MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Miles de personas han salido a las calles de Abiyán este domingo para recibir al presidente marfileño, Alassane Ouattara, en su regreso al país tras un mes hospitalizado en Francia, donde se sometió a una intervención para aliviar el dolor provocado por una ciática.
La Policía marfileña ha cifrado en 150.000 el número de participantes en el recibimiento, mientras que las autoridades instalaron pantallas gigantes en varios barrios de la ciudad para retransmitir la llegada de Ouatarra y su discurso.
El presidente ha dado las gracias a todos los que le han apoyado durante su convalecencia y ha puesto fin a su discurso haciendo con sus dedos el signo de la victoria, según ha informado la emisora Radio France Internationale.
El presidente, de 72 años, salió del hospital esta semana para seguir su recuperación en su residencia parisina. El presidente del Parlamento marfileño, Guillaume Soro, indicó en un comunicado el miércoles que se ha reunido con Ouattara y que éste está "bien".
La ausencia de la vida política diaria del normalmente muy presente Ouattara ha fomentado los rumores en Costa de Marfil de que su estado de salud es más serio de lo que oficialmente se ha informado, generando preocupación sobre una posible batalla por la sucesión.
Costa de Marfil todavía está recuperándose de la ola de violencia que siguió a las elecciones presidenciales de noviembre de 2010 porque tanto el entonces presidente, Laurent Gbagbo, como Ouattara, entonces líder opositor, reivindicaron su victoria.
Durante cinco meses, los partidarios de Gbagbo y Ouattara se enfrentaron en las calles de Abiyán y otras localidades del país, dejando al menos 3.000 muertos, 32 desaparecidos y 500 detenidos de forma arbitraria.
Finalmente, Gbagbo fue detenido y trasladado a La Haya en abril de 2011 para ser procesado por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por cuatro cargos de crímenes de lesa humanidad, entre ellos violaciones, asesinatos y persecuciones dirigidas contra partidarios de Ouattara.
Ouattara, considerado el legítimo ganador de las elecciones presidenciales por la comunidad internacional, fue proclamado jefe de Estado y desde entonces trata de promover la reconciliación nacional. Sin embargo, los partidarios de Gbagbo han denunciado una persecución política.
