El gobernador de Xinjiang dice que los islamistas buscan prohibir reírse y llorar

Actualizado: lunes, 7 abril 2014 12:14

Insta a los habitantes de la región a eliminar "el tumor de extremismo religioso"

PEKÍN, 7 Abr. (Reuters/EP) -

El gobernador de la región de Xinjiang ha afirmado este lunes que los milicianos islamistas que operan en esta región del oeste de China están intentando prohibir reírse en las bodas y llorar en los funerales, al tiempo que ha llamado a los habitantes a arrancar el "tumor" del extremismo.

Xinjiang ha sido escenario de violencia en los últimos años, que el Gobierno atribuye a islamistas y separatistas. Exiliados y muchos grupos de defensa de los Derechos Humanos aseguran que la verdadera causa de la inestabilidad son las políticas de firmeza de Pekín, incluidas restricciones al Islam y la cultura y el idioma de los uighures, la población musulmana autóctona de Xinjiang.

En un artículo en el diario oficial 'Xinjiang Daily', el gobernador, Nur Bekri, afirma que los actos de terrorismo han sido posibles porque los extremistas se han aprovechado de la fe de la gente, especialmente "los jóvenes que han visto poco mundo".

"Para incitar el fanatismo y controlar a los creyentes, los extremistas religiosos han distorsionado flagrantemente las enseñanzas religiosas, inventando herejías como que 'los mártires yihadistas van al cielo', 'matar a un pagano vale diez años de piedad' y 'uno consegue lo que quiere en el cielo'", afirma el gobernador.

"Usan esto para confundir a los creyentes en lo que ellos creen que es la 'yihad' en la forma de ataques terroristas suicidas u otro tipo de violencia", denuncia Bekri. Las personas que no siguen estas directrices de los islamistas son acusadas de "traidores" y de "escoria", añade.

Los uighures han seguido tradicionalmente una variante moderada del Islam, pero muchos han comenzado a adoptar prácticas que se suelen ver en Arabia Saudí o Pakistán, como mujeres con la cara cubierta, a medida que China ha ido intensificando la represión en los últimos años.

Bekri, él mismo un uighur, acusa a los milicianos de ignorar las propias tradiciones de la región y de querer imponer una sociedad teocrática estricta.

"Promueven la prohibición de ver la televisión, escuchar la radio, leer periódicos, cantar y bailar, no permitir reírse en las bodas ni llorar en los funerales", asegura. "Obligan a los hombres a dejarse crecer la barba y a las mujeres a vestir el burka", denuncia.

En su artículo, Bekri señala que los extremistas también reclaman que no solo los alimentos, sino también los cosméticos, las medicinas y las ropas sean 'halal', y promueven la idea de que los subsidio del gobierno para vivienda no son 'halal' y deben evitarse. "Eliminemos resueltamente el tumor del extremismo religioso", reclama para terminar.

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