NUEVA YORK, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
A pesar de los "preocupantes incidentes" ocurridos en el sur de Líbano donde hace tres años tropas israelíes y milicianos de Hezbolá protagonizaron un duro enfrentamiento, hablar de "una nueva guerra" es alarmista, declaró este martes el Coordinador Especial de la ONU para Líbano, Michael Williams.
No obstante Williams recordó la necesidad de que tanto Israel como Líbano pongan de su parte para que el cese de las hostilidades se convierta en un "alto el fuego permanente", expresó el diplomático de Naciones Unidas.
"El secretario general (Ban Ki Moon) condena cualquier violación a la resolución 1701, tanto si se trata del lanzamiento de cohetes como de violaciones vía mar tierra o aire", declaró Williams ante los periodistas tras informar al Consejo de Seguridad de los últimos avances en la materia, según informaciones del centro de noticias de la ONU.
La resolución 1701 adoptada por el Consejo en agosto de 2006 y que puso punto y final a la Segunda Guerra de Líbano, hace un llamamiento al cese de las hostilidades entre Israel y el partido-milicia libanés Hezbolá y el fin de las actividades de contrabando.
A pesar de estos capítulos ocasionales, "el cese de las hostilidades se ha respetado bastante", dijo Williams quien aseguró que parte de este éxito se debe a las fuerzas de paz en el Sector Este de la misión de la ONU en el Líbano (UNIFIL), además del esfuerzo adoptado por las dos partes en conflicto".
"Hasta donde mi conocimiento alcanza, probablemente no hay ningún país en el mundo--probablemente esté equivocado-- que sea sujeto de un régimen intrusivo de vigilancia aérea (como lo es Líbano)", anotó. "Ahora también hay más cosas, como el descubrimiento de los dispositivos de escucha que con casi total seguridad puedo afirmar que pertenecen a Israel. ¿Estamos ante violaciones? Si, por supuesto, todo ello supone el incumplimiento de lo expuesto en la resolución", agregó.
Sin embargo, la semana pasada las autoridades hebrea denunciaron que la Armada había detenido un barco que transportaba presuntamente medio millar de toneladas de armas desde Irán al ala militar de Hezbolá, una información que posteriormente fue rechazada por las autoridades sirias.
