KABUL, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
Afganistán se ve afectado mensualmente por más de 600 casos de terrorismo o de violencia vinculada a la insurgencia, un incremento de más de cuatro veces en relación al 2005, indicó un informe divulgado el domingo.
El informe fue difundido mientras se anunciaba que más de 20 guerrilleros talibán murieron en combates en el este de Afganistán, entre ellos ocho extranjeros cuyos restos fueron trasladados a Pakistán.
El informe de la Junta Directiva de Supervisión y Coordinación, que consta de representantes de la comunidad internacional y de Afganistán, indicó que este país sufrió más de 600 incidentes violentos por mes hasta fines de septiembre, tras ser de unos 300 al mes al concluir marzo de este año.
En el 2005, ocurrían en Afganistán unos 130 incidentes de violencia mensuales, señaló el informe. Añadió que la insurgencia ha matado a más de 3.700 personas en el 2006.
De acuerdo al estudio, la creciente violencia "amenaza con revertir algunos de los logros hechos en el pasado reciente". Uno de los resultados ha sido "la parcial o total retirada de agencias internacionales en varias de las provincias más afectadas".
Mientras, en el este de Afganistán, el general Murad Ali, subcomandante del Ejército afgano en la provincia Paktika, dijo que 20 cadáveres de miembros de la milicia talibán fueron hallados en el distrito de Bermel, tras una serie de combates.
Dos camiones que transportaban guerrilleros talibán fueron bombardeados desde el aire o por fuego de artillería en el distrito Bermel, dijo el general.
Añadió que cuatro soldados de la OTAN y tres afganos resultaron heridos en las escaramuzas.
Sin embargo, el mayor Luke Knitting, portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia de Seguridad de la OTAN, dijo que no estaba al tanto de que soldados de la organización hubieran sufrido heridas graves.
Abdul Baqi Nuristani, jefe de la Policía provincial, dijo que sólo 25 rebeldes murieron en el distrito de Bermel en los dos últimos días. Añadió que tres afganos y tres soldados de la OTAN fueron heridos en lo que calificó de "una batalla muy grande". Ali señaló que patriarcas tribales se llevaron los cadáveres de ocho combatientes paquistaníes a fin de enterrarlos del otro lado de la frontera.
