El 'Doctor muerte' nazi falleció en El Cairo en 1992

Actualizado: jueves, 5 febrero 2009 10:01


BERLÍN, 5 Feb. (Reuters/EP) -

El criminal nazi Aribert Heim, conocido como el 'Doctor Muerte', falleció en El Cairo en 1992 después de convertirse al Islam, según aseguró ayer la televisión alemana ZDF, que con estas informaciones desmiente que aún siga con vida.

Durante una investigación conjunta con el diario estadounidense 'New York Times', que publicará en su edición de hoy todos los detalles, la cadena alemana descubrió que Heim pasó sus últimas tres décadas en El Cairo, donde adoptó el nombre de Tarek Farid Husein en la década de los ochenta.

El 'Doctor Muerte' llevaba desaparecido desde que escapó de la Policía de Alemania Occidental cuando ésta trataba de buscarle por su participación en el fallecimiento de centenares de personas retenidas en el campo de concentración de Mauthausen, en Austria. Allí, inyectó a los detenidos toxinas en el corazón y como médico de las SS extraía los órganos de las víctimas sin anestesia. Incluso utilizaba la calavera de un hombre al que había decapitado como pisapapeles.

Desde su desaparición, se habían levantado todo tipo de especulaciones y se desconocía si Heim seguía o no con vida. Al parecer, murió el 10 de agosto de 1992, a los 78 años de edad, como consecuencia de un cáncer de recto que le obligó a operarse en 1990. El propio hijo del criminal, Ruediger Heim, afirmó que había atendido a su padre durante varios meses tras esta intervención.

EN UN CEMENTERIO POBRE

Heim sobrevivió las décadas que permaneció en Egipto gracias al dinero que su hermana le enviaba periódicamente. Este capital procedía del alquiler de una vivienda que pertenecía al 'Doctor Muerte', a quien anteriores informaciones situaban escondido en el sur de Chile.

Heim había logrado ocultar su identidad hasta tal punto que ni sus amigos en El Cairo conocían su oscuro pasado. Aunque pidió que su cuerpo fuese donado a la ciencia tras su muerte, esto no se llevo a cabo por motivos religiosos y sus restos se depositaron inicialmente en un cementerio pobre próximo a la parte vieja de la capital egipcia. Este tipo de nichos se renuevan cada pocos años, por lo que se complica la posibilidad de encontrar sus restos.