"Las madres venían y daban a luz en el suelo"

Tribuna Abierta Europa Press
Hospital quemado en Leer (MSF)
Foto: MSF
  
Actualizado: sábado, 5 julio 2014 11:15

MADRID, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -

   El hospital de MSF en Leer, en Sudán del Sur, fue destruido por asaltantes desconocidos hace cuatro meses. La coordinadora de proyecto de MSF Sarah Maynard describe la devastación que ha presenciado al regresar y los esfuerzos de su equipo para volver a poner en marcha los servicios.

   "Yo había estado trabajando en el hospital de Leer desde septiembre. El lugar estaba siempre atareado, con cientos de pacientes, cuidadores y visitantes cada día. Unas 270.000 personas dependían de nosotros para la atención médica. Teníamos la única instalación quirúrgica en el estado de Unidad (sur).

   Después de que comenzó el conflicto en diciembre, conseguimos seguir funcionando, pero a medida que la línea de frente se acercaba, el equipo internacional fue evacuado en enero, dejando al personal local al frente del hospital. Cuando nos fuimos, ni por un minuto nos imaginamos el nivel de destrucción que encontraríamos después.

   Cuando volví al hospital en febrero, los primeros momentos fueron realmente de 'shock'; el lugar en el que yo había pasado todo mi tiempo y donde el equipo había estado tan atareado, día y noche, estaba completamente destruido, quemado y saqueado.

   Lo que más me impresionó fue la ausencia de vida y movimiento: nunca había visto el hospital sin pacientes, sin persona, sin ruido, ni siquiera bebés llorando: Algunas partes del hospital habían quedado tan seriamente destruidas que apenas podía reconocerlas. Todas las camas habían sido saqueadas. Tuvimos que revolver entre las pilas de material quirúrgico dañado para encontrar el quirófano, donde vimos viales rotos y suministros por todo el suelo. Una de las mesas de operación había sido quemada, la otra esta dañada.

EL MATERIAL, SAQUEADO O DESTRUIDO

Hospital quemado en Leer (MSF)

   En las tiendas y salas de almacenaje, todo nuestro material --suministros de varios meses-- había desaparecido o estaba destruido: todas las medicinas, vendas, vacunas, alimentos terapéuticos y pruebas de laboratorio habían sido quemadas, saqueadas o esparcidas por el suelo, junto con los informes de los pacientes y material médico dañado.

   Pudimos hablar con nuestro personal sursudanes que había huído a los bosques. Lo que me contaron era horrible: habían estado viviendo aterrados por sus vidas y, aunque el equipo había conseguido evacuar a algunos pacientes quirúrgicos y llevarse algunos suministros con ellos para establecer "clínicas", no había otra atención médica, apenas comida ni agua potable.

   A medida que la gente comenzó a volver a la localidad, reanudamos algunas actividades en mayo. Estaba claro que las necesidades médicas eran enormes, y no había otra atención sanitaria en millas. También estaba claro que iba a ser extremadamente difícil comenzar a funcionar de nuevo en un hospital quemado.

   Había decenas de personas esperando en silencio en los bancos en el departamento de consultas externas; algunos había ido incluso a dormir al hospital, esperando que les ingresáramos directamente.

NO PODÍAMOS OFRECER NUESTROS SERVICIOS

Hospital quemado en Leer (MSF)

   Era extremadamente difícil explicar que no podíamos ofrecer todos nuestros servicios porque no teníamos medicinas, ni material, ni manera de tratarles adecaudamente. Pero aún así la gente seguía viniendo, muchos con enfermedades directamente relacionadas con vivir en los bosques como malaria, diarrea acuosa aguda e infecciones en el tracto respiratorio.

   Al principio, el equipo médico se sentaba en el suelo a realizar las consultas ya que no teníamos un solo mueble, ni una silla ni una mesa. Hicimos un estudio de nutrición, con resultados alarmantes, y comenzamos un programa de alimentación para los niños menores de cinco años gravemente desnutridos. Cientos de madres traían a sus hijos a pesar y medir. Recuerdo que pensé que podríamos ingresar a hasta 500 niños al final de la primera semana. Al final fueron 900.

   Fuimos limpiando poco a poco: primero intentando deshacernos de los murciélagos que habían tomado como residencia el hospital, luego limpiando las medicinas, viales y material roto por los suelos, a continuación intentando conseguir electricidad y agua corriente de nuevo.

   Encontramos un agujero de bala en una de nuestras tuberías de agua, y el panel de control de la bomba de agua había sido arrancado de la pared. Mientras tanto, el equipo llevaba agua en latas desde el pozo. Fue un gran día cuando nuestro equipo de logistas consiguió que volviera a haber agua corriente de nuevo.

CADA DÍA DE LIMPIEZA FUE UN DÍA SIN PACIENTES

Hospital quemado en Leer (MSF)

   Pero cada día que costó la limpieza y recolocar los suministros fue un día que no pudimos ingresar a los pacientes más enfermos. Aunque no teníamos un paritorio, las madres venían y daban a luz en el suelo, queriendo estar al menos lo más cerca posible de los equipos médicos.

   Un día un miembro del personal detectó un cadáver en el suelo frente al hospital. Era un hombre al que habíamos visto en el departamento de consultas externas que posiblemente tenía tuberculosis. No podíamos ingresarle, pero él se quedó frente a la puerta del hospital porque aún así quería nuestra ayuda. No tenía a nadie que le cuidara y murió bajo un árbol junto a la puerta.

   Hemos hecho muchos progresos desde entonces. Estamos ofreciendo servicios médicos en el hospital desde hace ocho semanas y vemos a casi 1.300 pacientes cada semana. El ala de hospitalización ha reabierto, aunque los pacientes están en colchones en el suelo ya que no tenemos camas.

   Hemos incluido a más de 2.500 niños gravemente malnuridos en nuestro programa de alimentación y algunos ya han sido dados de alta, tras haber llegado a su peso. Estamos usando más de 800 kilos de comida terapéutica cada día, la caul tiene que ser traída por aire para reemplazar los suministros saqueados. El ala de maternidad abrió oficialmente la semana pasada, así que las madres puedan ahora dar a luz en un paritorio en lugar del suelo.

   Todavía seguimos limpiando el hospital. Cuando paso por las partes quemadas del hospital, intento no mirar demasiado. Es demasiado triste pensar en todas las personas que pasaron sin atención sanitaria tantos meses después de la destrucción. Ahora, quiero concentrarme en las partes donde la vida ha vuelto, con ruido, movimiento y vidas que se salvan.