CHISINAU, 28 Nov. (Reuters/EP) -
Moldavia celebra sus terceras elecciones parlamentarias en poco más de año y medio, con la población completamente hastiada por el inmovilismo político demostrado desde el Gobierno.
Estos comicios representan un nuevo intento para desbloquear la crisis política que ha dejado el país sin presidente "a tiempo completo" desde mediados de 2009. Además, queda por dilucidar si el país elige como "mecenas" a Rusia o a la Unión Europea, representada en la vecina Rumanía.
Moldavia es uno de los países más pobres del continente, con un salario medio mensual que no rebasa los 200 euros. La permanentemente precaria situación económica ha llevado al actual líder de la coalición de Gobierno, la Alianza por la Integración Europea, a abogar desde hace años por un acercamiento a las instituciones europeas.
La estrategia de la Alianza consiste en desarrollar una mejora inmediata de las infraestructuras y del sistema de Gobierno a través de la ayuda exterior. Espera conseguir, con ello, un resultado demostrable ante la Unión Europea para que se considere su petición de acceso.
Para el primer ministro, Vlad Filat, "la única oportunidad real de Moldavia pasa por proseguir con las reformas que han comenzado, auspiciadas por sus socios en el exterior: la UE, Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial". Cualquier otra opción supone, a su juicio, "un retorno al pasado".
Rusia, no obstante, espera la ascendencia de una coalición de centro izquierda, con los Comunistas moldavos como pilar básico más afín a los intereses de Moscú. A pesar de que Moldavia comparte con Rusia una relación comercial por el gas, el Kremlin no perdona "ofensas" como la conmemoración del llamado Día de la Ocupación Soviética, instaurado por el presidente en funciones Mihai Ghimpu. Moscú respondió con restricciones.
Las encuestas son poco fiables y hacen casi imposible aventurar un resultado. El pasado mes de septiembre, la Alianza parecía arrasar en el referéndum sobre si designar al presidente del país a través de elecciones directas pero, en última instancia, el plebiscito resultó ser un fracaso por la baja participación.
En cualquier caso, los analistas consideran que las elecciones no modificarán la actual disposición de los partidos, y no creen que estos comicios hagan nada por impedir el bloqueo político.
