MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo sudafricano Desmond Tutu y el ex presidente de República Checa Václav Havel han instado a las autoridades chinas a liberar al último premio Nobel de la Paz, el disidente chino Liu Xiaobo, para que pueda asistir a la ceremonia de entrega de los galardones de la prestigiosa academia noruega, que se celebrará el próximo 10 de diciembre en Oslo.
"El señor Liu es un triste emblema de la intolerancia del Gobierno chino a las expresiones individuales", escribieron Tutu y Havel en un artículo elaborado de forma conjunta y publicado en el diario 'The Observer', en el que advierten al gigante asiático de que se arriesga a perder su credibilidad como potencia mundial si continúa con su política de ataque a los Derechos Humanos.
En este sentido, tanto el premio Nobel de la Paz sudafricano (1984) como el Príncipe de Asturias (1997) y Medalla de la Libertad (1994) checo, criticaron la "extrema sensibilidad" de las autoridades chinas ante cualquier tipo de crítica, así como su "mimo" a regímenes dictatoriales en todo el mundo.
"Su apoyo a regímenes abusivos y la fuerza brutal con la que aplasta la disidencia dentro de sus fronteras demuestra que será necesaria una reforma sustancial si China pretende ser vista como un verdadero líder en la comunidad internacional", indicaron.
En este contexto, ambos humanistas subrayaron que con la entrega del Nobel de la Paz a Liu, China "tiene una oportunidad única de trazar un nuevo rumbo como líder mundial, abarcando sus obligaciones de promoción y protección de los Derechos Humanos", según informó la cadena británica BBC.
"El primer paso debe ser la liberación incondicional de Liu Xiaobo y de su mujer, Liu Xiam antes de la ceremonia de entrega de los Premios Nobel, el próximo viernes", agregaron Tutu y Havel, en referencia a la esposa del disidente, quien permanece en arresto domiciliario a causa de la concesión del galardón.
China ha hecho varios desaires a ministros noruegos por la concesión del galardón a Liu, que cumple una pena de once años de cárcel por subversión por defender la necesidad de realizar reformas democráticas y poner fin al monopolio del poder por parte del Partido Comunista de China. Además, ha presionado a diplomáticos extranjeros para que no asistan a la ceremonia de entrega de los premios en Oslo.
