el clérigo chií, Muqtada al Sadr, a la postre líder de la milicia más importante de Irak, el Ejército del Mahdi; y advierte a Estados Unidos de que cualquier intento de socavar la autoridad de los saderistas "con un golpe mortal", desembocaría en "otra explosión de violencia" dentro del país.

El alto el fuego declarado en agosto de 2007 vino motivado por dos motivos: la presión ejercida por las autoridades iraquíes y por el mando estadounidense, y el creciente descontento de la propia base chií que conforma el electorado de su grupo político en el Parlamento. El grupo de expertos internacionales considera que, con todo, la situación es extremadamente frágil y podría ser revertida con facilidad, sumergiendo de nuevo al país en el caos, bajo la amenaza de una guerra civil.

La solución, para el grupo, consistiría en convertir la medida unilateral de Al Sadr en un "alto el fuego de caracter multilateral", bajo condiciones mucho más precisas, para conseguir finalmente que el movimiento pueda convertirse en un "actor político de plena legitimidad", según el documento del grupo.

ASCENSO CONTINUO

Los saderistas han exhibido un crecimiento continuo en 2006 y principios de 2007. A lo largo de ese período, se dedicaron a controlar nuevos territorios en Bagdad y sus alrededores, acumulando importantes recursos e infiltrando a muchos de sus miembros dentro de la Policía iraquí.

Durante los momentos más crudos del conflicto interno del país, los iraquíes "fueron testigos del lado más brutal y marrullero" de los saderistas. Sus milicias "cada vez más indisciplinadas y violentas", según ICG, empleaban "aberrantes asesinatos, robos y secuestros" como medidas habituales para controlar la zona.

Así, un número demasiado grande para determinar de milicianos que afirmaban ser miembros del Ejército del Mahdi ejecutaron a "incontables" iraquíes suníes, según estos guerrilleros en respuesta a los despiadados ataques de Al Qaeda en Irak, pero principalmente por "cuestiones confesionales", de acuerdo con ICG.

No obstante, los saderistas terminaron por ser víctimas de su propio éxito al aplicar estas técnicas; y si bien su movimiento creció en número, poder y alcance, también fue víctima de la falta de cohesión interna y de la falta de respaldo popular, motivando la aparición de grupos escindidos --poco más que bandas criminales---, y un fuerte sentimiento de oposición al movimiento del Al Sadr.

El aumento de la actividad estadounidense en la zona empeoró la situación del grupo de Al Sadr, debilitando su control sobre la capital y las ciudades más importantes del país hasta que, en agosto de 2007, comenzaron los enfrentamientos entre miembros del movimiento de Muqtada con su rival político-miliciano, el Consejo Supremo Islámico de Irak.

En respuesta y ese mismo mes, el clérigo anunció un alto el fuego de seis meses de duración, que se aplicaba tanto a su grupo como a cualquiera de sus partidarios. Con esta decisión, eliminaba el "velo de legitimidad" que respaldaba a las guerrillas aisladas, o a los ladrones que operaban bajo el supuesto permiso del religioso.

ÉXITO RELATIVO

El alto el fuego ha supuesto algo muy inusual en cualquier intento de pacificación por lo que a Irak se refiere: un éxito. Pero con matices. "Aún bienvenido, este respiro es ligeramente engañoso y excesivamente frágil", según ICG, que estima que la decisión de Al Sadr responde a una cuestión puramente estratégica: un cese de hostilidades contribuiría a restablecer su credibilidad y a permitirle reorganizar sus fuerzas.

A pesar de la aparente calma, los saderistas siguen siendo "extremadamente poderosos" en muchas regiones, y los milicianos de Al Sadr que han sido expulsados de Bagdad se encuentran ahora en las provincias del sur, aumentando las posibilidades de un nuevo enfrentamiento contra el Consejo Islámico, respaldado por EEUU.

Además, la impaciencia entre los saderistas sigue creciendo, ya que temen que la inactividad suponga una pérdida de poder y medios. Además, circula por las filas de Al Sadr la teoría conspiratoria de que EEUU y el Consejo Supremo Islámico están actuando juntos para debilitar al movimiento, y esperan impacientes el permiso de su líder para reanudar las hostilidades. Si bien el clérigo ha resistido la presión, "esta situación podría no durar mucho", de acuerdo con ICG.

Sus críticos lamentan la pasividad exhibida por Al Sadr, y han concluido que los costes de su estrategia actual son mucho más elevados que sus beneficios. Así, a principios de 2008, varios oficiales de las milicias comenzaron a pedir públicamente el reinicio de la ofensiva y el fin del alto el fuego, cuya fecha límite está señalada para finales de este mes.

La respuesta estadounidense es, para ICG, "comprensible, pero corta de miras", de acuerdo con el grupo de expertos. En general, el Ejército de EEUU sigue atacando y arrestando a partidarios saderistas, entre ellos algunos que no son miembros de las milicias; y están armando a grupos tribales en el sur encargados de mantener a raya cualquier brote de violencia que el Mahdi pudiera iniciar. Por ello, a pesar de la voluntad militar y la progresiva implicación del Ejército iraquí, esta actitud es poco recomendable porque las milicias del clérigo todavía controlan áreas claves de la capital, las principales ciudades del sur y sus bastiones en el país son "virtualmente inexpugnables".

"Aumentar la presión desencadenaría tanto la aparición de una resistencia saderista en Bagdad, y una guerra interna entre los chiíes del sur", advirtió el grupo.

Motivaciones de Muqtada aparte, la decisión del clérigo abre la posibilidad de una transformación "más genuina y duradera del movimiento". En estos meses, Al Sadr ha intentado deshacerse de los elementos más radicales de su grupo, y sus milicias son más disciplinadas y más respetables, mientras intenta alcanzar sus propósitos --principalmente, proteger la soberanía del país oponiéndose a cualquier modelo de ocupación-- a través de medios parlamentarios.

Para ICG, "el desafío consiste ahora en aprovechar las oportunidades actuales, transformando lo que por el momento es un ajuste técnico de Al Sadr en una política estratégica a largo plazo para que el Mahdi termine convirtiéndose en un actor político no violento", concluye el grupo.