Crónica R.Unido.- Tony Blair pone fin a diez años de Gobierno en beneficio de su sempiterno aliado, Gordon Brown

Actualizado: miércoles, 27 junio 2007 22:39

Blair, cuyo mandato se ha visto marcado por la guerra de Irak, ha sido elegido enviado especial del Cuarteto para Oriente Próximo

LONDRES, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -

Tal como estaba previsto, y tras más de diez años al frente del Ejecutivo, Tony Blair hizo entrega hoy de su carta de dimisión formal a la Reina de Inglaterra, Isabel II. Poco más tarde, la soberana confirmó que Gordon Brown será el nuevo primer ministro británico. Para completar el círculo, y también cumpliendo previsiones, Blair fue nombrado esta tarde enviado especial para Oriente Próximo del Cuarteto internacional formado por Estados Unidos, ONU, Rusia y Unión Europea.

Tony Blair no hizo declaraciones a la prensa a su salida del Palacio de Buckingham. Quien sí lo hizo, a su manera, fue su esposa, Cherie Blair, quien gritó a los representantes de la prensa, con una amplia sonrisa: "No os vamos a extrañar".

El relevo se ha producido sin traumas políticos, ya que al no haber sido resultado de unas elecciones la Reina no se ha visto obligada a disolver el Parlamento. Todo quedó en una invitación a Palacio, una pregunta sobre si aceptaba el cargo y una mera ceremonia de 'kissing hands' ('besamanos').

A la salida, Gordon Brown declaró a la prensa que "habrá un nuevo Gobierno con nuevas prioridades". "He escuchado que se necesita un cambio y esta necesidad de cambio no puede ser afrontada con la vieja política", recalcó, citado por la BBC.

Horas después, la oficina de Brown anunció el relevo de la ministra de Asuntos Exteriores, Margaret Beckett, sin precisar el nombre de la persona que la sustituirá. También abandona el Ejecutivo la ministra de Salud Pública, Patricia Hewitt, a petición de ésta.

EL PRIMER MANDATO: BROWN Y ULSTER

Durante esta década, Tony Blair fue testigo y partícipe del proceso de paz en Irlanda del Norte, fomentó una de las más importantes reformas de la economía británica en los últimos años, liderada por el propio Brown, y se manifestó como un pilar fundamental de Estados Unidos en la ofensiva contra Irak y en la llamada "guerra contra el terrorismo".

Nacido el 6 de mayo de 1953 en Edimburgo, Blair ascendió rápidamente en el partido Laborista, en cuyas filas consiguió en 1983 un escaño en la Cámaras de los Comunes por Sedgefield. En 1994, tras la repentina muerte del entonces líder laborista, John Smith, Blair se alzó con la victoria en las elecciones a la presidencia del partido, desde la cual se ganó la calificación de "fundador del nuevo Laborismo".

En 1997, los laboristas recuperaron el poder después de 18 años fuera de él y Blair se convirtió, a sus 43 años, en el primer ministro británico más joven desde Lord Liverpool, en 1812.

Durante su primer mandato, Blair hizo de la política interior su principal prioridad, apoyado en su alto índice de simpatía entre los británicos, en buena medida obtenido gracias a la postura populista que adoptó tras la muerte de la respetada princesa Diana de Gales, frente al silencio de la Casa Real.

El "Nuevo Laborismo" comenzó a entrar en acción con rapidez. Blair comenzó a instaurar un programa de reformas constitucionales en las que se planteaba, por primera vez en muchos años, la posibilidad de garantizar referéndums para Escocia y País de Gales. Del mismo modo, se destinaron 42.000 millones de libras a las áreas de Educación y Sanidad.

La política económica del Reino Unido, sin embargo, siempre ha estado regida por el sempiterno ministro de Economía de Blair, Gordon Brown. Los mentideros políticos hablaron ya desde entonces del llamado 'Pacto de Granita', un acuerdo supuestamente firmado entre Blair y Brown tras la muerte de Smith en el restaurante del mismo nombre por el cual Brown apoyaría la candidatura de Blair para liderar al partido siempre y cuando éste se comprometiese a renunciar, cuando se considerase oportuno, en favor de Brown.

Brown, el sustituto de Blair al frente del partido, fue el responsable directo de la reforma económica más importante del Gobierno: la independencia del Banco de Inglaterra. La institución se vió libre así para establecer los tipos de interés sin verse interferida por el Gobierno.

Pero si hay un éxito atribuible a Blair en todos estos años es el proceso de paz de Irlanda del Norte. Con la inestimable ayuda de la entonces ministra para dicha región, Mo Mowlan, Blair logró, el 10 de abril de 1998 --tras casi dos años de negociaciones y con la mediación del entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton--, la firma del acuerdo de Viernes Santo en el castillo de Stormont.

En virtud del acuerdo, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) se comprometió a entregar las armas a cambio del establecimiento de una Asamblea Legislativa para Irlanda del Norte, de un gobierno autónomo que reuniera a protestantes y católicos --constituido hace pocas fechas-- y de la excarcelación de los milicianos pertenecientes a las organizaciones que respetaran el alto el fuego.

IRAK

Blair fue reelegido por mayoría absoluta en 2001, el mismo año de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York y del comienzo de la llamada "Guerra contra el terrorismo".

En este contexto, y entre fuertes acusaciones de las organizaciones de Derechos Humanos a las políticas antiterroristas de Blair, el Gobierno británico se reveló en 2003 como un firme aliado del presidente estadounidense, George W. Bush, en su ofensiva contra Irak, sobre todo con su encendido apoyo a la resolución 1441 de Naciones Unidas por la que se exhortaba al país árabe a destruir su presunto arsenal de Armas de Destrucción Masiva.

En abril de 2005, la BBC obtuvo una copia del informe jurídico emitido el 7 de marzo de 2003 --dos semanas antes de que una fuerza liderada por Estados Unidos, con el crucial respaldo de Tony Blair, lanzase el ataque contra Irak-- por el entonces fiscal general británico, Peter Goldsmith, en el que éste expresaba claramente sus dudas sobre la legalidad de la acción militar.

La filtración de este documento --solicitado en su momento por el propio Blair-- reavivó el debate en torno a la sinceridad del primer ministro en sus informaciones al Parlamento y al pueblo británico sobre la necesidad de la guerra. Cuatro años después, 152 soldados británicos han muerto en Irak, 116 de ellos en combate, según datos de la BBC.

Desde entonces, Blair se ha enrocado en la defensa de su intervención en Irak, pese al incremento de la presión de la población británica, especialmente intensa desde los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres.

En su última intervención ante la Cámara de los Comunes, Tony Blair lamentó hoy las últimas muertes de soldados británicos en Irak y Afganistán. "Sé que algunos pueden pensar que se enfrentan a estos peligros en vano, yo no lo pienso así y nunca lo pensaré. Creo que están luchando por la seguridad de este país y del mundo contra personas que destruirían nuestra manera de vida", explicó. "Sea cual sea la opinión que la gente adopte respecto a mis decisiones, creo que hay sólo una manera de verlo: son las más valientes y las mejores", añadió.

ORIENTE PRÓXIMO

En estas circunstancias, el Cuarteto internacional para Oriente Próximo confirmó hoy la designación de Tony Blair como enviado especial para la región. Se temía que Rusia se opusiera al nombramiento de Blair, pero al final acabó cediendo.

Poco antes, Blair aseguró ante los Comunes que es posible encontrar "una solución" para los problemas de Oriente Próximo y afirmó que "la absoluta prioridad es intentar hacer efectivo lo que actualmente es de consenso en la comunidad internacional, que la única forma de llevar la estabilidad y la paz a Oriente Próximo es la solución de dos Estados".

Como era de esperar, uno de los primeros mandatarios en felicitarle fue Bush, quien definió a Blair como un "líder visionario" que "se mantiene firme en sus creencias y mantiene con coraje sus convicciones".