BAGDAD, 17 May. (Reuters/EP) -
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, encabezando una ofensiva en el norte del país contra Al Qaeda, ofreció ayer dinero y que no se presenten cargos judiciales a aquellos milicianos que abandonen las armas en un plazo de diez días.
Al Maliki hizo la oferta de amnistía en Mosul, en el norte del país, donde ha estado supervisando una campaña que busca dar un duro revés a Al Qaeda en esta ciudad y en la provincia de Nínive. Muchos milicianos de Al Qaeda se han reagrupado en esta provincia tras ser repelidos fuera de Bagdad y otras zonas. El Ejército estadounidense afirma que Mosul es el último gran bastión urbano de Al Qaeda en Irak.
"Hemos decidido conceder una amnistía a aquellos que entraron en los grupos armados con la condición de que entreguen sus armas pesadas y medianas a las fuerzas de seguridad", afirmó Al Maliki en una declaración. Aunque no dio más detalles, parece referirse a granadas propulsadas por cohetes y morteros. La legislación iraquí permite que en cada hogar haya un fusil de asalto AK-47.
Asimismo, dijo que aquellos que entreguen sus armas recibirán una suma de dinero de recompensa, si bien no precisó a cuánto asciende esa cantidad. Además, en un intento por limitar el alcance de la amnistía, dijo que ésta sólo se aplicará a "aquellos que no cometieron delitos contra civiles o tienen sus manos manchadas de sangre".
Esta operación "logrará sus objetivos: imponer la ley, preservar el orden, salvar (Mosul) del mal de los grupos terroristas y de los reductos del antiguo régimen", aseveró el primer ministro, que llegó a Mosul el miércoles y no se sabe cuánto tiempo permanecerá en esta ciudad.
El Ejército estadounidense asegura que la campaña en Mosul, que comenzó el sábado pasado, fue planeada por los iraquíes y que son éstos quienes la están dirigiendo, si bien indicó que está apoyada de cerca por unidades norteamericanas.
