Crónica O.Próximo.- Sin Sharon y sin Arafat Oriente Próximo se enfrenta a un futuro incierto

Actualizado: domingo, 15 enero 2006 19:45

El caos en los territorios palestinos aumentó tras la muerte de Arafat, y ahora se esperan las consecuencias del quiebro político en Israel JERUSALÉN, 15 Ene. (EP/AP) -

Tanto el ex presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, como el todavía primer ministro israelí, Ariel Sharon, en coma desde hace más de diez días, consiguieron lo impensable: Arafat reconoció al Estado de Israel y Sharon cedió la franja de Gaza. Sin embargo, con la muerte de Arafat y el estado de salud de Sharon, tanto israelíes como palestinos deben enfrentarse a una vida sin sus respectivos líderes históricos.

Arafat falleció el 11 de noviembre de 2004 en París, y Ariel Sharon se encuentra ingresado en un hospital de Jerusalén, donde permanece en coma desde que sufriera un importante derrame cerebral el pasado 4 de enero. Esta noche será sometido a una traqueotomía.

"Israel, al igual que los palestinos, se está quedando sin iconos, sin guerreros", afirmó el director del centro de estudios palestino Passi, Mahdi Abdul-Hadi.

Para los palestinos, la desaparición de su líder, tras semanas de incertidumbre sobre la causa de su enfermedad, coincidió con un aumento del caos, aunque algunos creen que le otorgó a la sociedad palestina más democracia. Arafat salió de la Mutaaka tras tres años de confinamiento obligado para recibir atención médica en Francia y no pudo volver vivo.

Para Israel, la incapacitación de Sharon podría hacer peligrar su agenda inconclusa de trazar las fronteras definitivas del Estado judío, después de la retirada de la franja de Gaza, especialmente si sus herederos son incapaces de repatriar a los colonos judíos afincados en Cisjordania.

Sharon sufrió a principios de año un derrame cerebral importante por el que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente varias veces y desde entonces se encuentra en un coma inducido. Los médicos retiraron anoche la sedación que le mantiene en tal estado y, a la vista de que no despierta, esta noche procederán a realizarle una traqueotomía. La mayoría de los israelíes creen que no volverá al poder.

Tanto Arafat como Sharon cambiaron la historia de una manera que algunos consideran irrepetible: el presidente palestino al reconocer el Estado de Israel en la década de 1990 y Sharon al retirarse de la franja de Gaza y construir una valla de seguridad entre Israel y Cisjordania, acabando definitivamente con el sueño de construir un gran Israel que incorporara los territorios árabes capturados.

Desde luego, Arafat y Sharon se odiaban mutuamente y poco tenían en común. Arafat murió en una fase de franca decadencia, sitiado por Israel, que lo acusó de tolerar el terrorismo.

Mientras, la caída de Sharon ocurrió en el momento culminante de su carrera: habría logrado evacuar la franja de Gaza y fundado un nuevo partido, el Kadima, que seguramente le habría deparado a los 77 años un tercer mandato en los comicios del 28 de marzo.

Algunos israelíes se niegan a comparar a los dos líderes. Cada uno es odiado tenazmente por la parte contraria y considerado un terrorista o un criminal de guerra. Pero nadie puede negar el drama interpretado por ellos y las pasiones que levantaron.

El funeral de Arafat provocó un enorme despliegue emocional y la enfermedad de Sharon sumió a los israelíes en una profunda preocupación.

"Nos pasamos las horas junto a la radio y nos dedicamos a rezar", afirmaba recientemente Yehuda Halili, parado frente al hospital de Sharon, acompañado de su esposa, tres hijas y un cartel de confección casera en el que desea lo mejor al primer ministro. "Desde el principio, ha representado al pueblo judío", agregó.

Sin embargo, algunos sostienen que el enorme simbolismo atribuido a Arafat, el revolucionario, y a Sharon, el militar, dificultó el proceso de paz en Oriente Próximo.

"Puede afirmarse que si se retira a estas personas con un enorme efecto emocional para la otra parte, aumentan las posibilidades de éxito de una negociación", sostuvo el director del Instituto de Medios de Comunicación Modernos de la Universidad Al-Quds de Jerusalén, Daoud Kuttab.